Duró poco el aguante para Boudou

Duró poco el aguante para Boudou

Si bien organizaron un, más bien discreto, recibimiento al vicepresidente en Comodoro Py, pasadas las 14, levantaron las banderas y paulatinamente se fueron retirando.


Unos dos centenares de militantes alentaron desde la mañana del lunes y durante algunas horas al vicepresidente Amado Boudou, apostados en la avenida Comodoro Py frente a los tribunales federales de Retiro, aunque por la tarde bajaron sus banderas en silencio y emprendieron la retirada del lugar, medio despistados y sin aclarar adónde se dirigían.

Los manifestantes de la agrupación ultrakirchnerista La Cámpora, así como del Peronismo Militante y un tercer grupo solo identificado con pancartas anaranjadas del partido bonaerense de Berazategui desaparecieron del tramo de asfalto que ocupaban y treparon a los micros en los que habían llegado. Mientras tanto, un grupo de operarios desmontó el escenario y la pantalla gigante que a la mañana habían armado sobre la avenida y nunca fueron usados.

Más temprano, hacia media mañana, los manifestantes se habían hecho presentes en la avenida Comodoro Py al 2000 y desplegaron sus pancartas y banderas, en medio de unos pocos gritos tímidos, aunque muchos se colocaron con paciencia a formar cola en el kiosquito de la señora que habitualmente vende mate cocido frente a los Tribunales.

En tanto, en la otra mano de Comodoro Py apareció fugazmente una furgoneta y en su caja llevaba un hombre disfrazado de presidiario, con el típico traje a rayas de los convictos de otras épocas y un cartel que rezaba: “Cárcel para Boudou”.

El vicepresidente arribó al lugar pasadas las 11 y dio un paseo entre la gente, contestando los gritos de aliento con los puños cerrados y alzando los brazos en señal de reciprocidad, a la vez que aplaudía y saludaba con la mano a los adeptos.

Sin embargo, cuando Boudou ingresó al hall de la sede judicial pudo percatarse de inmediato del cambio de clima y debió afrontar los gritos de “ladrón, ladrón!” que le espetaron dos personas, ante lo cual los custodios le llevaron casi en volandas y lo zambulleron en el ascensor rumbo al tercer piso.

Luego, con la sensación de que habían ido a cumplir con un trámite y ya sin nada que hacer, los militantes sacudieron la mística y se fueron despacito hacia los micros estacionados en la zona de Retiro.

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