La noche está cayendo y solo resta la declaración del último testigo del día, ni más ni menos que, el ex legislador Milcíades Peña, familiar de una víctima de Cromañón y miembro de la Sala Acusadora que propuso el juicio político a Aníbal Ibarra.
Peña es recordado por su manifiesto enfrentamiento con Ibarra así que se esperan duras palabras en su testimonio.
Previamente al testimonio de Peña estuvieron, en el correr de la tarde, Vicente Carluccio y Carlos Soloaga. Tanto el primero, jefe de Departamento Desastres del SAME, como el segundo, director Operativo Same, sostuvieron en sus declaraciones que "la evaluación de la actuación del sistema de emergencias de aquellas noche fue la adecuada".
Carluccio fue el primero de los dos en declarar. Su testimonio no fue el más nutritivo respecto de la actuación del SAME aquel día, varias veces tuvo como respuesta "lo desconozco". Sin embargo, es cierto que el testigo había manifestado que aquel día "no estuvo en lugar del hecho"
Los familiares estaban visiblemente molestos por las respuestas del testigos, murmuraban, se movían pero no insultaban. Todo esta impotencia sumada al hecho de que el fiscal Enríquez interrogaba al testigo sobre detalles muy puntuales que él no respondía.
El clima durante la declaración de Carluccio no fue el mejor, pero el confuso testigo de la acusación llego a explicar las funciones de su "unipersonal" departamento, de los alcances del mismo y de su participación desde el centro de recepción de llamados en el SAME.
Soloaga, en cambio, fue muy preciso al declarar su participación aquel fatídico día: "Llegué 23.20 al lugar y como primer funcionario en llegar al lugar tomé el mando de la situación", relató.
"En un principio fue un caos, reconozco que se llevaban los cadáveres en patrulleros y ambulancias pero, con el correr de los minutos pudimos establecer las prioridades y mejoró la situación" (acto fallido del testigo ‘afortunadamente nadie más salió lastimado’, pero el se refería a que la gente que auxiliaba ya no se violentaba con ellos que estaban trabajando-)", dijo.
El ex funcionario manifestó que el sistema "nunca fue colapsado", que se llevó adelante el mejor operativo posible, que las ambulancias tenían oxígeno para reponer y que cuando un hospital avisaba que estaba saturado se derivaba hacia otros nosocomios, incluso hacia hospitales fuera de la Capital.
Sobre las listas de víctimas el funcionario explicó que: "Las ambulancias intentan identificar a las personas heridas o muertas y lo entregan en el hospital cuando dejan el cuerpo. Son ellos quienes se quedan con los datos".
ALIVIAR LA PRESIÓN SOBRE LOS TESTIGOS
Durante la declaración de ambos, los fiscales y algún que otro miembros de la Sala Juzgadora debieron ser llamados al orden por el juez Maier, es más, la diputada Florencia Polimeni debió "llamar a la calma" a aquellos miembros de la acusación que atosigaban a los testigos.
En un momento de la declaración de Soloaga, Enríquez sugirió que el testigo podría estar leyendo lo que decía ya que el funcionario miraba hacia abajo. Ésta sugerencia sacó de su lugar al testigo, quien visiblemente ofuscado, colorado de la bronca comenzó a mostrar uno por uno los papeles que tenía en el escritorio diciendo a la par lo que eran y, ninguno era un ayuda memoria.
Notablemente cansado, luego de más de una hora veinte de exposición, el testigo se retiró.