Las PASO se mantienen para 2019

Las PASO se mantienen para 2019

La crisis política y los enormes problemas del oficialismo para conseguir números en el Congreso desterraron la idea de una reforma electoral que elimine las PASO.


Jaime Durán Barba recomienda a sus clientes no dar las batallas que no se puedan ganar. Así fue como le ahorró a Mauricio Macri una derrota en las presidenciales de 2011, cuando Cristina Fernández de Kirchner arrasó con más de la mitad de los votos mientras que el líder del Pro se refugiaba en la Ciudad de Buenos Aires, allanando el camino para su triunfo nacional cuatro años más tarde. El 2019 será un año complicado para el gurú ecuatoriano: el oficialismo no podrá esquivar esta vez una contienda electoral en la que los pronósticos le resultan, en el mejor de los casos, esquivos.

La estrategia de atomizar a la oposición para abrirse un camino hacia el triunfo conservando el núcleo duro de votantes de 2017 no está dando resultados. Hoy el escenario muestra un peronismo que avanza, con más resignación que voluntad, hacia una candidatura unificada; mientras que al interior de la alianza Cambiemos se aprecian fisuras que amenazan a la integridad de la coalición de gobierno de cara a los comicios del año que viene.

La crisis política y los enormes problemas del oficialismo para conseguir números en el Congreso desterraron la idea de una reforma electoral que elimine las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Ese era el plan A desde un primer momento, que fue ganando fuerza a medida que aparecían nuevos problemas en el horizonte del Gobierno. Saltearse las PASO no solamente le restaba una herramienta a la oposición para dirimir sus diferencias, también le brindaba al oficialismo dos meses y medio extra para dejar atrás lo peor de la recesión y esperar algún brote verde del que aferrarse a la hora de salir a buscar sufragios. Esta semana, la publicación del calendario electoral, con internas incluidas, echa por tierra esa hipótesis. Todavía podría modificarse el esquema por ley, pero los operadores parlamentarios de Cambiemos ya avisaron a la Casa Rosada que una iniciativa así estaría condenada al fracaso.

No solamente se resisten a una reforma en ese sentido todos los sectores del peronismo; también los radicales, socios del Gobierno, quieren conservar las PASO, a las que ven como una excelente posibilidad de ganarle protagonismo al Pro hacia el interior de Cambiemos. Ciertos dirigentes de primera línea de la UCR incluso creen que una precandidatura presidencial de Martín Lousteau puede ser competitiva si el Presidente sigue dejando popularidad por el camino. El próximo domingo, cuando se cumplan 35 años de las elecciones presidenciales de 1983 que llevaron a Raúl Alfonsín a la Casa Rosada, el exembajador ante los Estados Unidos será protagonista del acto de homenaje que se llevará a cabo en el Centro Cultural Recoleta, en un gesto que algunos boinablancas imaginan como un virtual lanzamiento de campaña, aunque el propio Lousteau no decidió todavía si competirá por la presidencia, la jefatura porteña, una banca en el Senado o si dejará pasar el turno.

Debate de candidatos. Será obligatorio y volverá a estar en manos de la ONG que lo organizaba.

Ofertas no le faltan. Otros radicales, ya distanciados definitivamente del núcleo de Cambiemos, lo imaginan encabezando una boleta presidencial. Se trata del sector que tiene como principal referente a Ricardo Alfonsín, que probablemente busque la gobernación bonaerense, animado por encuestas que lo muestran en niveles de popularidad similares a los de María Eugenia Vidal. Dentro de ese armado confluirían el socialismo santafesino, Margarita Stolbizer y lo que queda de Libres del Sur. Sergio Massa, que sigue perdiendo alfiles mientras cambia de estrategia electoral dos veces por semana, se sacó una foto con ellos el lunes pasado. El salteño Juan Manuel Urtubey también tiene diálogo fluido con algunos armadores de ese espacio. El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, sugirió otros nombres que podrían sumarse: desde el cordobés Juan Schiaretti hasta la mismísima Elisa Carrió, en lo que sería un reboot del Frente Progresista que llevó a Hermes Binner al segundo puesto de la presidencial en 2011.

Mientras tanto, el peronismo ordena sus melones andando. Las PASO en el horizonte y las encuestas ayudan. En los últimos días abandonaron el Frente Renovador media docena de diputados que se cansaron de las idas y venidas de Massa. Encabezados por Felipe Solá, adoptaron una nueva nomenclatura, Red por Argentina, y se acercaron al Movimiento Evita y a la diputada Victoria Donda, otra dirigente que en su momento abandonó el kirchnerismo y hoy vuelve a mostrarse dispuesta a reconstruir puentes. Menos viralizadas pero más relevantes fueron las declaraciones de Graciela Camaño y Miguel Ángel Pichetto, que le abrieron las puertas a una unidad amplia que incluya a CFK. La diputada, en una entrevista radial, dijo que la entente opositora “puede ser tan amplia como dirigentes políticos se animen a representar la oposición al modelo económico del Gobierno”. Para quitar toda duda, agregó: “La gente por la calle me dice ‘por favor, júntense, porque si no, vamos a tener que seguir sufriendo’, pero no me dice ‘júntense con fulano o zutano’. Eso es lo que hay que expresar”.

El bloque del jefe de senadores justicialistas, en tanto, admitió por primera vez que el sector que responde a la expresidenta podría participar de las PASO del PJ, un escenario que hasta ahora había sido descartado por completo. “El kirchnerismo tiene otro partido. Si quieren estar en las PASO del PJ, que se desafilien todos de Unidad Ciudadana y que ese partido no exista más. Lo que se hace en política tiene que asumirse con responsabilidades”, dijo Pichetto, abriendo la puerta de una confluencia amplia. La condición que puso es meramente simbólica: Unidad Ciudadana no es un partido sino un frente electoral configurado para los comicios legislativos de 2015. No solamente no tiene afiliados, sino que muchos de sus dirigentes están afiliados al propio PJ. Un cuadro político con la experiencia del rionegrino debe saberlo perfectamente. Aunque su retórica sigue apuntando a marcar la cancha para cuidar su quinta de poder, sus declaraciones abrieron la puerta al escenario más temido por el oficialismo. No habrá por ahora foto entre los dos senadores, pero las vías de comunicación subterráneas muestran una mayor actividad.

Un último detalle, no menor, se desprende del calendario electoral oficializado esta semana: de acuerdo con la ley aprobada por el Congreso, por primera vez será obligatorio un debate entre todos los candidatos a presidente que superen el piso de las primarias, además de un eventual cruce entre los que califiquen a la segunda vuelta, si la hubiera. Por una decisión de la Cámara Nacional Electoral, la organización de esos eventos volverá a estar en manos de la ONG Argentina Debate. El problema, no menor, son los vínculos de esa organización con el oficialismo: el convenio con la CNE lo firmó su titular Karina Román, que con un millón y medio de pesos de su bolsillo fue la principal aportante (en blanco) a la campaña de Cambiemos en 2015 después del propio Mauricio Macri. Además, el directorio está conformado por el ex-AFIP Alberto Abad; el embajador en Chile, José Octavio Bordón; funcionarios como Gabriel Castelli y Fernando Straface, y empresarios como Federico y Nicolás Braun, familiares del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Es de esperar que la oposición tome cartas en el asunto para garantizar que el evento se realice con la ecuanimidad y la profesionalidad que amerita su relevancia institucional.

 

Qué se dice del tema...