La UCR, después del knock out electoral

La UCR, después del knock out electoral

La pérdida de poder obligará a las autoridades de la UCR porteña a replantear una nueva estrategia política, que aún no se vislumbra debido a la dispersión reinante. La estructura partidaria se inclinó por promover la libertad de conciencia para el ballottage. Por su parte, Facundo Suárez Lastra, Luis Brandoni y Florentina Gómez Miranda se reunieron este lunes con Aníbal Ibarra para darle su apoyo, tal como habían anunciado la semana pasada. Cómo quedará parado el radicalismo en la Ciudad a partir del 10 de diciembre


La UCR de la Capital trata de asimilar el golpe que significó el pobre resultado que sus candidatos obtuvieron en las últimas elecciones. Los fríos datos transforman en vívida realidad lo que, tan sólo dos años atrás, habría sido nada más que una broma de mal gusto. Indican que, a partir del 10 de diciembre, un solo legislador -Roberto "El Gallego" Vázquez- llevará el sello del partido de Hipólito Yrigoyen en el parlamento de la Ciudad. La situación es peor que la que sufrió el Partido Justicialista en los comicios porteños anteriores, cuando también había conseguido un solo escaño en la Legislatura, ya que en esa oportunidad, la cantidad de diputados peronistas que ingresaron con otras listas permitió que, tras una serie de fusiones internas, el justicialismo terminara conformando el bloque mayoritario.

Esta vez sólo ingresarán por afuera de la estructura de la UCR dos legisladores más: Jorge Enríquez y María Florencia Polimeni, que integraron la lista de Compromiso para el Cambio. El otro que peleaba por entrar a partir del recuento definitivo de votos es Fernando Caeiro -acompañó a Patricia Bullrich- quien, hasta ahora, sigue estando número 61, es decir, del lado de afuera de la puerta de Perú 130.

Hay quienes plantean que la polarización al momento de votar jefe de Gobierno se llevó consigo, en el corte de boleta, la lista de legisladores porteños. Según el escrutinio provisorio, la UCR obtuvo 55.775 votos (el 3,27 por ciento) para diputados nacionales, 37.642 votos (el 2,21 por ciento) para legisladores locales, y 33.038 votos (el 1,91 por ciento) para jefe de gobierno. Más allá de que el promedio de sufragios es muy inferior al número de afiliados, hay circunscripciones en las que el número de votos obtenidos por la UCR fue aún más bajo que la cifra de militantes que fue a votar a la interna. En un caso como la circunscripción 4, zona en la que Silvana Giudici tiene influencia, cabe una explicación: los votos del radicalismo pueden haber ido a engrosar las arcas del Partido de la Ciudad, que la postuló para diputada. Pero el hecho se repitió sin atenuantes en otras parroquias, como la 22 o la 23.

En el ámbito ejecutivo, la presencia radical quedará reducida a la posibilidad de que algunos cuadros de esa extracción sean designados para ocupar algún cargo en la futura administración, que hasta el 14 de septiembre no se sabrá quién la dirigirá, y a la participación en organismos de control como la Auditoría, en el que consiguieron incorporar a dos auditores -Rubén Campos y José Luis Giusti- gracias a la cantidad de legisladores que hasta ahora poseen en el recinto.

En el ámbito de la Justicia, donde el partido es tradicionalmente más fuerte, éste perdió, el año pasado, la presidencia del Consejo de la Magistratura tras la cuestionadísima gestión liderada por Juan Octavio Gauna. Con la elección de las nuevas autoridades, la titularidad del organismo encargado de seleccionar a los jueces recayó en Bettina Castorino, quien, cuando se eligieron a las nuevas autoridades, ingresó al Consejo propuesta por el bloque legislativo del Frente Grande. En esa ocasión, la UCR colocó a Juan Sebastián Destéfano en la nueva plana mayor del organismo.

RADICALES LIBRES

La semana pasada, a pesar del intento que realizaron Luis Brandoni, Florentina Gómez Miranda, Facundo Suárez Lastra y Julio Strassera -protagonizaron una reunión en el restaurante Lalín en la que manifestaron su apoyo a Aníbal Ibarra-, el sector proclive al jefe de Gobierno no logró que la Junta Metropolitana del radicalismo se expidiera a su favor. El comunicado que emitió la UCR de la Capital, presidida por Jorge Casabé, dejó libres a sus afiliados para votar según los que les dicte su conciencia. Tras esta actitud -que algunos consideran un giro a la derecha- y para reforzar su postura, Suárez Lastra, Gómez Miranda y Brandoni volvieron a la carga este lunes y se reunieron con Ibarra en la Jefatura de Gobierno para expresarle nuevamente su apoyo.

Por otra parte, desde la oposición a Cristian Caram culpan al ex candidato a jefe de Gobierno por la situación que está atravesando el partido y, de paso, consideran terminado su intento de desafiliar a los que lo abandonaron en estas elecciones. Algunos consideran que su empeño en haber presentado la candidatura propia y no haber conseguido un acuerdo con Ibarra para colocar candidatos a legisladores en una lista conjunta o para "colgar" una boleta de la del jefe de Gobierno fue lo que ocasionó la hecatombe. Esta acusación podría sonar un tanto injusta si se recuerda que fue el propio Ibarra quien alejó cualquier posibilidad de convenio con la UCR por miedo a que el electorado la considerara una repetición de la vieja Alianza y porque, después del 20 de diciembre de 2001, poco era lo que el centenario partido podía aportarle en cantidad de votos.

Fue el propio Rodolfo Terragno quien, el martes pasado, describió esta situación al decir que Caram era "un candidato joven, menos conocido que la UCR, que hizo un gran esfuerzo pero no pudo acarrear la mochila" y "que los votantes radicales, que son muchos y que se dispersan, identifican a la UCR con el partido que siguió apoyando a De La Rúa cuando decidió seguir con la convertibilidad y llamar a Cavallo". En esa oportunidad, el senador también consideró que sería un acto de arrogancia que un partido que viene de sacar dos por ciento en el orden nacional y, ahora, en el orden local, quiera convocar a toda la diáspora radical a que retorne. "Lo que hay que hacer -dijo- es mantener el diálogo, explorar vías y buscar formas de acercamiento con los radicales que hoy están dispersos". Algo que, en un marco de acusaciones cruzadas como el actual, parece todavía muy difícil de realizar.

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