Con 29 años de edad Adrián de la Reta deberá pasar dos décadas tras las rejas. Su condena la decidió por mayoría el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 7, con los votos de Daniel Morín y Juan Facundo Giúdice Bravo, mientras Gustavo Valle solicitó prisión perpetua, por entender que se trató de un homicidio agravado por alevosía. El fiscal Oscar Ciruzzi había pedido esa última pena.
El tribunal comprobó que De la Reta “dio inicio a un fuego, con dos focos diferenciados que se desplegaron por sobre la parte externa e interna del vehículo”. El indigente, Julio César Barco, salió del auto envuelto en llamas. Luego fue internado con quemaduras gravísimas en el 40 por ciento del cuerpo y, luego de tres días de padecimiento, falleció.
Dos policías de la seccional 48 que patrullaban la zona fueron testigos y recogieron de la vereda el encendedor que había utilizado De la Reta para el crimen. “Son todos delincuentes. Los voy a matar a todos. Le tiré nafta y le prendí fuego”, dijo en ese momento a los efectivos.
Según las pericias psicológicas, si bien De la Reta tendría “rasgos paranoides y precario manejo de sus impulsos”, está en condiciones “de comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones”; los peritos también lo consideraron “un simulador”.
Barco, en la noche del 1 de junio de 2006, se había improvisado una cama dentro de un auto abandonado, en la esquina de Eva Perón y Pola, cerca de villa 15 o Ciudad Oculta.