El aborto, una deuda pendiente con la igualdad

El aborto, una deuda pendiente con la igualdad


En pocos días, el parlamento argentino comenzará a saldar una de las tantas  deudas pendientes de nuestra democracia: el debate sobre el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, que entraña un reclamo de numerosos sectores de la sociedad civil y lleva varias décadas sin ser atendido por los actores protagónicos de la vida institucional del país.

La sesión, que tendrá lugar el 13 de junio en la Cámara de Diputados de la Nación, tiene la misión histórica de ocuparse de otra gran deuda de nuestro sistema democrático vinculada con la IGUALDAD, ya que en el fondo de esta discusión no se trata de aborto sí – aborto no. En el plano de la realidad la interrupción del embarazo es una práctica segura y habitual que se realiza todos los días a miles de mujeres, mientras, claro está, puedan pagarla. En la otra se encuentran otras miles de mujeres -muchas más- que por carecer de recursos económicos están en la mayoría de los casos condenadas a formar parte del índice de mayor mortalidad materna en nuestro país: ellas son las verdaderas y únicas víctimas de un positivismo absurdo que fracasa rotundamente hace años, estigmatizando y empujándolas a una peligrosa clandestinidad donde suelen encontrar una muerte absurda y evitable.

Nuestro Congreso tiene la oportunidad de  ampliar derechos, de dar un paso más para garantizar la igualdad de derechos reproductivos y sexuales. Pero no se agotan con esta solución legal, ya que aún queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, llevar a cabo acciones de gobierno eficaces para que de una vez por todas la ley de educación sexual integral se cumpla en todo el territorio nacional.

Como muchos argentinos, espero con esperanza el debate parlamentario y confío en que finalmente, sobre todos mis correligionarios legisladores, recuerden que el radicalismo nació al calor de la lucha por los desposeídos. Hoy tienen la oportunidad de defender a las desposeídas del siglo 21 para que no sigan muriendo, víctimas de abortos inseguros. Espero que recuerden a Raúl Alfonsín y la batalla que libró en la convención constituyente de 1994 para que no se clausure la posibilidad de otorgar este derecho que hoy está en discusión. Y, por sobre todo, que recuerden que don Raúl decía que la nuestra era una democracia renga porque habíamos alcanzado la libertad, pero aún nos faltaba la igualdad y precisamente de eso se trata este debate: si evolucionamos y avanzamos estaremos construyendo un país un poco más igual. Estaremos saldando, en parte, una vieja deuda con la igualdad.

Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

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