Policía Porteña, un nuevo Pami

Policía Porteña, un nuevo Pami

¿Qué sucederá en la Ciudad de Buenos Aires? Tendremos una policía que, al estar en manos de sus apuradísimos creadores, corremos el riesgo de que se convierta en un nuevo PAMI. Es decir, donde se puedan gestionar el ingreso de sus aspirantes al mejor estilo de comité, pagando favores a los militantes tal como ocurre en la actual legislatura de la ciudad. Ya veremos, a quienes otrora fueron pega-afiches de campaña, vestidos con gorra y machete vigilando la buena conducta de los habitantes de Buenos Aires. ¿Para qué más?


A objetivos pequeños, resultados pequeños. Es obvio. Nadie que tenga por fin la realización de un pequeño objetivo, obtendrá el gran resultado esperado. Y en materia de seguridad esta máxima alcanza su mayor esplendor en la época actual. Se nos plantea entonces preguntarnos:
A) ¿Es la seguridad de los ciudadanos el gran objetivo perseguido?, o bien
B) ¿el objetivo – pequeño por cierto-, es tratar de demostrar a la ciudadanía que los políticos son capaces de responder a los reclamos de la sociedad, tomando medidas que no importan si resultan eficaces, pero que se tomaron al fin?
Si el objetivo es A, es decir “grandes objetivos”, en primer lugar se debiera haber asumido la responsabilidad de generar un gran marco de soluciones a los problemas planteados, cuanto menos a partir de la asunción de las autoridades allá por mayo del 2003: educación, información, modificación integral del Código Penal (estableciendo penas proporcionales para los delitos y no, como la actual reforma que castiga casi igual a quien roba un puñado de pesos -7 años de prisión- como a quien mata -8 años de prisión- poniendo en igualdad de valores a la vida y la propiedad), agresiva inversión en materia de infraestructura educativa y severa capacitación del personal docente, estricto control sanitario tendiente a mejorar la salud de la población, control serio del consumo de estupefacientes e inversión ilimitada en proyectos de recuperación. En fin, estas son solo algunas de las medidas con objetivos tendientes a lograr “grandes resultados” en materia de seguridad.
Ahora, si el objetivo es B, obtendremos “resultados pequeños”: urgente y apresurada reforma del Código Penal (sin importar -claro está- la racionalidad de las penas tratadas), inconsulta baja de la edad de imputabilidad, sumatoria matemáticas de penas, y como Broche de Oro, una maratónica carrera por entrecruzar y transferir o crear aparatos policiales de una jurisdicción a otra bajo pretexto de cumplimentar mandas constitucionales las que según parece, recién ahora adquieren significativa importancia.
Renace la sensación que el “Si- Blumbergismo” los ayuda a que, bajo la impronta de la necesidad, se puedan cristalizar los sueños alados de la policía propia.
¿Qué sucederá en la Ciudad de Buenos Aires? Tendremos una policía que, al estar en manos de sus apuradísimos creadores, corremos el riesgo de que se convierta en un nuevo PAMI. Es decir, donde se puedan gestionar el ingreso de sus aspirantes al mejor estilo de comité, pagando favores a los militantes tal como ocurre en la actual legislatura de la ciudad. Ya veremos, a quienes otrora fueron pega-afiches de campaña, vestidos con gorra y machete vigilando la buena conducta de los habitantes de Buenos Aires. ¿Para qué más? Parece que las autoridades del Gobierno de la Ciudad no tienen demasiadas intenciones de contar con una policía profesional, eficaz que brinde la seguridad ciudadana que la gente espera. Se conforman –tanto oficialistas como opositores-, con una policía “light”. Solo para registrar infracciones de tránsito. Eso sí, lo ordena la Constitución. Parece que el uso del idioma abogaderil, no es solo privativo de los letrados sino que ya, expertos en seguridad y demás, se cuelgan de la letra de la ley para exigir sin concesiones la creación de un cuerpo de seguridad al servicio de los intereses de los políticos de turno.
Es entonces cuando cabe preguntarse si, el objetivo de crear una policía porteña, responde al gran objetivo de la seguridad, o al pequeño que saca ventajas de las circunstancias para arrimar agua a su propio molino.

*Abogado Penalista, especialista en Derecho Comparado.

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