“Vamos a hacer una gran elección en la Provincia”

“Vamos a hacer una gran elección en la Provincia”

En una entrevista con NU, el exviceministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, criticó la gestión económica de Cambiemos y dijo que muchos de los votantes de Macri están revisando su postura.


Daniel Arroyo es optimista de cara a las elecciones legislativas de este año. En diálogo con Noticias Urbanas, el exministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires e integrante de los equipos técnicos del Frente Renovador reconoció que Mauricio Macri supo identificar mejor la necesidad de cambio con respecto al ciclo kirchnerista, pero está seguro de que el Gobierno de Cambiemos, especialmente por sus medidas económicas, decepciona a muchos votantes. Ahora, desde su perspectiva, Sergio Massa tiene una oportunidad única: la de ser una “tercera vía” entre el pasado y el futuro.

En el escenario electoral, quiere que Massa se presente como senador nacional y reconoce que aspira a pelear por una banca en Diputados. “La mayoría no quiere el ajuste. Nuestra propuesta tiene una gran chance de transformarse en una propuesta mayoritaria”, asegura.

–¿Cómo se perfila el Frente Renovador para las elecciones del próximo año?
–Somos la ancha avenida del medio. No queremos ni el ajuste ni la corrupción. Ni el ajuste que lleva a cabo el Gobierno ni volver para atrás. El grueso de la población quiere eso y por eso vamos a hacer una gran elección en la provincia de Buenos Aires.

–¿Hay nombres definidos?
–Las listas cierran en julio, y si algo aprendí en la Argentina es que todo se define en esa instancia. Me encantaría que Sergio Massa fuera nuestro candidato a senador, pero eso se va a definir a medida que avance el año. Las candidaturas siempre se definen en el cierre de listas.

–¿Cómo es la relación con Margarita Stolbizer? Hay roces, por ejemplo, por la edad de imputabilidad.
–En 2016 trabajamos muy fuerte en lo parlamentario. Fue un trabajo muy fuerte con Margarita Stolbizer y el GEN. Se logró para 2017 una agenda en conjunto y ambos plantearon la necesidad de generar un verdadero cambio en el régimen federal infantil. La Argentina necesita esto. Está claro que hay posturas diferentes en la edad en que un joven es imputable. Pero coincidimos en que hay que arrancar por un lugar: los institutos de menores, que están colapsados, y los centros de atención de adicciones, porque hoy no hay lugar para atender a los chicos adictos. Alguien que necesita ayuda por una adicción tiene que ir a una granja privada, que cuesta de 12 a 15 mil pesos por mes. Empecemos a tener institutos de verdad para menores, con capacitación, con aulas. Y discutamos luego el sistema en su conjunto y la edad.

–¿Macri se equivocó en modificar por decreto las ART?
–Es un error hacer un decreto sobre un tema central. Y el Gobierno está leyendo mal la situación económica, creyendo que el problema es el costo laboral. El problema en la Argentina es que no funciona la economía. No funcionan la construcción, el área textil, el metal-mecánico… lo que mueve la actividad económica. Acá hace falta mercado interno, creer que el costo laboral es un problema es un error. Sin duda, hay abusos y se puede criticar el régimen de riesgos del trabajo. Pero la verdad es que está enfocando mal, yendo por el lado de la flexibilidad cuando lo que hay que hacer es expandir la actividad y lograr que la gente tenga dinero, que es la única forma de que se reactive el mercado interno, que pueda comprar.

–¿Está de acuerdo con los dichos del ministro Triaca sobre “entender” a las empresas que despiden?
–Triaca no está entendiendo su rol, que es el de cuidar el trabajo y a los trabajadores. Esa es una expresión que la puede decir alguien desde el lado de la producción, de la economía, pero el rol del Ministerio de Trabajo es otro. Debe cuidar, acompañar, sobre todo en situaciones tan críticas. En la Argentina este año aumentaron la pobreza, la desocupación y la deuda. Esta fue una frase desafortunada porque su rol es otro.

–¿Se aproxima un paro?
–Creo que va a tener que ver con las paritarias. Sin duda, las centrales obreras entendieron la situación crítica y trataron de colaborar con los procesos. Pero hubo un empobrecimiento general. Los que hacen changas, un tercio de los argentinos, perdieron. Y los que tienen planes sociales perdieron muchísimo también. Todo este fenómeno, si no se revierte, si no hay crecimiento económico y las paritarias no cubren esto, seguramente va a generar mayor tensión entre las organizaciones sindicales y el Gobierno.

–¿Cómo evalúa la gestión de Carolina Stanley en Desarrollo Social?
–La pobreza en la Argentina no tiene que ver con lo que haga el Ministerio de Desarrollo Social sino con lo que hagan el Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio. Cuánta pobreza haya en los próximos años va a tener que ver con cuánto trabajo se cree, cuide y controle. Creo que Stanley extendió los planes sociales, hizo un trabajo articulado con los movimientos sociales. No creó nuevos programas pero no desarmó los existentes. La vida social de los próximos años no pasa por ese ministerio.

–¿Qué necesita Massa para ganar este año?
–Massa, y cualquiera que esté en la política, gana cuando tiene razón. Es decir, que da con los problemas de su tiempo. El que les habla a las dificultades de la sociedad es el que termina gobernando. Creo que estamos en buenas condiciones para esto. La sociedad acompaña a Massa. Entiende que en 2016 acompañó, con las leyes, con el presupuesto. Y que ha marcado y hoy marca puntos críticos con respecto a que la orientación del Gobierno es mala. Creo que fortaleciéndonos en esta tercera vía, con acciones como las de Stolbizer que aumentan la transparencia y la anticorrupción, vamos a lograr que el FR represente a la mayoría. La mayoría no quiere el ajuste. Nuestra propuesta tiene una gran chance de transformarse en una propuesta mayoritaria.

–¿Por qué no ganaron el año pasado?
–El año pasado nos dimos cuenta del agotamiento del kirchnerismo, del fin de un ciclo. Macri captó mejor esa necesidad de cambio. Por eso ganó. Pero mucha de la gente que apostó a ese cambio genuinamente lo hizo creyendo que iba para mejor, no que iba a ganar diálogo pero a perder fuentes de trabajo. El discurso que hizo ganar al Gobierno fue exitoso, pero después no lo cumplió y creo que el que votó al Gobierno está revisando su postura. Eso da la posibilidad de un surgimiento de una alternativa opositora. Eso somos nosotros, el Frente Renovador.

–¿Hay que reducir feriados?
–En este tema hay algo particular con el caso del 24 de marzo. Hacerlo movible es de total ignorancia o una verdadera provocación. Es muy determinante, sustantivo en la Argentina. Si en los feriados recordamos historia, hay que tener en cuenta que la historia de la última dictadura ha sido catastrófica. Sería un error brutal, o algo peor, llevar el 24 a un día movible. Y además, está el tema del turismo. Muy poquitas actividades en la Argentina, como el turismo, mueven, traccionan y generan trabajo y servicios. Paralizar en parte esto es una equivocación. Se puede discutir la cantidad de feriados que tiene la Argentina. Pero los feriados tienen un rol para apuntalar el turismo, que es una de las pocas actividades en la Argentina que son sólidas y generadores de empleo, tanto calificado como no calificado.
–¿Por qué el Gobierno tiene estas actitudes exclusivamente políticas que pueden tener un alto costo?
–Me parece que el Gobierno no tiene una lectura clara de la historia argentina. Gobierna como si no hubiera leído un libro de historia. Está dispuesto a chocar contra piedras con las que chocamos varias veces. Es meternos en problemas. Ya a alguien se le ocurrió que todo se acomodaba con el mercado, pero los resultados fueron muy malos. No están entendiendo bien la problemática de los derechos humanos, para atrás y adelante. La Argentina tuvo un golpe institucional brutal y un mecanismo de represión organizada desde el Estado y que además inició una etapa catastrófica para la Argentina, con altos índices de desocupación y pobreza. El Gobierno no ve esto. Tiene una mirada liviana de cómo se acomodan las cosas. Apostó a abrir la Argentina al mundo. Y esa lógica, que es equivocada, termina complicando el trabajo argentino y la industria. Es inviable a partir de asunción de Trump, que cierra su propia economía. En términos de derechos humanos y de la propia organización de lectura del mundo, el Gobierno tiene una mirada light.

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