Basura: Un paso adelante

Basura: Un paso adelante

Por Horacio Ríos

Scioli y Macri se reunieron otra vez por la basura.. El gobernador dijo firmemente que se encontrarán las veces que haga falta y el Jefe de Gobierno definió la jornada como “un paso trascendente”.


Después de que el gobernador bonaerense Daniel Scioli urgiera en repetidas ocasiones al Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, para que encarara una solución para disminuir el volumen de basura que la Ciudad envía a los rellenos sanitarios del Gran Buenos Aires, finalmente este jueves ambos mandatarios se reunieron para algo más que cruzar declaraciones por los medios.

La cita fue en el partido de San Martín, en la sede del relleno Norte III, adonde van a parar casi todos los residuos sólidos urbanos que genera la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo: la inauguración de la nueva planta de tratamiento de basura que financió el Gobierno porteño.

Hubo declaraciones de paz, seguidas de palabras tranquilizadoras, y el gobernador bonaerense se permitió una declaración optimista, al expresar que, “más allá de la política, hay algo que está por arriba de todo, que es la gente”. Scioli aseguró, además, que “los problemas no desaparecen solos” y que se reunirá con Macri todas “las veces que sean necesarias”. Hasta hubo una declaración de ecumenismo del bonaerense que engalanó el encuentro, cuando manifestó que aunque “el Jefe de Gobierno esté en otro proyecto político, no por eso me iba a dejar de juntar para arreglar un problema tan obvio como este”. Luego, advirtió que “los problemas no desaparecen solos”, para destacar a continuación: “Yo hago política trabajando, no especulando con uno o con otro”.

En tono de campaña, Macri dijo, por su parte, que la apertura de la planta –que fue construida por Tecsan, la empresa de tratamiento y disposición final de residuos de Benito Roggio Ambiental (BRA)– significa “un paso trascendente”, al asegurar que hay temas que “obligan a que todos trabajemos en equipo”.

La planta MBT

La planta que inauguraron Macri y Scioli es un sistema Mechanical & Biological Treatment (MBT) o, en castellano, tratamiento mecánico y biológico, para la separación de los residuos secos de los húmedos y para recuperar los materiales que se pueden reciclar. Además, el mecanismo permite la estabilización de los residuos biodegradables.

A la planta ingresarán unas mil de las casi seis mil toneladas diarias que envía la Ciudad para su enterramiento. En una primera etapa será posible recuperar unas 480 toneladas diarias, de las cuales 300 serán de residuos orgánicos –o biodegradables– y 180 de residuos secos, tales como papel, cartón, plásticos o metales.

La tecnología empleada, aseguran sus fabricantes, no solo promoverá la reutilización de materiales reciclables para ser comercializados, sino que también permitirá la optimización del uso del espacio en el propio relleno. Esta es la primera planta de su tipo en la Argentina, aunque hay varias funcionando en algunos países de Europa, como Italia, España y Bélgica.

El contrato con Tecsan para tratar los residuos enviados por los porteños abarca un plazo de 15 años. La planta requirió una inversión de 100 millones de pesos y fue construida en diez meses por Roggio.

Según las proyecciones, la planta reduciría el 16 por ciento de la basura que se entierra en Norte III, lo que le permitiría al macrismo cumplir su promesa de reducir los residuos enterrables.

De las 6.000 toneladas diarias de basura que se genera en la Ciudad, la expectativa es que el plan progresivo de reducción a partir de enero bajaría hasta 5.400, alcanzando en junio de 2014 el objetivo de disminuir el 78 por ciento de los desechos.

Las difíciles metas a cumplir

El Complejo Norte III recibe la basura de 28 municipios del Gran Buenos Aires y de la Ciudad de Buenos Aires, que suman unas 14.500 toneladas diarias. Los primeros generan 8.500 toneladas, en tanto que en territorio porteño se generan las 6.000 restantes.

Como contrapartida, en 2005 la Legislatura porteña aprobó la Ley de Basura Cero, que obligaba al Gobierno porteño a reducir el volumen de residuos a enterrar en territorio bonaerense.

Tomando como base el volumen enviado a la Ceamse en 2004, que fue de un millón y medio de toneladas, la Ley pautaba una reducción que debía ser de un 30 por ciento en 2010, para lo cual debía reducirse el volumen a un millón de toneladas; en 2012, se debía enterrar un 50 por ciento, lo que autorizaba a enviar 750 mil toneladas. En 2017 la reducción debería llegar al 75 por ciento, lo que significaba ubicar bajo tierra 375 mil toneladas. Para 2020 se debía cerrar el ciclo enviando a los rellenos sanitarios bonaerenses solo los residuos orgánicos, es decir, los restos de comida.

El problema es que en 2011 llegaron a la Ceamse algo más de dos millones de toneladas, y en 2012 se depositó una cifra similar –un cinco por ciento menor, según la evaluación de Macri–, llegando al triple de las 750 mil toneladas que autorizaba la Ley de Basura Cero.

Macri pondría en marcha además una planta de tratamiento de áridos que, sumada a la doble contenerización que se implementó en algunos puntos de la Ciudad, permitiría una reducción de 1.120 toneladas cada día. Sumadas estas reducciones, significarían una disminución del 29 por ciento en el envío de basura al Gran Buenos Aires. De esta manera sería posible, según el ministro de Espacio Público y Medio Ambiente porteño, Diego Santilli, disminuir esta cifra antes del 1 de marzo próximo.

Hacia el 1 de junio se podrían reducir 130 toneladas más. Al 1 de noviembre de 2013, con la ampliación del tratamiento de los áridos –800 toneladas más– se arribaría a la meta de reducir el 44 por ciento de los residuos que hoy se generan en el distrito porteño.

Si se alcanzara positivamente la meta de lograr el tratamiento de 2.000 toneladas más de residuos hogareños y comerciales, el Gobierno porteño se propone llegar, en junio de 2014, a disminuir el 78 por ciento del volumen de residuos sólidos urbanos que hoy se entierra en la provincia.

Uno más uno no es dos

El plan de Mauricio Macri es casi perfecto en teoría, pero no tiene en cuenta a los protagonistas principales de cualquier proyecto de disminución de residuos enterrables: los porteños.

No existe ninguna campaña de concientización para estimular la separación de la basura en los hogares. No hay ni siquiera una campaña para enseñarles a los ciudadanos a utilizar los contenedores que se instalaron en los barrios, de los cuales la gente no distingue entre los que reciben residuos secos y húmedos.

Además, existe un problema adicional, que disminuirá seriamente el impacto de la planta de tratamiento MBT instalada en Norte III. Para que la separación sea efectiva, los residuos secos deben estar secos. Si van en las mismas bolsas en las que la gente tira la basura, irán mezclados con los residuos húmedos u orgánicos, lo que redundará en que será imposible diferenciarlos y deberán ser enterrados juntos, sin discriminar.

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