Postales del Mundo de Coronalandia (Parte 2)

Postales del Mundo de Coronalandia (Parte 2)

El mundo enloquece, por momentos.


Sólo el antichinocomunismo salvará al mundo

La manera en que ni el propio Donald Trump se animó a nombrarlo –lo llamó sobriamente “el virus chino”- se atrevieron los editores del diario La Gran Época, que en su versión en inglés se llama The Epoch Times: denominaron al Coronavirus como “el virus del Partido Comunista Chino”

Los redactores de la Junta Editorial del periódico digital publicaron, bajo el pretencioso título: “Para tener resistencia al virus del Partido Comunista Chino, diga no al PCCh” (ésta es la sigla del cuco).

A la manera de las peores prensas partidarias, que suelen ser acríticas y son redactadas para ocultar, más que para mostrar realidades, la Junta Editorial no justifica, ni explica, ni informa, sino que sentencia sin sentirse obligados sus miembros a fundamentar sus afirmaciones.

Así, afirman que los lugares en los que se desarrolló el Coronavirus tienen una íntima relación con la cercanía o con la lejanía de determinados países con el comunismo chino. 

Con respecto a Irán, advirtieron que “el PCCh considera a Irán como un íntimo compañero de armas”. Y que sería por eso que el virus anda asesinando iraníes como moscas.

Los pobres españoles también recibieron el azote de la lengua del Epoch Times, que afirmó que “la severa epidemia envió una fuerte advertencia a España de que las políticas procomunistas del gobierno han traído desgracia al país”.

Los italianos no las tienen todas consigo. Los miembros de la secta Falun Gong, que editan el periódico, anunciaron (trompetas imaginarias) que “la causa principal de que sea golpeada duramente por el virus del PCCh se debe a la íntima relación entre el gobierno italiano y el PCCh” (????).

Pero donde la imaginación de los seguidores de Li Hongzhi, creador, fundador, líder y epítome de Falun Gong, raya en las alturas es cuando explican la razón por la cual el Coronavirus golpea con violencia a los estadounidenses. “Al infiltrarse en la economía, las finanzas, el comercio, la prensa, la cultura, la educación, la comunidad chino-estadounidense y otros ámbitos en Nueva York, el PCCh ha canalizado la riqueza y la tecnología hacia China” describieron, sin inútiles sonrojos.

Pero más les preocupa a los editores del periódico la presencia del virus del PCCh en Nueva York. “Al mismo tiempo que exportaba su ideología y sus abusos de los derechos humanos al mundo, ha intentado apoderarse del liderazgo mundial y desafiar a Estados Unidos. Estos factores han hecho de Nueva York un importante objetivo de ataque del virus del PCCh”.

Por supuesto, no se preocupan en darle fundamento teórico ni científico a sus audaces elucubraciones, por lo que explicaron que “Japón, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán son vecinos cercanos de China continental. El número de personas infectadas en Hong Kong y Taiwán es mucho menor que el de Japón y Corea del Sur. La diferencia clave es su actitud hacia el PCCh”, más cercana, para el caso de estos últimos, más lejana los otros dos.

Finalmente, en el mejor estilo de los pastores brasileños, que comienzan todas sus piezas comunicacionales con el popular “pare de sufrir” y luego aparecen los milagros, los muchachos de La Gran Época relataron que tres líderes de Vox, el partido de la derecha española más radicalizado –Santiago Abascal, Javier Ortega Smith y Macarena Olona, se recuperaron de la “neumonía del PCCh” después de “haber condenado al PCCH”. Además, en febrero una danesa se contagió el virus en España, pero salió a criticar al PCCh por haber difundido la enfermedad por el mundo y…adivine usted…sí, ”dos días después, los síntomas de Connie –la danesa en cuestión- desaparecieron”.

El remate no tiene desperdicio. “Rechazar y condenar al PCCh es una cura efectiva para el virus del PCCh. Por el contrario, apoyar al PCCh, respaldarlo o establecer una estrecha asociación con este, probablemente atraerá al virus del PCCh”.

Quizás el bacilo afecte a algunos especímenes de la humanidad en otros sectores de su anatomía, no sólo en sus pulmones…

La aparición de las pistolas térmicas 

Esto sólo ocurre cuando los ciudadanos nos hacemos presentes en un negocio regenteado por empresarios de amplio poder adquisitivo, porque en un autoservicio barrial, no hacen estas cosas.

Hace pocos días, ni bien traspasó un argentino la puerta de entrada de un supermercado de capitales franceses, de repente apareció de la nada un pistolero, desenfundó, le puso su arma en la frente y apretó el gatillo.

Felizmente, su pistola no disparaba balas, sino estaríamos hablando de un hecho criminal. “Tenés 36 grados”, le dijo al susodicho el cajero devenido en sicario del Coronavirus, se dio vuelta y volvió a la caja, con la sonrisa del deber cumplido.

La pandemia no sólo nos obliga al ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, ¿no le suena a las PASO?, si hasta es un acrónimo), sino que, de alguna manera, nos somete a estas balaceras tecnológicas que vaya uno a saber hasta adónde van a llegar.

Bohpal: sólo se vive dos veces, pero se muere una sola vez

El tres de diciembre de 1984, una explosión en una planta industrial de la empresa de la Union Carbide en Bohpal (India), causó la muerte de 12 mil personas, una tragedia que marcó profundamente al país asiático. La empresa, como suele ocurrir con los “accidentes” que empañan el prestigio de sus marcas, fue adquirida tiempo después por Dow Chemical, que la sigue administrando.

Para peor, el gatillo del escape de gas que provocó la explosión fue debido a un ahorro de costos, ya que por esta causa se habían desactivado el sistema de refrigeración de tanques y el catalizador de gases, que precede a la salida de éstos a la atmósfera.

Entre los miles de personas que sufrieron las consecuencias de la antigua explosión estaba Imran Khan, que era por entonces un niño. Hace dos años tuvo un cáncer de boca, se cree que como resultado de los gases que entonces penetraron en su cuerpo. Debió someterse a una quimioterapia y su estado parecía haber mejorado, pero comenzó a caer en las últimas semanas y el 12 de abril último murió.

Los análisis que se hicieron sobre su cuerpo confirmaron que había contraído el Coronavirus. Los representantes de los sobrevivientes de la primera tragedia –que termina de reeditarse- acusaron al gobierno local de dejarlos librados a su suerte. Aseguraron que otros cuatro sobrevivientes de Bohpal – 1984 murieron en los últimos días, sin ayuda.

Fernández, con golpe de nocáut

En una entrevista radial, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, se enojó con un ignaro economista que supo ser el primer ministro del ramo en tiempos de Mauricio Macri. “¿Con qué autoridad moral hablan así?”, se preguntó.

En una entrevista de un canal de noticias, Alfonso Prat-Gay había expresado que con la cuarentena el Gobierno está destruyendo la economía y aseveró que había que escuchar a otros especialistas, además de a los infectólogos. “Ellos destruyeron la economía sin coronavirus”, disparó el presidente.

Con respecto a la desesperación de algunos sectores por retomar el sendero laboral, Fernández consideró que “me parece que se está jugando con el malestar que los argentinos tienen”, para agregar que “le pido a la gente que reflexione, porque hay en el planteo mala intención e intencionalidad política. Sepan todos que salir en los términos que reclaman es llevar a la muerte a miles de argentinos, porque no podemos controlar eso. Uno no tiene un gotero para manejar”.

El recio jugador que se convirtió en conserje 

Danilo Ortiz llegó de vuelta para jugar en Godoy Cruz Antonio Tomba –es su tercera vez en el club-, después de haber debutado en Cerro Porteño de Paraguay, para irse luego a desarrollarse en Palermo (Italia); Racing, Banfield, Dorados de Sinaloa (México) y Elche (España).

Columna central en la defensa del Tomba, Ortiz vive actualmente en el Hotel Amerian, que queda en la céntrica Plaza Italia, de Mendoza. Pero el 20 de marzo –el día en que se implantó la cuarentena-, los dueños y los empleados del albergue se fueron a su casa para no volver hasta hoy.

Aunque tuvieron la deferencia de dejar en sus manos las llaves del hotel, Ortiz aseguró que “con esto de estar encerrados sin poder salir, el día a día se hace cada vez más largo. Pero nosotros vemos muchas películas, hablamos con los familiares por videollamadas, tomamos tereré y escuchamos música”, se esperanzó.

Sale poco, sólo para hacer algunas compras y aprovecha el gimnasio del hotel, que quedó sólo para él. Algunas veces, necesitado de quemar excesos, sube los 17 pisos del albergue o nada unos largos en la pileta que está en la terraza.

Tras 48 días de cuarentena, el zaguero paraguayo nacionalizado argentino espera en soledad la reanudación de la actividad deportiva, que aún es incierta. Aunque –hay que reconocerlo- las cosas se facilitan un poco si uno está encerrado en un hotel cuatro estrellas, con gimnasio, calefacción y aire acondicionado para afrontar un duro ASPO, que promete ir para largo.

Ivan Jovanovic, el Pinedo serbio 

Como Federico Pinedo, presidente por un día o como los amores de estudiante, que “flores de un día son”, el serbio Iván Jovanovic llegó a Dubai para hacerse cargo de su selección en diciembre de 2019 y se retiró invicto, sin haber disputado un solo partido, gracias al malvado Coronavirus, destructor de planes y carreras deportivas.

Arribó a Emiratos Árabes Unidos en diciembre del año pasado, asumió inmediatamente sus funciones como técnico de su selección nacional y comenzó a trabajar con la mira puesta en las eliminatorias para el Mundial de Qatar de 2022. Pero entre febrero y marzo todo se detuvo a causa del virus.

Finalmente, después de haber pasado cuatro meses sin cumplir ninguna función, los dirigentes emiratíes le enviaron el telegrama de despido, en el que, de todas formas, le agradecieron “sus esfuerzos y les deseamos todo el éxito”.

Como Pinedo, que fue presidente y se fue sin haber soportado una sola huelga, ni una sola protesta, ni habiendo debido resolver situaciones críticas, Jovanovic se retiró invicto, sin expulsiones ni humillaciones. Así da gusto.

Mary, la cuarentena más larga de la historia

La fiebre tifoidea o tifus es una enfermedad distinta al coronavirus, pero una cocinera irlandesa llamada Mary Mallon fue la persona que más tiempo debió pasar en cuarentena en la historia, hasta hoy al menos.

Llegó a Estados Unidos en 1884, huyendo de la pobreza en su tierra natal. Había nacido en Cookstown en 1869. En 1900 entró a trabajar como cocinera en una casa en Mamaroneck, Nueva York. Todos sus residentes contrajeron la fiebre tifoidea. Hasta 1907 trabajó en otros siete hogares y contagió, se especula, a otras 50 personas, de las que tres de ellas murieron. Cada vez que ocurría uno de estos incidentes, Mary huía y conseguía trabajo en otra parte. Ocurría que era una portadora asintomática de la Fiebre Tifoidea y contagiaba a los demás, pero ella no sufría lo mismo que sus damnificados.

Una de las familias infectadas por Mallon contrató a un detective, que la encontró la primera vez en una casa, pero debió huir porque ella lo amenazó con un trinche. En 1907, las autoridades la confinaron a la North Brother Island.

Allí permaneció durante dos años, entablando acciones legales que pagó el magnate de los medios Randolph Hearst, que era aficionado a las campañas denigratorias o laudatorias. Mary ganó y en 1909 la pusieron en libertad.

Tomó otros trabajos en lavandería, en la cocina de un hospital y en otras cocinas. La campaña de Hearst la salvó la primera vez, pero al mismo tiempo le ganó el apodo de Tiphoid Mary (María Tifoidea), que la estigmatizó por el resto de su vida. En 1915, las autoridades volvieron a hallarla y esta vez no hubo nadie que la ayudara.

La confinaron nuevamente en North Brother Island, esta vez para siempre. Murió allí el once de noviembre de 1938, a los 69 años, de un infarto, después de estar alojada en esa isla de la muerte durante 23 años, a los que habría que sumarles los otros dos años de la primera cuarentena.

 

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