Para suturar la grieta harán falta más de 10 puntos

Para suturar la grieta harán falta más de 10 puntos

En la Casa Rosada esperan que la oposición se sume a la convocatoria, para arrastrarlos en su propia caída.


a convocatoria impulsada por la Casa Rosada empieza a tomar forma, en sincronía con la estrategia y los intereses electorales de Cambiemos. Bajo la cáscara formal de alcanzar un acuerdo político para calmar la desconfianza externa que genera la posible vuelta del cuco, el Gobierno puso en jaque a todos los candidatos de la oposición que apostaban a que la sangría de Mauricio Macri les terminara de resolver la campaña electoral. Una campaña que el Gobierno puso en marcha rápidamente para intentar recomponer la investidura presidencial y recuperar la iniciativa política y aliviar la agenda mediática de malas noticias sobre la economía. 

La Casa Rosada, que insiste en polarizar con el kirchnerismo, ya empezó a construir su escenario de segunda vuelta contra la ex presidenta, con la esperanza de que la candidatura de Mauricio Macri traccione los votos de algunos candidatos, que pugnan por acompañar la invitación oficial. Por insistencia del ala política -y muy a pesar de Marcos Peña y Jaime Durán Barba, que a esta altura ya debieron quemar todos los manuales de campaña-, se trazó una línea con diez puntos para ensanchar la grieta política, bajarles el precio a todos los candidatos y exponerlos en armonía con el oficialismo para discutir diez puntos que incomodarán en especial al kirchnerismo, que en sus doce años de gestión hizo lo contrario a lo que deberían firmar.

Bajo la cáscara formal de alcanzar un acuerdo político para calmar la desconfianza externa que genera la posible vuelta del cuco, el Gobierno puso en jaque a todos los candidatos de la oposición que apostaban a que la sangría de Mauricio Macri les terminara de resolver la campaña electoral.

El mensaje es que cualquier turbulencia cambiaria es culpa del temor que tienen los mercados por la vuelta de Cristina, sin reconocer la mala praxis propia, pero incluyéndola en la convocatoria. Por estos días, Macri, en cambio, aparece repetidamente en los titulares de la prensa como un promotor del diálogo, que está “al frente de las negociaciones” con la oposición, aunque hasta ahora solamente sondeó por teléfono a algunos de los invitados. 

Habló con Juan Manuel Urtubey, con Roberto Lavagna, con Miguel Ángel Pichetto, con Daniel Scioli y con Sergio Massa para dar el puntapié inicial a una serie de reuniones que amenazarían con extenderse hasta más allá de junio, cuando las listas y candidatos ya estarán definidos, con las elecciones provinciales aún pendientes. Finalmente, a través de una carta dirigida a cada uno de ellos, a los gobernadores, a la CGT, a representantes del sector empresarial y de otras instituciones, el Gobierno puso en marcha un juego de intrigas y especulaciones.

¿Irán o no? ¿En qué se pondrán de acuerdo? Algunos respondieron por escrito, aportando propuestas y chicanas y otros garantizaron en privado que concurrirán, aunque con ciertas condiciones. Todavía falta la palabra de CFK por sí o por no. Igualmente, pese a la puesta en escena, ninguno de ellos compartirá una mesa con Macri. Las charlas tendrán formato de reuniones bilaterales con Marcos Peña y con Rogelio Frigerio alternando como anfitriones, según analizaba el Gobierno por estas horas. “Total, Mauricio ya habló con casi todos”, señalaban desde un despacho.

“Lo único que puede demorar las bilaterales es que están los gobernadores en campaña y no se van a involucrar en el tema nacional hasta que pasen sus elecciones. Ya enviamos la convocatoria formal y en los próximos días empezaremos a reunirnos”, agregó el asesor. Pese a lo inédito del encuentro, en el Gobierno inflan el pecho al recordar los acuerdos conquistados en el Congreso de la Nación, pero lo cierto es que un encuentro de estas características había sido descartado durante el mejor momento del Gobierno, cuando se impuso en las legislativas de 2017.

En ese momento, por iniciativa de Rogelio Frigerio y de Emilio Monzó, que cada vez la ve desde más lejos, mientras baraja enrolarse en el proyecto de un segundo mandato de Horacio Rodríguez Larreta. Éste último es uno los impulsores del diálogo multisectorial y quedó casi solo como coordinador nacional de la elección del próximo domingo en Córdoba, que desde el Gobierno suponen que será claramente favorable a Juan Schiaretti.

“El acuerdo es para sentar un precedente en términos de qué es lo que va a pasar con el país, si se va a defaultear, si se van a cumplir los compromisos que esieten, si se va a sostener el equilibrio fiscal. Son puntos donde la mayoría está de acuerdo, para generar un precedente para afuera, de cara al futuro. Estamos receptivos a incorporar y cambiar. Los diez puntos se pueden modificar y están sujetos al debate”, cerró el asesor.

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