Panamá, Singer, Marina y la Libertad, un cóctel lleno de sorpresas

Panamá, Singer, Marina y la Libertad, un cóctel lleno de sorpresas

Análisis del libro “Panama Papers – El Club Mundial de los Evasores de Impuestos”.


E n junio de 2016, la editorial Planeta publicó el libro “Panama Papers – El Club Mundial de los Evasores de Impuestos”, escrito por Bastian Obemayer y Frederik Obermaier, subdirector de investigaciones del diario alemán Süddeutsche Zeitung y miembro del mismo equipo, respectivamente. Ambos periodistas son miembros, además del International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), un colectivo de periodistas de investigación. Sus compañeros los llaman -ejerciendo una escasa creatividad- “los hermanitos”, por la similitud de sus apellidos.

La filtración de datos que alguien (en el libro aparece como “John Doe”, que es el equivalente en inglés de un NN, es decir, un informante anónimo) deslizó en los emails del periodista Bastian Obermayer comenzó con una noticia bomba: el primer “pling” en la computadora del periodista alemán, que advertía de la llegada del primer correo, estaba referido a la investigación “independiente” de un fiscal argentino llamado José María Campagnoli, que daba cuenta de que el matrimonio Kirchner había evadido 65 millones de dólares robados de los fondos públicos.

Según los datos, la fuga del dinero se había producido a través de un todavía misterioso –para el público- bufete de abogados llamado Mossack-Fonseca, ubicado en el paraíso fiscal de Nevada. Los sabuesos alemanes comenzaron a buscar datos inmediatamente, con la ilusión de descubrir a dos presidentes “con las manos en la masa”, pero enseguida se encontraron con “una pared negra”, es decir, con una búsqueda sin resultados.

Localización: Argentina.Un fiscal, José María Campagnoli, sostiene que unos sospechosos ejecutivos ayudaron a los Kirchner, esto es, a la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su difunto marido, Néstor Kirchner, a sacar del país unos sesenta y cinco millones de dólares de fondos públicos, a través de un entramado extraordinariamente ramificado de ciento veintitrés sociedades pantalla, todas ellas constituidas por un bufete panameño de abogados denominado Mossack Fonseca, y domiciliadas en su mayoría en Nevada, un paraíso fiscal dentro de Estado Unidos. Sin embargo, ninguno de aquellos cargos se ha probado y Cristina Fernández de Kirchner niega que tales acusaciones sean ciertas. (Panama Papers-Página 13).

 

Desilusión

Si bien los periodistas no lo dejaron saber directamente, sospecharon inmediatamente que esta investigación había nacido en las entrañas de las usinas del fondo buitre NML, que lidera el ínclito financista Paul Singer. Éste, por aquellos tiempos, se dedicaba a perseguir activos de Argentina por el mundo, con el objetivo de “caranchear” algún dólar que elevara las ganancias de sus bonos de la deuda externa comprados por centavos, para transformarlas en beneficios usurarios. El fiscal Campagnoli no tenía jurisdicción sobre el fuero penal económico, por lo que no había sido él quien había accedido a los habitualmente herméticos paraísos fiscales para husmear en las supuestas cuentas offshore de los Kirchner. De hecho, el fiscal de Saavedra no cuenta en su haber con ninguna otra cucarda sobre esta materia. De todos modos, será bueno recordar que este capítulo se cerró con la pasiva aceptación de las exigencias de Paul Singer por parte de Mauricio Macri, las mismas que antes Cristina Fernández de Kirchner y Néstor Kirchner habían rechazado.

Sobre el final del libro, los periodistas alemanes –que encontraron evidencias incontrastables de actos de corrupción del primer ministro británico David Cameron, del primer ministro islandés Sigmundur Gunnlaugsson, de algunos funcionarios de la isla de Malta y hasta de la FIFA- mostraron su desilusión por no haber podido demostrar la presunta corrupción en Argentina…al menos desde el lado populista.

Porque, de repente, se dieron cuenta de que algo no funcionaba. “Nuestros compañeros argentinos del diario La Nación estaban entusiasmados ante la perspectiva de airear los negocios secretos de su entonces presidenta. Pero tampoco encontraron pruebas de nada ilegal ni que incriminara a la pareja”. Nuevamente desilusionados, descubrieron que los datos los llevaban hacia otro sector de la política argentina, algo que no esperaban.

El giro fue dramático. “Es cierto que no tenemos ninguna prueba que relacione a Cristina Fernández de Kirchner ni a Néstor Kirchner con una de las ciento veintitrés empresas de Nevada, pero tenemos información sobre su sucesor en el cargo. A principios de diciembre de 2015, Marina Walker nos escribe desde el ICIJ para contarnos que nuestros compañeros del periódico La Nación han encontrado en los papeles el nombre de Mauricio Macri, el nuevo presidente de Argentina, elegido en segunda vuelta. En esos momentos, el político conservador todavía no ha jurado el cargo y lo apuntamos en la lista de la <<sala de guerra>>”.

 

Si bien los periodistas no lo dejaron saber directamente, sospecharon inmediatamente que esta investigación había nacido en las entrañas de las usinas del fondo buitre NML, que lidera el ínclito financista Paul Singer. Éste, por aquellos tiempos, se dedicaba a perseguir activos de Argentina por el mundo, con el objetivo de “caranchear” algún dólar que elevara las ganancias de sus bonos de la deuda externa comprados por centavos, para transformarlas en beneficios usurarios.

El capítulo Walker

Extrañamente, Marina Walker, que es una periodista mendocina que trabajó en el diario Los Andes, de esa provincia, luego se radicó en Estados Unidos y finalmente ganó el Premio Pulitzer por la investigación de los Panama Papers en 2017, coincidió en Mendoza en 2016 con este cronista, que había sido invitado por el gobierno provincial para dictar un Taller de Ética Periodística y para exponer acerca, precisamente, de la investigación sobre los Panama Papers en la Feria del Libro provincial.

Quien había promovido nuestra presencia en Mendoza, el titular de la Unión de Periodistas Independientes (UPIM), Ben Salzedo, anunció durante la conferencia que brindamos juntos, que Marina Walker terminaba de ser galardonada por la Cámara de Diputados de Mendoza –nosotros exponíamos ante el público de la Feria del Libro realizada en el Centro Cultural Le Parc, en Guaymallén, en junio de 2016-, ante una propuesta en este sentido del referente del Pro mendocino, Pablo Priore.  Pero, nos asombramos, ¿no había denunciado el ICIJ, del cual Walker era su vicedirectora, a Macri por su intervención en empresas offshore?

Siempre existen tramas secretas dentro de estas obscuras investigaciones, porque no existe la pureza. Los verdaderos dueños del poder, que son dueños de muchas otras cosas, jamás son rozados por los sabuesos periodísticos. Por el contrario, los que suelen ser desenmascarados, denunciados, amonestados y hasta encarcelados son los que, de alguna manera, los exsocios o los enemigos de tales poderosos señores.

Para empezar, Marina Walker recibió la información acerca de las offshore de Macri mucho antes de las elecciones en las que éste triunfó, pero reveló el dato recién después del 22 de noviembre de 2015, hacia los primeros días de diciembre de ese año, cuando Macri ya se había impuesto en segunda vuelta por sobre Daniel Scioli, del Frente para la Victoria.

Priore no comió vidrio, ni orinó agua bendita. Entregarle un premio a una tan controvertida periodista no parecería ser, a priori, algo coherente con quien desea triunfar en la política. Por lo tanto, en este tema hay felino confinado (o gato encerrado). No ha habido señales de altruismo político en los políticos argentinos, por lo que todo hace pensar que existe algo más detrás de la escena.

Una esperanza trastocada en desilusión  

Mientras tanto, luego del baño de realidad, los periodistas alemanes se rendían ante la evidencia.

Ahora estamos seguros: una gran parte de las ciento veintitrés empresas están relacionadas con el caso argentino solo en la medida en que las empresas internas de Mossack Fonseca que actúan como testaferros son las mismas que gestionan las pocas empresas que probablemente puedan atribuirse a personas de confianza de los Kirchner. Da la impresión de que, al menos en gran parte de esas empresas, se cumple lo que Mossack Fonseca nos respondió en febrero de 2015, es decir, que <<no tenían nada que ver con el caso de NML contra Argentina>> (Páginas 334-335).

Estas evidencias les revelaron a los alemanes que “vemos que Macri creó una empresa en las Bahamas en 1998, con dos personas muy cercanas a él. La sociedad se llamaba Fleg Trading. En aquella época, Macri era el presidente del club de fútbol Boca Juniors y un hombre adinerado. En 2007 ganó las elecciones a la alcaldía de Buenos Aires y, según los datos de Mossack Fonseca, la sociedad Fleg Trading no se desactivó hasta el año 2008. Sin embargo, en los expedientes relativos a la empresa solo hay documentos que demuestran que Macri era uno de los directores”.  (Páginas 339- 340).

Finalmente, los hermanitos alemanes reconocieron que “en Argentina, los papeles de Panamá han puesto contra las cuerdas a Mauricio Macri, presidente desde noviembre de 2015, quien, según nuestros documentos, fue durante un tiempo directivo de la sociedad pantalla Fleg Trading Ltd. También se ha sabido que pocas semanas atrás transfirió las acciones que poseía en una empresa hidroeléctrica a una empresa offshore de su padre. Tres meses después de asumir su nuevo cargo. Y, por si fuera poco, muchas de sus personas de confianza también figuran en los papeles de Panamá o aparecen vinculados con empresas offshore en los datos filtrados. Entre ellas se encuentra Néstor Grindetti, exministro de Hacienda de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ambos viajaron juntos en 2013 a Panamá, oficialmente por una cuestión relacionada con un crédito para proyectos urbanísticos”. (Páginas 407-408).

En este terreno, de repente los periodistas alemanes descubrieron que otros desprejuiciados amigos del ex presidente también se habían unido a la fiesta de las offshore. Y enumeraron: Daniel Angelici, que con la ayuda de Macri consiguió convertirse en presidente del club de fútbol Boca Juniors; Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos, nombrado por Macri; Gustavo Arribas, director de los servicios de inteligencia; varios hermanos de Macri y su primo Jorge, intendente del municipio de Vicente López, situado en las proximidades de Buenos Aires. El periódico Página 12, de orientación izquierdista, lleva a portada una imagen de Macri cabizbajo y este titular: <<Panamacri>>. Entretanto, la Fiscalía argentina dirige una instrucción y un miembro de la oposición presenta una denuncia contra Macri. También las autoridades anticorrupción del país tienen la intención de encargarse de este asunto. (Página 408).

 

De aquellos lodos, estos cienos

Ni se imaginaban los hermanitos, en aquel lejano 2016, las ramificaciones que iban a surgir de los Panama Papers mientras avanzaba el mandato de Mauricio Macri. Entre ellos, los actos de espionaje de los que serían acusados Macri y Arribas, ni la derrota de Angelici a manos de Riquelme y Amor Ameal, cuando hace unos años atrás éstos parecían ser perdedores seguros en cualquier interna de Boca.

Lo que sí es de destacar, en el último párrafo referido a la Argentina es que los alemanes exhiben una muy europea confianza en el sistema, a todas luces excesiva para quienes conocen los entresijos del poder en Argentina…o a Laura Alonso.

Pero ésa es otra historia. Por más que en estos días, un nuevo y dudoso espía israelí, llamado Uzi Shaya, haya surgido desde la trastienda,  exhibiendo una dudosa información, que supuestamente comprometía a la expresidenta argentina, que le habría entregado al exfiscal Alberto Nisman. A primera vista, no coincide alguna fecha, ni el lugar del encuentro. Tampoco presentó ninguna prueba. Por esas razones, todo lo que aparece suena a fake news.

¿Qué tiene en común esta última operación con los Panama Papers? Paul Singer aparece en ambas. Porque cuando existen trapos sucios, el titular de Elliot Management suele asomar la cabeza, aunque intentando mantenerse en el fondo del escenario

A todos esto, ¿será Singer uno de los bonistas con los que Martín Guzmán está pulseando por estos mismos días para lograr alguna quita importante en la deuda argentina?

Por de pronto, el 20 de abril último, un comité de acreedores  que poseen bonos de la deuda argentina expresó su rechazo a la propuesta que había presentado Martín Guzmán. Son tenedores de bonos emitidos en 2005 y 2010, que serían sometidos en esta ocasión a una segunda reestructuración.

Se hacen llamar “Grupo de Titulares de Bonos de Canje”, están liderados por el fondo Monarch y lo conforman además HBK Management, Cyrus Capital Partners LP y VR Capital Group Ltd.

En total, son unos 20 grupos de inversores, que aseguran ser poseedores de títulos de deuda por uSs 4.000 millones, que significan el 16 por ciento del total. Se sabe que en este caso, el Gobierno debe atraer al 85 por ciento de los bonistas para que su propuesta sea aceptada, por lo que ese 16 por ciento obturaría el acuerdo.

 

¿El ínclito Singer ataca de nuevo?

Oficialmente, Ellito Management no forma parte del grupo, pero el asesor legal de estos bonistas insurrectos es otro ínclito bucanero de las finanzas: se llama Dennis H. Hranitzky, forma parte del estudio Quinn, Emmanuel & Sullivan y cobró fama cuando el dos de octubre de 2012 logró que el Gobierno de Ghana retuviera a la Fragata Libertad, cuando atracó en el puerto de Tema, en ese país africano. La demanda tenía que ver con la decisión argentina de no aceptar la demanda del fondo buitre que lidera Paul Singer, que no aceptaba una quita de capital en el pago de la deuda externa. Singer había comprado los bonos de la deuda en el momento en que se encontraban en el piso de su cotización y buscaba obtener una ganancia extraordinaria, que rondaba el 800 por ciento con respecto a su precio de compra.

Indudablemente, Singer no es un cantor que no desafina sus finanzas. 

Los asesora legalmente Dennis H. Hranitzky, del estudio Quinn Emanuel & Sullivan.

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