Oposición sin GPS

Oposición sin GPS

Sus contradicciones quedaron más expuestas que nunca en los últimos actos. Los gobernadores que pueden ser reelectos piensan más en salvar sus territorios que en emprender la aventura nacional.


El ranking llama la atención no por quien lo lidera, pero sí por los diez restantes. Es una tabla de referentes opositores al Gobierno de Mauricio Macri. Puntea, previsible, Cristina Kirchner. La puso allí más del 67% de los consultados. Debajo, la sigue Hugo Moyano, el camionero que pasó de oficialista a antimacrista furioso en cuestión de meses. El resto es un cambalache: el preceptor-gremialista Roberto Baradel, el inclasificable Aníbal Fernández, el diputado-hijo Máximo Kirchner, el gobernador histriónico Alberto Rodríguez Saá. ¿Más? Los belicosos Agustín Rossi y Nicolás del Caño, el mediático-violento Guillermo Moreno. Para completar la ensalada, cierran el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y… el papa Francisco. Esta enumeración heterogénea (o no tanto, como se verá más adelante) fue la respuesta de 1.200 argentinos consultados por una encuestadora, Ricardo Rouvier & Asociados. Les preguntaron a qué político y/o dirigente consideraba como el principal referente opositor.

Por cierto que el resultado es una foto congelada del momento. Lo de Cristina se explica por la grieta que a veces parecería profundizarse en lugar de cerrarse; lo de Moyano y Baradel tiene que ver con la coyuntura de sus peleas sindicales y públicas contra el Gobierno. Y el resto confirmaría, salvo en el caso de Urtubey y Bergoglio, que para el común de la gente la oposición en la Argentina solo se explica desde posiciones extremas, duras, como la de los K o la izquierda. ¿Y Sergio Massa? ¿Y Margarita Stolbizer? ¿Y Florencio Randazzo? Perdidos en la avenida del medio.

El sondeo, aunque parcial, también parece responder a un presente opositor de revulsión y confusión.

Hubo al menos tres movimientos políticos no oficialistas en las últimas semanas, que, paradójicamente, a quien más contento debe haber dejado es al macrismo. El más numeroso, incluso, es el que mejor calzó a los planes electorales del Gobierno. En San Luis, convocados por el gobernador Alberto Rodríguez Saá, quien sueña con una nueva apuesta presidencial, se juntaron kirchneristas, más Moyano, más el hoy outsider Amado Boudou. De esa foto cuesta imaginar una estructura que enamore al votante común.

En la previa, se había anunciado que el anfitrión no sería el único mandatario presente. El anuncio quedó en promesa. Ni el riojano Sergio Casas ni el sanjuanino Sergio Uñac, menos el entrerriano Gustavo Bordet, se acercaron hasta allí. Un par de razones simples: creen que hoy participar de esa instantánea les complica la relación con el Gobierno y, de cara al futuro, no solo no les suma sino que, más bien, les resta apoyos. La mayoría de esos gobernadores tiene planes reeleccionistas para 2019.

Incluso, para despejar el camino y aumentar sus posibilidades, muchos piensan en separar sus comicios locales de los nacionales. Así le allanarían aún más el camino al macrismo para repetir en la presidencia.

Uno de los pocos gobernadores sin reelección es Urtubey y fue el protagonista de otra de las movidas verano-otoño. Se mostró con su colega fueguina Rosana Bertone, quien se entusiasmó y se precandidateó como eventual compañera de fórmula. El salteño, de perfil moderado y discurso ameno, llega con una debilidad de origen: perdió contra el macrismo la última elección local. ¿Le dará la talla para arrastrar al peronismo y coronarse como el principal opositor? Difícil.

La tercera movida dentro del peronismo la protagonizaron otros dos dirigentes que aspiran a la presidencial y que, como Urtubey, o peor que él, vienen de darse un porrazo en las legislativas 2017. Después de años sin hablarse, los excompañeros de gabinete K Sergio Massa y Florencio Randazzo se juntaron un par de veces en las oficinas del exministro de Transporte. Lo dejaron trascender aunque no divulgaron fotos. Al menos, tuvieron la mesura de leer los tiempos que corren: luego de su mala performance electoral, los dos se internaron en un aconsejable silencio. Conociendo sus personalidades y lo bien que piensan de sí mismos, será interesante ver hasta dónde toleran este circunstancial anonimato.

Con este panorama de dispersión opositora, con el peronismo partido en tres, con Cristina como principal figura pero con un rechazo electoral sostenido, con los gobernadores pensando más en salvar sus comarcas que en tirarse a una aventura nacional, el oficialismo avanza con un objetivo más claro. Ya definió la triple reelección (Macri en Nación, María Eugenia Vidal en Provincia y Horacio Rodríguez Larreta en Ciudad) e intentará unificar todas las elecciones locales que pueda con las nacionales para lograr doble tracción. Con ese plan más una economía que acompañe, la aventura opositora puede empinarse cada vez más cuesta arriba.Sus contradicciones quedaron más expuestas que nunca en los últimos actos. Los gobernadores que pueden ser reelectos piensan más en salvar sus territorios que en emprender la aventura nacional. 

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