Nunca más a la soberbia progre

Nunca más a la soberbia progre

Por Fernando Riva Zucchelli


No hay peor ciego que el que no quiere ver. Por más que el refrán sea viejo sirve a la perfección para describir la actitud de Carlos Bianchi en su tercer ciclo como director técnico de Boca Juniors. Y a la ceguera se le sumaba la soberbia con la que el Virrey encaraba cada conferencia de prensa luego de un nuevo desastre del equipo xeneize. Cuando los periodistas le preguntaban como jugó su equipo él siempre decía que Boca había jugado bien una parte del encuentro. La excusa de que Boca había jugado bien los primeros 20 minutos del primer tiempo era descripta por Bianchi como si se tratara de una verdad revelada que les regalaba a los ignorantes que lo escuchaban y a la que le agregaba una actitud engreída y didáctica como si fuera un profesor que todo lo sabe enseñándole a un grupo de ignorantes futbolísticos. Sería bueno explicar al Virrey que los partidos duran 90 minutos más el descuento y que para ganarlos no sirve jugar bien sólo 20.

Esta explicación para gente con pocas luces es necesaria porque Bianchi trataba de esa manera a los periodistas, a los hinchas de Boca y a todo espectador imparcial y amante del fútbol que de casualidad mirara sus conferencias de prensa por la televisión.

Pero, ¿como un tipo podía creer ser tanto, luego de sus fracasos europeos en el Atlético de Madrid y en la Roma? De estos clubes lo terminaron echando, no sólo por malos resultados, sino por su pésima relación con los jugadores, que no soportaban la soberbia de una persona que les hablaba desde arriba, contándoles sus logros en copas sudamericanas, que además no tenía ninguna experiencia  -mucho menos un título- en el viejo continente. Fue muy comentada su pelea con el Niño Torres, ídolo máximo y estrella del Atlético Madrid, cuando el estuvo como técnico del club, que ante su salida dijo que era lo mejor que le podía pasar al equipo.

La gota que colmó el vaso en Boca fue su actitud durante la conferencia de prensa que dio el miércoles por la noche, luego de la caída de su equipo ante Estudiantes de la Plata por 3 a 1. en el que Boca se fue al descanso perdiendo tres a cero, con lo cual el Pincha le hizo precio en el segundo tiempo. Según lo demostrado por los xeneises, el partido pudo terminar en goleada. No hay que que olvidar que tres días antes Boca había perdido de local con el modesto Atlético Rafaela por 3 a 0, logrando Bianchi un hito histórico: por primera vez el equipo santafesino vencía a Boca en su propia cancha. Estos hitos fueron una marca indeleble de su tercer paso por la dirección técnica del club, ya que no hay que olvidar que Boca fue vapuleado por equipos que perdieron la categoría como San Martín de San Juan que le hizo 6, Unión de Santa Fe que en la Bombonera le hizo 3 y, en el último campeonato, All Boys que le ganó con claridad.

Entonces, luego de terminar su primer torneo en el penúltimo lugar, de llegar séptimo en el segundo y terminar segundo en el último, sin habérselo peleado nunca a River, además perdiendo con el equipo de Ramón Díaz 2 a 1 en la Bombonera luego de 10 años que River no ganaba allí; Bianchi seguía con su discurso pseudo progre, envalentonado por una soberbia que está muy lejos de los verdaderos ganadores, que son humildes por naturaleza. Por eso, lo que Bianchi dijo entre risas en medio de los periodistas que le preguntaban muy acertadamente si pensaba en renunciar, sorprendió hasta los bianchistas más fieles, ya que el técnico respondió como si nada que iba a entrenar a su equipo al día siguiente para preparar el partido del domingo frente a Vélez. Como si Boca hubiera ganado 5 a o, hubiera gustado a todos y llevara diez puntos de ventaja en el campeonato. Muy lejos de conseguir títulos, el tercer ciclo de Bianchi en Boca fue muy malo. Sólo obtuvo el 45 por ciento de los puntos y sólo ganó uno de los diez clásicos que jugó con River. En 74 partidos, sólo obtuvo 26 triunfos, 22 empates y nada menos que 26 derrotas.

Estos números, para una institución tan grande como Boca, son un verdadero desastre. Para más datos, le hicieron 88 goles y tuvo 74 a favor. Muy poca cosa, por no decir nada, para una soberbia tan grande. Bien echado, lo que cuesta vale. Dale Boca, chau Bianchi.

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