Pocas horas antes del Año Nuevo, Nicolás Chipana atendió en su teléfono a Noticias Urbanas desde el costado de una ruta en Cañuelas. Horas atrás había estado en La Matanza. Y luego de la entrevista tenía previsto viajar a Misiones y a Jujuy.
Con 39 años, Chipana integra oficialmente el Frente Nacional Argentina Primero, pero en los hechos es uno de los referentes territoriales de María Eugenia Vidal y de Cambiemos en los lugares más postergados del Conurbano y del interior del país. Nació en Salta pero prácticamente se crió en la Villa 20 de Lugano, en la Ciudad de Buenos Aires, donde comenzó a hacer trabajo barrial y abrazó los colores del Pro.
“Nosotros somos una especie de misioneros”, dice en este reportaje, donde se explaya sobre su trabajo territorial, defiende la gestión macrista y critica a los punteros políticos. “La gente, de a poco, está recobrando la confianza”, afirma.
–¿Cuál es su tarea puntual?
–Hacemos un trabajo en red que tiene que ver con lo social y comunitario para la reconstrucción del tejido social en todos los estratos de la comunidad. Es un trabajo arduo y a largo plazo porque particularmente trabajamos en la periferia.
–Usted recorre las calles y los barrios, ¿cómo percibe la situación social?
–En términos generales, es compleja. No vamos a negar la realidad. Pero lo cierto es que ciertas medidas se debían tomar. Uno percibe a diario cómo está la cosa y tiene el termómetro social posta. Pateamos y caminamos permanentemente las calles, estamos cerca de la gente y creemos que es un esfuerzo que también tiene que hacer un poco el pueblo.
–¿Usted cree que el pueblo tiene que acompañar las medidas del Gobierno?
–Este país lo hacemos entre todos. Si bien el Gobierno cumple el rol de gestionar y demás, también la sociedad, en algún punto, tiene que hacer un pequeño aporte desde su lugar. Esto te lo digo teniendo cierta autoridad moral: yo nací y me crié en un barrio carenciado, no es que toco de oído o repito algo que escuché por ahí. Es algo que lo vivo permanentemente y lo veo con los pibes y abuelos. Es un esfuerzo compartido que no obedece a decisiones de clase y ni siquiera tienen que ver con un orden determinado de edad ni nada.
–¿Por qué apoyan al Gobierno, pese a medidas muy cuestionadas socialmente?
–En la Ciudad de Buenos Aires, con Larreta, hubo una integración y generación de igualdades para todos los vecinos de los sectores más postergados. Eso fue lo que nos motivó un poco a replicar nuestro trabajo ahora en la Provincia. Nosotros somos una especie de misioneros.
–¿Cuál sería su misión?
–Nuestra misión es llevar ese mensaje, esa ilusión y esperanza a la provincia de Buenos Aires. Es complejo pero no imposible. Esto no va a ser ni de una gestión ni de dos ni de tres. Queremos sentar las bases y emprender el camino. Somos los testigos en primera persona de que ya se dieron pasos importantes.
–¿Se considera un referente territorial de Vidal?
–Yo no lo digo, pero si ustedes creen que el trabajo que hacemos es ese, no hay problema y lo aceptamos a toda honra porque somos testigos de todo lo que se está haciendo. Si bien no se nota todavía, se hace un trabajo territorial con la participación de los vecinos y con planificación concreta. Buscamos romper con las viejas modalidades y los vicios del funcionamiento de estructuras paraestatales y de los punteros.
–¿Confía en que el macrismo acabe con los punteros?
–Buscamos cambiar el paradigma reconstruyendo el tejido social. Si bien lo hacemos a través de un espacio que aglutina, no lo hacemos desde términos políticos, sino desde un plano más integral y de buscar generar comunidades. No trabajamos sobre el problema habitacional solamente, sino también sobre la educación, el deporte, la cultura y el trabajo.
–La figura del puntero político siempre estuvo vinculada a los planes sociales, que este gobierno mantuvo.
–Parte de los grandes recursos de los planes en realidad se manejan discrecionalmente con otras intenciones. Debe de haber un 35 por ciento de beneficiarios de los programas que cumplen alguna prestación, pero hay otro gran porcentaje que es el colchón de contención para esos aparatos y estructuras sociales en la calle. La gente que acompaña las manifestaciones tiene que ver con esos planes, y saben que si no van, se los cortan. La gente, quizás por necesidad, accede a los programas sociales, pero después en las urnas dice otra cosa y, por eso, en las últimas elecciones apoyaron en la Provincia las acciones que se están tomando después de muchas décadas de postergación. La gente, de a poco, está recobrando la confianza.
–¿Les costó hacer trabajo social al principio del Gobierno?
–En los primeros meses de gestión había incertidumbre y miedo en la gente sobre las dificultades para vivir y para poder proponerse objetivos de vida. Era complicado trabajar. La gente te daba la espalda, pero eso fue cambiando. Se recuperó la confianza, y no es que hoy se está muy bien, pero sí existen cada vez más personas que tienen una cuota de ilusión de que esto va cambiando.
–¿Ustedes no manejan programas sociales?
–Nosotros no manejamos programas. Nuestro trabajo es juntar voluntades para que la gente se organice, participe y tome decisiones de cómo cambiar la realidad de su barrio. Eso ya se logró en la Ciudad de Buenos Aires, en varios barrios. Nosotros no predicamos partidariamente una postura, ni siquiera en el momento de coyuntura. En época de campaña, más allá de la cuestión política de fondo, seguimos trabajando en lo que venimos haciendo.
–Pero en las actividades se rodea de funcionarios.
–Con los funcionarios tenemos una necesidad recíproca de relacionarnos. Necesitamos que los funcionarios de todas las carteras estén presentes, escuchen a los vecinos y se comprometan a cambiar la realidad. Por eso siempre tratamos de invitarlos, aunque sean de cualquier rango. Siempre apuntamos hacia arriba porque ellos son los que definen las políticas públicas a implementar.
–Usted defendió a Rodríguez Larreta y ahora a Vidal. ¿Cuál es su relación con Macri?
–Macri tiene cero relación, al menos con nosotros. En la Ciudad teníamos una relación a medias, cuando iba a algún barrio nos acercábamos con inquietudes o proyectos. Eso.
En primer plano
• Un objetivo personal. “Que mi hija viva dignamente en un barrio integrado, que deje de ser un número y que tenga todos los derechos.”
• Una frase. “Que la justicia social sea real y concreta para que la gente viva dignamente.”
• Un libro. Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez.
• Una música. “Siempre me gustó la música de David Gilmour y Roger Waters.”
• Una película. Pink Floyd: The Wall, de Alan Parker y Gerald Scarfe.