Momentos difíciles fueron los del estreno del Metrobús la semana pasada cuando una protesta de los trabajadores municipales de la provincia de Buenos Aires, frente a la sede de la Federación Argentina de Municipios (FAM), en Avenida 9 de Julio y Córdoba, interrumpió el tránsito largas horas, incluido, por supuesto, el paso del Metrobús. Finalmente, tras la denuncia penal a los manifestantes presentada por el subsecretario de Transporte porteño, Guillermo Dietrich, y la represión de la Policía Federal para desalojar el piquete pasadas las 15, operativo que tuvo como resultado dos personas detenidas, volvió la calma. Y el Metrobús, a horas de ser inaugurado, pudo circular.
De todos modos, previendo futuros dramas en ese sentido, Mauricio Macri pensó seriamente en impulsar la profesionalización de un cuerpo de motoqueros de la Policía Metropolitana que se anticipe a las manifestaciones y desvíe, en este caso, el tránsito de la 9 de Julio, esto es, el paso de la decena de líneas de colectivos que trasladan 200 mil pasajeros diaramente por el corredor de la avenida, antes de que se lleven a cabo, justamente, los cortes.
El cuerpo especial de 50 agentes en moto trabaja en dos turnos (25 durante toda la mañana y 25 por la tarde). Los motoqueros tienen por objetivo anticipar o asegurar una rápida llegada a los lugares donde haya conflictos de tránsito e intervenir a fin de desviar, cortar o cualquier otra medida preventiva que el tránsito necesite.
Para optimizar el trabajo de los agentes de tránsito, el GCBA instaló un sistema de monitoreo por cámaras a lo largo de todo el corredor para posibilitar la detección temprana de incidentes. Desde allí se comunica a la base del Cuerpo de Agentes de Tránsito de forma tal que pueden acceder a cualquier punto de la 9 de Julio.
