Ganar la Provincia de Buenos Aires para Cambiemos era la misión que definiría, en gran parte, su suerte de cara a las elecciones ejecutivas del 2019. En especial el Conurbano ha sido un núcleo que el peronismo y el kirchnerismo supieron mantener por muchos años.
En especial, el partido de Merlo, liderado por el intendente del FpV Gustavo Menéndez, fue uno de los bastiones conservadores que se mantuvieron fieles a las listas celestes: allí Unidad Ciudadana le sacó más de 20 puntos de ventaja a Cambiemos. Así, con el 46,59% de los votos (134.224 votos) Cristina Fernández de Kirchner venció ampliamente a Esteban Bullrich, quien obtuvo el 21,77% de la confianza merlense (62.806 votos).
Sin embargo, en la tierra que el exintendente Raúl Othaceché gobernó por 24 años, “Pro” era una mala palabra. Por lo que el no tan modesto “21.77%” de Cambiemos es materia de análisis.
La filtración del ofialismo en esta “perlita” del peronismo bonaerense coincide con un hecho a destacar: el armado de la Mesa de Cambiemos en Merlo por el exlegislador Néstor Abbas, compuesta por Coco Arévalo, David Zencich, Pablo Cocuzza, Eduardo Varela, Aldana Ahumada, Maxi Dodera, Raúl Lorenzo, Maximiliano Kaech, Juan Ochoa, Guillermo Ezquivel y Gabriel Peralta.
El progreso de Cambiemos en Merlo no sólo podría atribuírsele a Abbas, sino también a la gobernadora María Eugenia Vidal que supo reflotar la figura del exministro de Educación nacional que tropezó discursivamente en más de una ocasión, en plena campaña.
La alta imagen positiva de “Heidi” acompañó a Bullrich para contrarrestar la poca aceptación popular al candidato.
Así, más allá del empate técnico entre Cristina y Bullrich en la Provincia, estas PASO dejó a un virtual ganador y un perdedor, quien quedó aleccionado, incluso, jugando de “local”.