“Massa sería poco inteligente si no se baja y apoya a Lavagna”

“Massa sería poco inteligente si no se baja y apoya a Lavagna”

Así lo expuso la escritora y ensayista Beatriz Sarlo, quien señala un crecimiento de la imagen del exministro Roberto Lavagna como candidato.


La posibilidad de que Roberto Lavagna, el exministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, se candidatee como alternativa opositora que rompa con la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner sigue creciendo y seduciendo.

Esto es lo que expuso la escritora y ensayista Beatriz Sarlo en una entrevista con 3Días publicada en el Cronista, por Micaela Pérez.

 

Ya pasaron más de tres años de la llegada al poder de Cambiemos, que venía a cambiar el país y a unir a los argentinos, y, sin embargo, vamos a ir a las urnas otra vez entrampados en la grieta: Macri o Cristina parece ser la opción que se impone. ¿Por qué seguimos parados ahí?

-En principio, porque el peronismo sigue siendo un factor decisivo en la política argentina. Se pudo pensar que eso había sido superado, que cuando ganó Alfonsín, surgió la renovación con Cafiero, ahí apareció un nuevo peronismo que iba a funcionar de otro modo en la política argentina. Se pudo pensar, incluso, en un peronismo liberal, de derecha, con Menem, pero hoy uno diría que los modales, las modalidades de gestión del conflicto en el interior del peronismo siguen siendo conocidas y casi históricas. Es decir, el peronismo sigue siendo ese factor decisivo en la política argentina: todos estamos pensando quién puede ser el candidato peronista, desde los más inverosímiles: gobernadores que han tenido muy malos resultados hasta aquellos que en realidad son aspirantes para hacer chapa y pintura, porque no pueden ser aspirantes en una elección presidencial, pero que las PASO les permite tener una cierta presencia mediática. Hoy, de nuevo, volvemos a mirar el peronismo aquellos que preferiríamos que Cambiemos no gane la elección….

 

¿Y qué ofrece ese peronismo hoy a esa franja a la que Massa llama “la ancha avenida del medio”?

-El peronismo nos está ofreciendo de nuevo el abanico de candidatos que, por razones diferentes, todos tienen alguna imposibilidad, o no quieren reconocer que la tienen. Una imposibilidad en el sentido de que los distritos de donde provienen son muy chicos, y no son todavía figuras nacionales lo suficientemente implantadas, no me importa cuántos seguidores tienen en Instagram y mucho menos me importa cuántos seguidores tienen sus señoras esposas en esa red social.

 

¿Lo dice por Urtubey?

-Sí, no me importan esos datos sino los que constituyen una figura con posibilidades presidenciales. Candidatos que podrían tener tiempo por delante, porque son jóvenes, caso Massa, que podría decir voy a proseguir una construcción, y que se precipita a ganar una interna peronista hoy cuando podría ser un excelente candidato para el peronismo, quizá, en la provincia de Buenos Aires. Tenemos candidatos en las PASO que pueden haber sido responsables y respetables parlamentarios, pero que en la Argentina, que no funciona como una república parlamentaria, haber sido un gran parlamentario no significa un gran aval para ser candidato presidencial, como Pichetto que, si bien puede merecer todo el respeto y los agradecimientos presidenciales, de Menem a Cristina y de allí en adelante, porque ha funcionado según los intereses de quien hegemonizaba su partido en ese momento. Y tenemos a Lavagna, que quizá muchos peronistas y no peronistas desearíamos verlo como candidato presidencial y que, de manera entendible, no quiere participar en unas PASO, porque él, en principio, no se candidateó sino que lo candidatearon, un dato a tener en cuenta.

 

¿Es una debilidad de Lavagna, al margen del tema que se marca sobre su edad, el hecho de no estar expresando una vocación más fuerte hoy por llegar al poder?

-Creo que hay que tomar en cuenta los temperamentos de los políticos. Lavagna sabe el país que recibió cuando Duhalde fue presidente, y Duhalde tuvo la muy buena idea de llamarlo. Sabe la crisis económica que encaró y cómo fue manejando esa crisis hasta salir de ella. Él es consciente de su valor, que algunas personas decidan que esa conciencia de su valor sea decisiva en lo que decida puede gustarnos o no, pero no es un mequetrefe que dice “yo soy muy valioso, ténganme en cuenta”. Él sabe lo que hizo desde el momento en que fue ministro de Duhalde y los años que siguió con Kirchner. Aparte, un lugar en la historia política argentina de los últimos 30 años tiene asegurado y quizá su vocación política no sea tan intensa como la que puede tener un Duhalde. Para estar en la esfera pública tenés que tener una vocación política, porque la política es durísima si no la tenés, y quizá Lavagna no la tenga. Yo desearía que la tuviera, pero quizá no quiera verse sometido al conjunto de pruebas… Puede que piense, “a mí ya me fue bien una vez, ¿para qué tengo que esperar que me vaya mal la próxima? ¿Cuál es mi garantía de que me irá bien?”, como si razonara en ese sentido.

 

¿Pesará también “la herencia”? Convengamos que Macri deja un país tan complicado como el que recibió de Cristina.

-Sabiendo lo que recibe, por una parte, y sabiendo cómo son los oficiales del ejército peronista, que en cuanto él sea elegido presidente y jure ante las dos cámaras, va a empezar la guerra de sucesión dado que van a dar por descontado que Lavagna no va a ser reelecto. Sabiendo cómo son los “oficiales” con los cuales va a tener que contar para un gobierno de cuatro años.

 

Lavagna ya dijo que no irá a una interna sino que la suya -si se presenta- sería una candidatura de unidad de la oposición. ¿Le parece hoy factible que Massa o Urtubey puedan dar un paso al costado si la eventual candidatura de Lavagna toma fuerza?

-En el caso de Massa, sería muy poco inteligente no bajarse, dado que él tiene posibilidades ciertas por delante, en principio acompañar a Lavagna como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, donde él ha hecho buenas elecciones. O acompañarlo de otro modo en las presidenciales, tiene opciones atractivas por delante, salvo que su ambición lo obnubile por completo, sobre todo la aceleración que le da su temperamento ambicioso, ya que Massa es un hombre joven que está en condiciones de esperar. En el caso de Urtubey, creo que es alguien que se sobrevalúa y punto. Sobrevalúa el impacto de las redes sociales, que se pueden fijar como anda por Salta con sombrero salteño o cómo su mujer se saca fotos embarazada mostrando la panza… Me parece que no tiene más que eso, un anclaje en las redes, salvo que se convierta en un candidato de las redes como en algún momento fue Trump, aunque Trump no fue únicamente un candidato de las redes.

 

Muchos también lo perciben como demasiado cercano a Macri. ¿Eso le resta puntos como candidato del PJ opositor?

-Yo diría más; demasiado cercano a una política tradicional salteña, para no atribuirle a Macri todos los males que portan cada uno de los políticos argentinos. Es un político que tiene el estilo tradicional salteño, esto no es estigmatizar a nadie, pero el carácter muy conservador que ha tenido la política en Salta, que hoy puede calzar bien porque tiene además un rasgo juvenilista, pero está demasiado pegado a eso. Por otra parte, si uno se dedica a examinar los resultados de su gobierno, ha sido dos períodos gobernador de Salta y es la provincia donde hay mayor analfabetismo, menor inversión educativa. Y electoralmente le fue mal y no porque lo venciera un candidato más progresista.

 

¿Y Cristina? ¿Será candidata o podría sorprender al final no presentándose, es decir tener un gesto de “generosidad”, puesto que sabe que el Gobierno la necesita enfrente para poder ganar?

-En principio, si uno se guía por las encuestas que recibe, es ella la que le puede ganar, Cristina también conoce esas encuestas. En segundo lugar, no puedo recordar un gesto de generosidad o de buena voluntad de Cristina. En tercer lugar, están lo que se llama las efectividades conducentes: Cristina la semana que viene empieza el juicio oral en el cual está complicada su hija, no tengo juicio sobre esa chica (por Florencia Kirchner), pero le encontraron algo que la hija no debía saber ni que tenía adentro de una caja fuerte. Y no tiene fueros. Cristina tiene eso, que es una razón fuerte también para jugar en las elecciones. Y además sabe que el peronismo se alinea ante quien tenga el poder. Hoy cada gato peronista anda por su pared pero si ella decidiera que sí, con algunas chances, que todavía tiene, el PJ se alinea detrás de ella. Ya la han ido a visitar todos. ¿Quién falta?

 

¿Y cómo te imaginás a la Argentina en ese caso bajo un nuevo gobierno de Cristina? Sería un viaje al pasado…

-Así son las vueltas, Cristina piensa que ella con Kicillof y un equipito que le arma Kicillof podría volver a gobernar… Y esas ilusiones de los políticos que vuelven las conocemos los argentinos. Perón gobernó del 45 al 55, con propia fuerza, cuando pensó que podía volver a gobernar se encontró que tenía un gallinero. Así son las vueltas, no garantizan la repetición del pasado, no garantizan que después la gente va a hacer cola rodeando la quinta de Olivos para ir a hablar con ella.

 

Ahora, con la corrupción kirchnerista expuesta en los tribunales como está expuesta hoy, las confesiones de los arrepentidos en la causa de los cuadernos, los juicios que se ponen en marcha, ¿cómo explicás que ese núcleo duro que apoya a CFK siga prefiriendo no creer?

-Ése es un punto, la resistencia que tiene el kirchnerismo a razonar la cuestión, no digo a cuestionarla, a razonarla. Porque alguien del PT, en Brasil, puede decir que es probable que Lula haya permitido que sucedieran las cosas de las cuales él es acusado ahora, pero me diría que Brasil tuvo los mejores índices respecto de la eliminación de la pobreza. Fue un gran presidente, por eso fue reelecto y fue luego electa Dilma. Ese razonamiento, misteriosamente, no lo usan los kirchneristas….

 

Bueno, no pueden usarlo y decir que con ellos bajó la pobreza, sí dicen “con Cristina se vivía mejor”.

-Sí, pero en Brasil se puede leer cuáles son los resultados y los grandes cambios que el PT, con la corrupción incluida que empezó en algún momento de ese gobierno, estableció en Brasil, los millones que salieron de la pobreza… La pobreza, en el mejor de los casos en la Argentina, uno puede decir que permaneció intacta, en el mismo porcentaje. Y como es inamovible, ahí está el otro factor que creo que los partidos han tardado en asimilar, que es que la Argentina cambió para siempre. Un país que tiene como problema fundamental sacar al 30% de su población de la pobreza y la indigencia no es el país que creíamos hace 30 años. Podemos exportar más a Brasil, tratar de exportar más a China, establecer convenios con la Unión Europea, pero la Argentina no es un país de los medianos o de los chicos prósperos, es un país que, el otro día leía una tabla donde está ubicado, empezando de abajo, entre los primeros 15. Un país que tiene 30% de pobres, inamovible, tiene que reconocer ese perfil, esto no sólo no lo reconoce Cristina, porque sería parte imputable por su inacción, no sólo no lo reconocen los peronistas, porque fantasean con otro tipo de país en el cual gobernar, tampoco los radicales, no lo reconoce nadie.

 

¿Cuáles van a ser los ejes de esta campaña? El Gobierno quiere hablar de la corrupción K y, CFK, de lo mal que está la economía, que con ella “se vivía mejor…”

-Si uno lo considera como una obra de teatro con tres o cuatro protagonistas, esos podrían ser los temas que se convenga establecer o cada uno quiera establecer. Pero, ¿qué va a querer escuchar la gente en la campaña? Creo que muy poco, porque si no la gente le hubiera cobrado más duro a Macri el haber dicho durante toda la campaña que él iba a bajar la inflación en tres meses. Y no se lo cobró en las elecciones siguientes, porque ni siquiera lo recordaba. Tampoco nos hagamos cargo de los sueldos de los asesores de discurso… en el estado actual del interés político, lo que va a suceder en la campaña, ¿quién lo sabe? Porque los intereses políticos son muy bajos hoy en la Argentina, es un problema de los asesores políticos, los políticos elegirán los temas y después la gente recibirá lo que pueda o lo que quiera. No podemos pensar que tenemos 30% de pobres, que tenemos la mitad de los chicos en el secundario, chicos que están votando y que no están en el colegio, que tenemos esa composición social, una escuela en crisis, una secundaria en crisis y, por otra parte, una esfera política que recuerda a Atenas. No es así.

 

¿Cómo imaginás cuatro años más de Macri, si es que resulta reelecto finalmente?

-Yo creo que Macri no cambia ninguna de sus políticas, sus políticas son verdaderas políticas a largo plazo, él está jugado por un capitalismo concentrado, el capitalismo de los grandes, por más que después vaya a una Pyme y se ponga el casquito y recorra los telares… está jugado a eso, no creo que cambie nada. Y por otra parte, Macri no tiene una tradición ideológica de sensibilidad social. Las tradiciones políticas existen… Hoy hay un vacío de política, de políticos que percibe la gente sobre la cual después los asesores de discurso dicen, “no hay que discutir economía, hay que discutir mejor fútbol, o mejor rugby”, ése es el grado de despolitización. Su imagen también está por el piso porque gente que a lo mejor lo volvería a votar dice que no le gusta. Salvo que San Lavagna aparezca…

 

Hablemos de Carrió. ¿Te sorprendió que, contra todos los pronósticos, no rompiera finalmente con Cambiemos? ¿Qué le aporta su figura a Macri?

-Quizá Carrió le garantice los más fanáticos. Los defensores de Macri y Cambiemos, quizá, se sienten más tranquilos con su conciencia moral y política si el argumento proviene de Carrió y no de Marcos Peña. Quizá Carrió esté llegando al máximo de lo que puede aportar a Cambiemos, porque a todos aquellos que votaron por anticristinismo, Carrió los puede conservar porque tiene argumentos morales que tranquilizan a aquellos que saben lo que está pasando pero no quieren romper con ese voto que hicieron por Cambiemos ya que ese voto, piensan ellos con toda la razón del mundo, les garantizó que no vuelva Cristina. Y no me sorprende (que no haya roto con el Gobierno).

 

¿Imaginás que en un segundo mandato Macri podría ir hacia un gobierno más abierto, dándole mayor espacio a sus socios radicales, por ejemplo?

-Son muy sectarios, la estructura política de Marcos Peña es la estructura de un sectario. No quiero atribuir a ninguna formación de origen confesional, porque no lo conozco, pero cuando uno lo ve razonar, uno dice “he aquí un sectario”. Me hace acordar a Jorge Capitanich, razona como Capitanich que no le entraba bala. Él lo cree, no podés ser cínico y sectario, el sectario tiene que estar convencido de sus verdades. Si te acordás las intervenciones de Capitanich (cuando era jefe de gabinete de CFK), racionalizaba todo lo que decía Cristina, me hace acordar mucho su estilo, que no era el de Aníbal o Alberto Fernández.

 

Los precandidatos, según Sarlo

Macri: “Creo que no cambiará ninguna de sus políticas (si gana). Son verdaderas políticas a largo plazo, él está jugado por un capitalismo concentrado”.

Cristina: “Cree que ella con Kicillof y un equipito que le arma podría volver a gobernar. Las ilusiones de los políticos que vuelven las conocemos los argentinos”.

Lavagna: “Muchos desearíamos verlo como candidato. De manera entendible, no quiere ir a una PASO porque él no se candidateó, lo candidatearon”.

Massa: “Tiene opciones atractivas por delante, salvo que su ambición lo obnubile por completo, ya que es un hombre joven que está en condiciones de esperar”.

Urtubey: “Se sobrevalúa, sobrevalúa su impacto en las redes, no tiene más que eso”.

Pichetto: “Haber sido un gran parlamentario no significa un aval para ser candidato”.

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