Marcelo Peretta: “Es evidente que quieren hundir al sindicalismo”

Marcelo Peretta: “Es evidente que quieren hundir al sindicalismo”

Por Enrique Colombano

Ante NU, el titular del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos explica por qué decidió sumarse a la marcha convocada por Hugo Moyano.


Marcelo Peretta dirige el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, que integra las 62 Organizaciones Peronistas. Y pese a haber apoyado, junto al Momo Venegas, al gobierno de Mauricio Macri en sus comienzos, y hasta haber compartido el acto del 1º de Mayo del año pasado con el Presidente en Ferro, el presente lo encuentra marchando junto a Hugo Moyano. Horas antes de la movilización, Peretta –que es doctor en Farmacia y Bioquímica– recibió a Noticias Urbanas en su oficina para responder acerca de todo lo que tiene que ver con la protesta, así como también de las acusaciones en contra del dirigente camionero.

–¿Qué cambió para que su sindicato pasara de acompañar al Gobierno a marchar junto a Moyano?

–Cuando asumió Macri, nosotros decidimos apoyar las primeras medidas del Gobierno, porque somos democráticos y respetuosos de la voluntad popular. Vos recordarás que las primeras decisiones del Gobierno fueron todas a favor de la parte empresarial: quita de retenciones, beneficios y amnistías a los empleadores que no habían pagado las cargas sociales. Todo, según decían, para generar mayor trabajo registrado. Y nosotros pusimos el hombro. En el segundo año de gobierno, pensamos: “Ahora nos toca a los trabajadores”. Pero no. Y ahora estamos peor. Encima, ves mensajes muy claros de ataque al sindicalismo y, en particular, a sus dirigentes. Indudablemente, algunos compañeros no han actuado bien y tendrán que dar sus explicaciones a la Justicia. Pero desde el Gobierno están estigmatizando al sindicalismo, diciendo que es corrupto y mafioso. Y eso nos perjudica.

–¿Se sienten traicionados?

–Vemos que, en el aspecto laboral, el Gobierno no ha cumplido. Dijeron, por ejemplo, que los trabajadores no iban a pagar ganancias, y seguimos tributando el impuesto. Al ser el nuestro un sindicato jerárquico, eso nos afecta mucho. Con cada aumento, nuestros afiliados casi que cobran menos. Mientras tanto, vemos que al sector empleador, en cambio, el Gobierno le ha cumplido. Entonces decidimos salir a expresar este malestar que tenemos, porque entendemos que el sector trabajador es el más débil de la cadena y tiene que ser tenido en cuenta. No debe repetirse la historia de que la economía del país se reconstruya solo sobre las espaldas del sector trabajador. Si ponemos, tenemos que poner todos. A nosotros nos imponen un techo en las paritarias que tenemos que cumplir, y lo cumplimos. Pero vemos que los medicamentos, que es un producto de nuestro rubro, aumentan entre el 30 y 40 por ciento en promedio. Y algunos hasta el 200 por ciento. Entonces, es desproporcionado el esfuerzo que se le pide a una parte respecto de la otra. Y, justamente, al que no le pedís y le das todo es el que está en mejores condiciones de hacer el esfuerzo. Y te pongo otro ejemplo que a nosotros nos perjudica mucho: tenemos dos convenios colectivos de trabajo que firmaron la cámara empresarial y el sindicato, pero que el Ministerio de Trabajo nunca termina de homologar. Sin la homologación del Ministerio, no valen. Todos los trámites que presentamos para que el Ministerio se expida no salen. Al principio, en los primeros seis meses de gobierno, nosotros dijimos “bueno, recién están llegando, se están adaptando”. Pero ya van dos años igual. Es una constante que les pasa a todos los gremios, salvo a algunos grandes que tienen otra llegada que nosotros no tenemos. Imaginate el daño que nos hacen. Cuando vamos a decirle al empleador que cumpla con los aumentos, que pague los adicionales, lo primero que este hace es pedirnos la homologación del Ministerio de Trabajo. Al no firmarnos los papeles, nos están ahogando.

–Pero las 62, como organización, no marchan ni acompañan la protesta.

–Las 62 han tomado la decisión de seguir apoyando las medidas del Gobierno. Por eso nosotros entendemos que tenemos que actuar a título individual. Tiempo atrás, nuestro gremio participó, junto al Momo, de una jornada masiva que se titulaba “En defensa del modelo sindical argentino”, a la que vino Macri. Pero ahora, si el Gobierno está partiendo al movimiento sindical argentino, no está haciendo lo que prometió. Les da un montón de beneficios a sus amigos empleadores, a punto tal que, en nuestro caso, Alejandro Roemmers se gastó seis millones de dólares en su cumpleaños pero no baja el precio de los medicamentos, que están por las nubes, y nadie, sin embargo, le pone un tope. Y a nosotros nos dicen: “Esto no, esto tampoco, el techo es tanto”. ¡Y ahora hasta quieren anular la cláusula gatillo, que funcionó perfectamente y nos tranquilizaba a todos! Porque si nos dicen “firmá por el 15 por ciento” y después la inflación llega al 19, sabías que ese cuatro por ciento te lo recomponían el año siguiente. Era lo más natural. “No. Ahora no hay cláusula gatillo”, nos dicen. Y si no hay, andá a reclamarle después al empleador la diferencia. ¿Te creés que te lo va a reconocer? Entonces, es evidente que nos quieren hundir, perjudicarnos, y frente a eso nos manifestamos.

–Pero son muchos los gremios que se bajaron de la marcha.

–Sí.

–Primero se negó a apoyar Daer, después Acuña se bajó, Santa María también. Y Barrionuevo. ¿A qué lo atribuye?

–No nos sorprende que Daer no apoye esta medida porque él siempre estuvo del lado de la patronal y de los gobiernos de turno. Sí nos sorprende lo de Barrionuevo, porque él nos convocó a Mar del Plata, al asado de fin de año, donde se firmó el documento en el que se señaló que estábamos preocupados por las políticas que terminaban con despidos tanto en las áreas estatales como en las privadas, y por la creciente concentración de la riqueza. Redactamos una frase muy gráfica: que los ricos están cada vez más ricos y que los pobres cada vez más pobres. Entonces, que Barrionuevo y Acuña, que son parte de la misma línea sindical, se bajaran, fue muy sorpresivo.

–Barrionuevo argumentó que la marcha solo se debía a un problema entre Macri y Moyano.

–De ninguna manera creo yo que esto sea un problema entre Macri y Moyano. No quiero personalizar en el Presidente, pero las actitudes que surgen de la cartera laboral no van solo contra Camioneros, sino contra todo el arco sindical. Particularmente, contra las asociaciones pequeñas y medianas. Es evidente que prefieren negociar con los 50 gremios más grandes y que nosotros desaparezcamos. Por eso no nos firman ningún papel y quieren que terminemos ahogados y absorbidos por los grandes. Esto va en consonancia con el proyecto de que las obras sociales grandes absorban a las chicas. Ese es el objetivo. Entonces, esto no es contra Moyano, es contra todos los trabajadores.

–Siguiendo su línea argumental, habría entonces un grupo de sindicatos grandes que se benefician con la actitud del Gobierno.

–Bueno, ahí está. Y nos llama la atención, porque es contradictorio. Porque si yo quiero, como dice el Gobierno, terminar con las mafias, lo peor que puedo hacer es darles más poder a los sindicatos más grandes, a los gordos, que son, justamente, los acusados de tener actitudes mafiosas. Se les dice gordos, precisamente, por la cantidad de afiliados que tienen. Son entidades muy poderosas. Y si ha habido alguna vez denuncias de mafias, fue en estas entidades grandes, no en las chiquitas, que están tratando de subsistir. La Organización Internacional del Trabajo, de la cual la Argentina forma parte, establece que la libertad sindical es, justamente, que funcionen los gremios grandes, los gremios medianos, los gremios chicos, los gremios de actividad y los gremios de profesión, como el nuestro. Y el empleador deberá interactuar con el gremio que le corresponda a cada uno de sus trabajadores. Pero ahora se está atacando la libertad sindical.

–¿Y por qué la imagen de los dirigentes sindicales suele estar bajo sospecha?

–Debe de haber cerca de 80 mil dirigentes sindicales de las más o menos tres mil asociaciones sindicales que hay vigentes en el país. Por supuesto que hay 50 gremialistas que están en el foco por la dimensión de sus sindicatos y, a veces, puede ser que algunos cometan irregularidades, de las que, individualmente, tendrán que rendir cuentas. Porque la ley es clara: cada uno de los miembros del Consejo Directivo es responsable de sus actos y deberá presentarse en la Justicia cuando corresponda. Ahora, vemos que los gremios se intervienen, que no se mejoran, que el Gobierno pone tropa propia en los sindicatos intervenidos. Todo lo que se criticaba, justamente, de gestiones anteriores.

–¿Qué opina de Hugo Moyano, que está siendo investigado judicialmente?

–Independientemente de las causas, de las que él deberá dar explicaciones, nosotros vemos que con Moyano los camioneros están felices de pertenecer a su sindicato. Los propios afiliados están de acuerdo. Cuando él ganó en la CGT se debían seis meses de sueldo, no se había pagado la luz, el gas, estaba todo abandonado. Moyano se hizo cargo y la levantó. Nosotros lo sabemos porque en esa época formamos parte de la Comisión Directiva. Entonces, Moyano no es de dejarte en banda sino que es de cumplir. Por otro lado, hay un error conceptual cuando se dice que administra fondos públicos. Nosotros, los sindicalistas, administramos los fondos de nuestros trabajadores afiliados. El que administra fondos públicos es un ministro que maneja un presupuesto que pagamos todos con nuestros impuestos. O un diputado. Pero, a mí, el salario me lo pagan los afiliados con la cuota sindical que les descuenta el empleador y, como Comisión Directiva, tenemos obligaciones con ellos. Y los que nos van a remover, si no están de acuerdo, son los mismos trabajadores. Nosotros no manejamos fondos públicos, manejamos los fondos privados de cada organización. Y con las obras sociales es lo mismo. Se financian con el porcentual que el trabajador le paga a la obra social o que el empleador paga en nombre del trabajador. No con el presupuesto del Ministerio de Salud. Es importante expresarlo bien porque, si no, se homologa un diputado o un ministro con un sindicalista en el manejo de los fondos, y no es así. Si vos fueras bioquímico, podrías decirme “yo te pago el sueldo”, y si no te gusta lo que hago, venir a plantearlo en la asamblea o armar una línea interna e intentar desplazarme. Y en el caso de Moyano, si se compró una casa, debería ser el camionero el que le diga “che, ¿cómo hacés?, que a mí no me alcanza para el alquiler”. Y eso no pasa. A Moyano no lo critican sus afiliados. Y eso es así porque Moyano administra bien. El centro de salud que está en Rivadavia y José María Moreno, el último que compró Camioneros para la atención de sus afiliados, es hermosísimo en hotelería, en tecnología y en la cantidad de puestos de trabajo. Ahí van a trabajar 600 compañeros, entre enfermeros, médicos, técnicos bioquímicos. Es algo de excelencia. Otros, en cambio, tercerizan el servicio con alguna prepaga. Él invierte. Tiene nueve sanatorios propios de Camioneros, con personal propio. Tiene 12 mil personas a cargo. No solo defiende los derechos de los trabajadores, él les da trabajo invirtiendo en el país.

–Igualmente, la Justicia debe intervenir si se detectan irregularidades.

–Obviamente. Pero, de hecho, a nosotros nos inspeccionan. Los balances, la memoria. Están todos los papeles que nosotros tenemos que presentar en el Ministerio de Trabajo.

–El Gobierno dice que la marcha es una respuesta de Moyano porque está acorralado judicialmente. ¿Cuál es su visión?

–No sé si viste la película Las horas más oscuras, que es la historia de Churchill cuando Inglaterra estaba por ser invadida por Hitler, casi nocaut. En ese momento, en la Cámara de los Comunes le decían a Churchill, todos los días, “negociá, negociá”. Y se buscaban, a través de Mussolini, propuestas de acuerdos para que Hitler no invadiera la isla. Que invadiera a Francia y al resto de Europa, pero a Inglaterra no. Pero Churchill dijo algo así como: “No voy a negociar cuando el tigre tiene su boca en mi cuello. Estoy a punto de sucumbir. Si me mata, voy a morir gloriosamente y me voy a reconstruir como corresponde”. En este caso, Moyano tenía la posibilidad de hacer lo que le recomendaban a Churchill y negociar con el Gobierno. ¿Qué le pedían? Que apoyara la reforma laboral. Para Moyano habría sido fácil decir “está bien, dame la plata de las obras sociales, dame esto que me debés, apoyame en esto otro y cerramos”. Y después salir a decir: “La reforma laboral hay que hacerla, al país le hace falta”. Y listo. Hubiera sido muy cómodo para él. Sin embargo, prefirió la postura valiente de enfrentar a un gobierno duro. Porque este es un gobierno duro, que va a hacer todo lo posible para dar un “ejemplo” y que si le sale la carta de meterlo preso, la va a usar. Moyano eligió la opción de pelear, como diciendo “yo no te voy a entregar el sindicato ni el sindicalismo”, porque, más allá de que se niega, en la CGT hubo una votación en la que 27 de 33 gremios apoyaron la marcha y el documento de Mar del Plata. Y si bien los seis gordos no lo hicieron, hay una gran cantidad que sí lo hizo.

–¿O sea que, según usted, no es Moyano el que responde con una marcha a sus problemas judiciales, sino que es el Gobierno el que aprieta judicialmente a Moyano porque no quiso negociar?

–Claro. El Gobierno está apretando a Moyano porque no negocia. Decime, ¿quién denuncia a Moyano? No son los afiliados de Independiente, que, ponele, fueron a la asamblea, encontraron serias irregularidades y recurrieron a la Justicia. Es Bebote Álvarez, un barrabrava que está preso. Le mandaron dos cámaras a la cárcel para hacer una entrevista y que denunciara las supuestas irregularidades que hay en Independiente. ¡¡¡Bebote Álvarez!!! ¡Hay que ver eso! Aparte, Moyano acaba de ganar con el ochenta y pico por ciento de los votos en Independiente. ¿Entonces la gente es boluda? Cuando Moyano agarró Independiente, el club estaba prácticamente fundido. Lo fueron a buscar para que se hiciera cargo. Tanto se criticó al kirchnerismo y ahora, desde el Gobierno, están haciendo lo mismo: castigar al que no acuerda. Con Moyano, el Gobierno quiere dar el ejemplo: “Mirá lo que te pasa si no acordás”. Pero él es un hombre muy inteligente, que ha dado muchas batallas y entiende que este es el momento de pelear, porque si cede en lo que le piden, es el principio del fin.

–¿Los sindicatos que no apoyan la marcha es porque negociaron con el Gobierno?

–Muchos sí, pero fueron las cúpulas. Tengo amigos que forman parte de las líneas medias de varios de esos sindicatos que sí van a participar porque se dan cuenta de que los trabajadores están muy disconformes. Lo que tenemos que buscar es que sea todo con orden, con paz.

–Pablo Moyano advirtió que puede haber infiltrados.

–Sí. Yo participé de la organización. Nosotros vamos a poner un micro sanitario donde, durante las cuatro o cinco horas previas, le vamos a tomar la presión a la gente y controlarle la glucemia. En la organización pusimos mucho cuidado en cómo van a ingresar las columnas y en dónde van a estar las ambulancias. Camioneros quiso que hubiera pocos oradores, precisamente, para que el acto sea corto y que después cada uno se vuelva a su casa.

–El tema de fondo es la reforma laboral. ¿Cómo cree que va a continuar esto? ¿Es una prenda de negociación que puede llegar a caer o el Gobierno la va a mantener como una apuesta fundamental?

–Mirá, eso va a depender del impacto de la marcha. Ningún presidente sensato puede darle la espalda a una movilización masiva en las calles. Si la gente se moviliza es porque no está de acuerdo y, entonces, tenés que revertir tu posición. Por eso, todo el tiempo, desde el Gobierno, hacen movidas y salen cosas para hacer bajar gente de la movilización. Uno lee que le ofrecieron plata a tal para que no vaya, o que le taparon alguna causa o que le pidieron a fulano que saliera a decir cosas en contra de Moyano o a denunciarlo. Y nunca es gente que lo tendría que denunciar. Porque si sale un camionero o un afiliado de Independiente, hay que escucharlo. Pero nunca es así. El Gobierno, lo que quiere, es vaciar la marcha para no tener que rendir cuentas después. Pero la gente es inteligente y se está dando cuenta de lo que pasa: que encuentran a los funcionarios con millones de dólares en el exterior, con sociedades offshore, que aparecen los Panamá Papers, los Paradise Papers. Y estamos hablando de sumas verdaderamente millonarias y en dólares.

–¿La grieta es funcional al Gobierno?

–Indudablemente. Por eso aspiro a que mis compañeros peronistas reflexionen y dejen de pelearse. Insisto, es un error, desde mi punto de vista, que Barrionuevo, a quien respeto, crea que esto es una cuestión personal entre Moyano y Macri o que diga “yo no voy porque lo organiza tal”.

–Precisamente, Acuña no quiso participar porque en la marcha va a haber sectores del kirchnerismo y no quiere quedar pegado.

–Es un error. Ya no gobierna más el kirchnerismo. Entonces, no vas a quedar pegado al kirchnerismo porque compartas una marcha. No tiene nada que ver. Acá nos moviliza un problema superior que, de alguna medida, nos unifica en el reclamo. No quiere decir que me transforme en kirchnerista por participar. Con ese criterio, como está la izquierda, si yo no soy de izquierda, ¿no marcho? Hay que despartidizar la movilización y empezar a ver que es en defensa de los trabajadores, en defensa de los sindicatos, en defensa de los convenios colectivos de trabajo, en defensa de las paritarias libres, en defensa de que el Ministerio de Trabajo cumpla con su obligación de firmar los expedientes. En definitiva, en contra de la política antisindical del Gobierno, que es evidente.

–¿El tema de la debilidad de la actual conducción de la CGT y de saber que se viene una renovación no juega también en contra de la marcha? Porque habrá más de un dirigente que no quiere apoyarla para que Moyano no se fortalezca y pueda volver a ser el secretario general.

–Sí, puede ser que alguno, por alguna razón estratégica, egoísta si se quiere pero estratégica al fin, diga “yo no te apoyo porque después podés ser automáticamente el nuevo secretario general de la CGT, o aquel que vos elijas”. Eso ha pasado siempre, aunque es preferible participar por dentro que negar una pelea que se está dando. Porque no se le puede negar a Moyano que tiene olfato. Ha esperado dos años. Recordemos que el kirchnerismo, a los dos días que asumió Macri, le estaba pegando al Gobierno. Moyano no estaba ahí. Muchos, incluso, lo critican por eso. “Eh, vos lo llevaste a Macri a la CGT”. Moyano lo llevó a Macri a la CGT y nos sacamos la foto con él en el monumento a Perón. Y eso se lo enrostran a Moyano. “Eh, dos años te tomaste para darte cuenta que esto estaba mal.” Sí, pero es razonable. Son los mismos dos años que también nos tomamos nosotros, porque teníamos que ver a la persona funcionando. Ahora estamos seguros de cómo es la persona, porque nos lo está mostrando en los hechos. Por eso, a partir de ahora, nos movilizamos.

–¿Este sería el inicio de un plan de lucha?

–Yo creo que sí. Esta marcha es distinta a las que se dieron en 2016 y 2017 y va a contar con la atención del pueblo. Ese mismo pueblo que estaba en desacuerdo con las otras marchas esta vez no la va a tomar mal porque ahora ve que el Gobierno no está actuando como debería. Se van madurando las cosas. Y aclaremos que esto no es un paro. Es solamente una marcha. Y la intención es que sea una marcha pacífica.

Qué se dice del tema...