El desplante del Secretario de Salud alteró la tranquilidad con la que Mauricio Macri esperaba que transcurrieran sus últimos días como Presidente de la Nación, mientras la transición continúa sin movimientos formales.
Sólo existen algunos contactos esporádicos entre funcionarios que salen y que llegarán, pero sin mayores novedades hasta que el presidente electo Alberto Fernández anuncie a los integrantes de su gabinete, lo que ocurrirá la próxima semana.
Resuelta la salida de Adolfo Rubinstein y la revocación de la reglamentación del protocolo de para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), que se sospecha que fue empujada por algunos radicales con peso para fijar posiciones sobre el aborto, hay otras tensiones no resueltas dentro de Cambiemos que podrían alterar los planes del futuro mandatario.
Macri insiste con querer “coordinar” el espacio y apuesta a incorporar formalmente a Miguel Ángel Pichetto como el líder de un “peronismo republicano”, que tenga voz y voto al igual que el resto de las fuerzas aliadas. “Hoy Juntos por el Cambio es un espacio plural, donde están la Coalición Cívica, el radicalismo, el PRO y el peronismo republicano, que va a liderar Pichetto, una gran incorporación, a la que me alegra haber convocado. Él va a seguir y está más convencido que nunca. Tal vez en el futuro logremos un partido único, aunque hoy, con un partido tan tradicional como la UCR no es tan fácil”, sostuvo Macri, al responder preguntas de sus seguidores en Instagram, que fueron seleccionadas especialmente en la Jefatura de Gabinete, de la mano de Marcos Peña.
El sueño de Macri es engendrar una nueva coalición que solamente pueda liderar él, para prescindir de los servicios de la UCR como estructura. Mientras tanto, celebra que Mario Negri haya retenido la presidencia del bloque radical en Diputados, por el que tanta fuerza hizo Elisa Carrió, en contra de las aspiraciones de Alfredo Cornejo, la gran incorporación radical en el bloque, mientras disputa la conducción del partido con Gerardo Morales.
En el Senado, por estas horas no se sabe quién será el presidente de la bancada de la UCR. Aseguran que la intervención del histórico dirigente Enrique “Coti” Nosiglia, el eterno armador del radicalismo, definirá la tensión interna que amenaza con la continuidad de Luis Naidenoff como jefe de bloque. Nosiglia hoy es la sombra detrás de Alfredo Cornejo y Martín Lousteau, dos que amenazan el “liderazgo” hegemónico de Mauricio Macri y hablan de implementar un esquema horizontal, en el que el poder esté repartido en partes iguales entre los aliados de la coalición.
Para Macri, el principal problema está en Diputados, donde un grupo de legisladores oficialistas quiere salirse del PRO para conformar una nueva bancada, que siga funcionando dentro de Juntos por el Cambio. En ese esquema trabaja activamente el saliente Presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, que lideró una ordenadísima transición con Sergio Massa y fue despedido con salvas de elogios y de aplausos de pie por los diputados opositores al Gobierno de Mauricio Macri, por la manera en la que presidió la Cámara baja, siempre a favor del consenso.
Macri sabe, por la astucia de Pichetto, que para medir su capacidad de liderazgo deberá evitar la fuga de legisladores y conservar a la tropa parlamentaria bajo su influencia. No cederá por ahora ante el pedido de los diputados disidentes porque, según repite en privado, el “plan” de Emilio Monzó es “armar un bloque que sea funcional a Sergio Massa”.
Del otro lado lo desmienten y responden que lo que “no quieren es pintarse de amarillo” porque están convencidos que la sobrevida política del espacio en el Parlamento se sustentará siempre y cuando haya una apertura política en la base de sustentación.
“Nadie discute su liderazgo para afuera, porque sacó el 40 por ciento de los votos. Lo que proponemos es hacer algo más amplio y que no nos obliguen a pintarnos de amarillo en algo que está manejado por un grupito de porteños, porque si no caemos en la lógica centralista”, aseguran.
Hace unos días, en diálogo radial con Iván Schargrodsky, Nicolás Massot, ladero de Monzó, sostuvo que para que Cambiemos vuelva al poder tiene que “tender sus brazos” a los dirigentes que “resistieron la grieta”, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el cordobés Juan Schiaretti.
“Si queremos no solamente ejercer una buena oposición, sino además transformarnos nuevamente en una alternativa de poder, tenemos que entender los errores no forzados que cometimos y que nos toque desde la oposición hacer lo que no hicimos desde el oficialismo”, sostuvo Massot.
En esa misma línea, dentro de esas filas en las que apuestan a independizarse del macrismo puro, pero “sin romper”, reprochan que hay diputados electos por el interior del país que merecen otro tipo de representación, más allá de un espacio liderado por “los porteños que quieren llevar a los empujones” al resto hacia el bloque que liderará finalmente Cristian Ritondo.
“¿Cómo es eso de que Pichetto puede armar ‘peronismo republicano’ y a nosotros nos quieran imponer que nos pintemos de amarillo?. ¿A él lo van a pintar? Parece que la decisión es volver a la versión del PRO del 2008”, señalaron a Noticias Urbanas allegados a uno de los flamantes diputados que integraría esta nueva línea dentro del Parlamento, con la conducción externa de Monzó.
Éste comenzará a recorrer el Conurbano, con una escala en Florencio Varela, para (¿)empezar a tejer el proyecto presidencial de Larreta…o su propia candidatura a gobernador en el 2023(?) La obsesión de Monzó fue, es y seguirá siendo la Provincia de Buenos Aires, de la que fuera expulsado por la gobernadora María Eugenia Vidal y por su Jefe de Gabinete, Federico Salvai.
Mientras tanto, Macri y Horacio Rodríguez Larreta ponen en marcha el reparto de cargos dentro de la estructura macrista. Como ya adelantamos en Noticias Urbanas, Patricia Bullrich será la nueva presidenta del PRO, luego de que fracasara el pedido del Jefe de Gobierno porteño para consagrar en ese lugar a María Eugenia Vidal. Abajo estará Eduardo Machiavelli, uno de sus hombres de máxima confianza. Hay tregua, sólo por ahora.
Entre cenas en la Residencia de Olivos con algunos exponentes de la farándula vernácula, con Susana Giménez a la cabeza, Macri se despide del poder agasajando a quienes supieron defenderlo y respaldarlo en el debate público. Y es por eso que en esa cena de agradecimiento estuvieran también los actores Oscar Martínez y Guillermo Francella, además de la conductora Mariana Fabbiani.
También se supo que el fin de semana hizo un viaje relámpago en el helicóptero presidencial para visitar al periodista Jorge Lanata, quien luego detallaría que buena parte de la charla de dos horas que sostuvieron giró en torno a la política nacional.
Entre los decretos que firmó para proteger del despido a sus gerentes de confianza, a los que propuso indemnizar con cifras más que importantes si fueran expulsados y la desazón que vive Daniel Angelici, su protegido en Boca Juniors, que se siente acosado por Román Riquelme, Macri sueña con una despedida a lo grande el siete de diciembre en la propia Plaza de Mayo, que tantas veces fuera el escenario de las apoteosis peronistas.
Finalmente, el 10 de diciembre vivirá su despedida, cuando le ponga la banda presidencial a Alberto Fernández en el Congreso de la Nación. Luego, se irá a descansar. Bajará su perfil durante el verano, con viajes familiares a Europa y a Villa La Angostura, acompañado por su esposa Juliana Awada y su hija menor Antonia, para luego reaparecer en escena en marzo.
De esta manera, Macri culminará su chandleriano “largo adiós”, que lo llevó a recorrer el país en 30 días, durante los cuales conoció a sus adherentes cara a cara, se hizo adicto a ellos y ahora los añorará. ¿Podrá en los próximos cuatro años sostener ese tirante hilo invisible que une a un líder con sus seguidores, a pesar de la ausencia?
