Eterna subejecución

Eterna subejecución

En el primer trimestre, el GCBA utilizó muy poco –e incluso, a veces nada– del presupuesto para obras por inundaciones, el desarrollo de subtes y la refacción de escuelas y hospitales.


Pasó el primer trimestre de 2013 y la realidad –la realidad de los números traducida a la realidad de la calle– indica que en la Ciudad de Buenos Aires hubo, hasta el momento, escasos, bajísimos o incluso nulos niveles de ejecución presupuestaria. Justamente, la presentación de los datos relativos a dicho período ponen de manifiesto que el énfasis en la realización de obras por inundaciones, el desarrollo de la red de subterráneos, el avance de la infraestructura urbana, la construcción, refacción y equipamiento de escuelas, el mantenimiento y disposición de insumos en los hospitales, así como también la labor de áreas orientadas a materializar la política habitacional flaquean de lo lindo. Y no hace falta ser un experto para darse cuenta de que se están desatendiendo cuestiones muy sensibles para los porteños y para quienes transitan esta Ciudad. Basta recordar la no tan folclórica falta crónica de gasas, prótesis y también de médicos y enfermeros en los hospitales, el caos de tránsito conforme avanza el crecimiento del parque automotor por estos lares y sigue la deficiencia del transporte público, el ascenso de las torres pobres de Retiro, que se multiplican por todas partes, replicando así la miseria, espejo de la desidia. Y, claro, el último temporal. Cómo olvidarlo. Para qué más ejemplos.

A los números nos remitimos, los mismos que el Gobierno porteño presentó en la Legislatura recientemente, que corresponden al presupuesto sancionado y al crédito vigente al 31 de marzo de este año, como también al gasto devengado a esa fecha y el porcentaje que ese gasto representa en relación al crédito de sanción. Por caso, según las cifras conocidas el 16 de mayo, hace solo unos días, en lo que hace a las obras para el desarrollo de la infraestructura de la red pluvial, el primer trimestre, la ejecución fue del 0 por ciento. Así como se lee: nada. Por otra parte, en el Programa de Gestión de Riesgo Hídrico, Unidad de Proyecto Especial del Arroyo Maldonado, se invirtieron apenas 2,8 millones de pesos (un 14 por ciento), y en la ejecución y rehabilitación de obras, unos 4 millones, lo que representa solo un 4,75 por ciento de lo presupuestado. En infraestructura escolar se gastó 6,8 millones (3 por ciento), y en el mantenimiento y equipamiento de los hospitales, 1,4 millón: un lastimoso 1 por ciento.

De Guatemala a Guatepeor

Uno de los programas más publicitados por el Ejecutivo fue y es el atinente a la Gestión de Riesgo Hídrico Arroyo Maldonado, que engloba obras contra las inundaciones tales como la readecuación del sistema de desagües pluviales del arroyo Maldonado, el sistema de drenaje pluvial y otros proyectos en las restantes cuencas de la Ciudad. Y menos mal que se trata de una de las propuestas de mayor vidriera: en el primer trimestre, las obras alcanzaron un nivel de ejecución del 14 por ciento (2,8 millones de pesos), siendo uno de los rubros que mejor ranquea. Menos mal.

En relación a las obras de infraestructura proyectadas para la red pluvial, para contrarrestar puntualmente los efectos devastadores de posibles inundaciones, la Dirección General de Obras de Ingeniería no ejecutó un solo peso de los montos asignados. Las obras de mayor envergadura, que no comenzaron, son precisamente las destinadas a la readecuación integral de la cuenca Vega-Medrano, la construcción de sumideros, el desarrollo de tareas en la cuenca Arroyo Vega, en los bordes costeros de la isla Demarchi, el aliviador Arroyo Cuenca Erezcano y el aliviador Arroyo Ochoa-Elía. Justo.

La ejecución de obras en los hospitales de la Ciudad, por otra parte, alcanzó el insignificante uno por ciento en los primeros tres meses de 2013, arañando apenas el 1,4 millón. Como contraejemplo, sin embargo, puede mencionarse que en materia de obra pública, en espacios verdes se gastaron más de 372 millones de pesos en 2012 y que para la puesta en marcha del proyecto de metrobús en la avenida 9 de Julio, del que ya se dio cuenta en este medio, se presupuestaron para este año y el que viene unos 166 millones de pesos.

Otra de las dimensiones presupuestarias a considerar es la que alude a la educación. La ejecución de obras en escuelas alcanzó en la primera etapa del año solamente el 3 por ciento (6,8 millones). En 2011 y 2012, a su vez, también se subejecutaron los recursos correspondientes al programa de infraestructura escolar. En 2011, de los 728 millones del presupuesto vigente (reajustado por Hacienda a partir de lo aprobado por la Legislatura), el Ministerio de Educación utilizó nada más que 487 millones, cifra que supone el 67 por ciento de los recursos disponibles. En 2012 se llegó a un 70 por ciento de ejecución, lo que equivale a unos 177 millones.

Ni la casita de los viejos

La fragmentación de la política de vivienda del Gobierno de la Ciudad lleva a todo aquel que pretenda analizarla a revisar la ejecución de seis organismos. Vayamos por partes. Empecemos por la Secretaría de Hábitat e Inclusión Social. Y un dato significativo que se desprende de su actividad, relacionado al ítem construcciones: con un presupuesto asignado de 2.780.000 pesos, no presentó ejecución en el primer trimestre. Vista en términos globales, la secretaría tiene asignados para este año unos 102.644.626, de los cuales ya

se gastaron unos 3.341.484 (un 3,25 por ciento, bastante menos que el 25 por ciento deseable para el primer cuarto del año).
El Instituto de Vivienda de la Ciudad, conocido como IVC, que depende del Ministerio de Desarrollo Económico, tiene para gastar un total de 914.816.070 pesos, de los cuales ya se gastaron unos 87.702.818, es decir, un 9,5 por ciento. Además, a la Unidad de Gestión e Intervención Social (UGIS) le corresponden para este año 155.996.828 pesos, de los cuales ya utilizó el 15,3 por ciento, esto es, unos 24.011.362.

Ahora bien, de nuevo se observa en el rubro construcciones una lamentable recurrencia: tiene destinado un monto de 20.040.000 del que, directamente, no hay ejecución. En cambio, Corporación Buenos Aires Sur sí lleva ejecutados unos 10.600.000 (27,8 por ciento) de un total de 38 millones. Además, la Unidad Ejecutora Ex AU3 (forma parte del Ministerio de Desarrollo Urbano) utilizó un 12,7 por ciento de los recursos que se le destinaron, o sea, de 116.922.824 gastó 14.911.193.

Párrafo aparte merece la Dirección General de Atención Inmediata del Ministerio de Desarrollo Social, que vehiculiza su acción a través de cuatro programas: Asistencia Socio Habitacional (lleva a cabo una política de hoteles y viviendas transitorias), Asistencia a Familias de Alta Vulnerabilidad Social (otorga el subsidio habitacional establecido por el decreto 690/06 y sus modificatorios, los decretos 960/08 y 167/11), Asistencia Integral a los Sin Techo (administra el sistema de paradores y hoteles del Gobierno de la Ciudad) y Asistencia Inmediata ante la Emergencia Social (administra el programa Buenos Aires Presente –BAP– y la línea de atención telefónica, 108). En total, este año la Dirección General de Atención Inmediata dispone de 212.236.632 pesos, de los cuales ejecutó en el primer trimestre unos 42.927.234, lo que equivale 20,2 por ciento del total. Bastante bien, en lo que a ejecución presupuestaria se refiere.

Sobran las críticas

Sin demasiada vuelta, desde la agrupación kirchnerista La Fábrica Porteña, autora de un revelador informe sobre la subejecución en Capital Federal, evalúan la política presupuestaria del macrismo: “La baja ejecución de los fondos para obras es una situación que acompaña a la gestión actual del Gobierno porteño, no en un área puntual, sino en la totalidad de las unidades ejecutoras, afectando los objetivos trazados en los planes de acción presentados y ocasionando atrasos en la solución de problemas que merecen prontas soluciones con el fin de garantizar una mejor calidad de vida al ciudadano que habita o transita la Ciudad. Obras como las de mantenimiento e infraestructura contra las inundaciones, las construcciones nuevas y de refacción de escuelas y todo lo referente a la expansión y ampliación de la red de subterráneos, entre otras, deben ser prioridad y no existen excusas para su incumplimiento”. Y agregan: “Si bien es cierto que la ejecución presupuestaria al primer trimestre del año no nos sirve para realizar un análisis completo y exhaustivo, creemos que es un parámetro de lo que puede suceder a lo largo del año”, sostienen desde esta agrupación, el think tank de Carlos Tomada en Capital.

A su vez, en Colectivo por la Igualdad, desde donde elaboraron otro crudo informe sobre subejecución presupuestaria, pero apuntando solo a la cuestión habitacional, creen “preocupante que existan programas en áreas tan sensibles como el acceso a la vivienda que no presenten ningún nivel de ejecución”. Lo peor, afirman, se visualiza cuando se comparar las cifras con lo realizado en años anteriores en las mismas áreas: la tendencia suele ser irreversible. “No es casual –advierten– que sean los programas que atienden la emergencia habitacional de la Ciudad aquellos que presentan los grados de ejecución más altos: son esos programas únicamente los que se ejecutan sin la complementariedad necesaria de los programas que brindan soluciones habitacionales definitivas. No es que no los consideremos necesarios para atender las situaciones que se presentan, pero tanto el Ministerio de Desarrollo Social como la Secretaría de Hábitat e Inclusión Social o el IVC deberían trabajar en conjunto y complementariamente”, destacan. Esa es otra de las falencias que más resaltan en las políticas porteñas, la inconsistencia de la articulación y la transversalidad que puedan llevar, finalmente, a la continuidad. Al final feliz.

“Con esta primera ejecución podemos observar cómo, una vez más, los organismos que se encargan de la implementación de las políticas habitacionales del Gobierno de la Ciudad son relegados. Con solo transitar Buenos Aires se puede observar la gran cantidad de obras de intervención del espacio público que se están realizando, en algunos casos con consecuencias irreversibles, como el metrobús de la avenida 9 de Julio, que ha destrozado el paisaje, el patrimonio urbano y el espacio verde de una de las avenidas más emblemáticas de la Ciudad, con el objetivo de realizar una obra que ha sido cuestionada por vecinos, organizaciones sociales y hasta por la propia Justicia de la Ciudad. La ejecución de los presupuestos de cada área es un reflejo de las prioridades en la puesta en marcha de políticas públicas de los gobiernos de turno”, sostienen los militantes del Colectivo por la Igualdad, en la vereda que se opone a Macri pero también a Cristina. Y rematan: “Claramente, la prioridad del Gobierno porteño no es el derecho a la vivienda. En realidad, no es su prioridad el derecho a la Ciudad en su sentido más amplio”.

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