Los errores de Macri en el manejo del fútbol

Los errores de Macri en el manejo del fútbol

Las idas y venidas del Presidente. Promesas incumplidas, apoyos inconvenientes y nombramientos que no dieron los resultados esperados.


En medio de las polémicas por las jubilaciones, el Correo Argentino y las aerolíneas low cost, por citar apenas tres casos recientes, algunos errores no forzados (o equivocadamente forzados) del presidente Mauricio Macri en el manejo del fútbol pasan quizá inadvertidos en el análisis general de la gestión. Pero la crisis en el deporte que más amamos los argentinos también tiene indudables marcas por decisiones tomadas desde la Casa Rosada. Promesas incumplidas, apoyos inconvenientes, nombramientos que no resultaron. Pelotazos en contra. Todo en apenas un año y pico de administración. Varias historias parciales que se entrelazan y aportan a la debacle general.

 

¿El fútbol no iba a ser gratis? 

La anécdota la recuerda un periodista devenido en gerente en una empresa de comunicaciones. Se remonta al Mauricio Macri de 2011, el que acumulaba años exitosos en Boca y terminaba un primer período regular en la Ciudad. Un Macri aún mezcla de empresario, dirigente y político. “Si yo estuviera a cargo –decía convencido el jefe de Gobierno porteño–, el fútbol gratis se termina en dos minutos.” Ese era (es) el pensamiento más puro de lo que piensa el líder del Pro sobre este negocio. Por entonces, Macri abandonaba transitoriamente la idea de suceder a Cristina Kirchner y aceptaba una nueva sugerencia electoral del tiempista Jaime Durán Barba: quedarse cuatro años más en tierra porteña. Lo que decía tenía impacto vecinal. Difícilmente su electorado antikirchnerista lo castigara en las urnas por su sinceridad futbolera.

La campaña de 2015 lo encontró parado en el mismo lugar geográfico, Buenos Aires, pero en otra dimensión política. La pelea nacional lo obligó a definirse sobre temas que el modelo K había convertido en emblemas. Uno de ellos, el Fútbol para Todos, acaso la política comunicacional más importante de los gobiernos K, después del gastadero de plata sin fondo que resultó el sostenimiento de medios oficiales y paraoficiales con impacto dudoso en la población. Y, en una puja pareja, Macri cortó por lo sano y prometió que continuaría con las medidas de Cristina de alta valoración en buena parte de los argentinos: de la AUH a la estatización de las AFJP, del plan Procrear al… fútbol gratis.

El candidato amarillo subió la apuesta: habló de un fútbol gratis pero “sin política”. “No vamos a tener que estar en el entretiempo viendo ‘no te vayas que viene 6, 7, 8, que viene Aníbal Fernández'”, ejemplificó. Y siguió: “¿Por qué yo me tengo que intoxicar, en un momento lindo, viendo a Boca? ¿Por qué me tienen que meter la política en el medio?”.

Cuando ganó la elección, la prensa, previsible, fue por la confirmación. El flamante Presidente decidió que sea Fernando de Andreis el encargado de llevar adelante el negocio en representación del Estado. Y el secretario general, desde hace años hombre de confianza de Macri, ratificó: “El fútbol va a seguir siendo gratis para todos”. Si bien se hablaba de 2019 como el plazo para evaluar un cambio, puertas adentro el Gobierno ya se admitía que el quiebre podría producirse después de la elección de 2017. Es decir, ya entonces Macri pensaba en incumplir su promesa de campaña. No llegó ni siquiera a esa fecha. El contrato del Fútbol para Todos se rompió en febrero. Faltan meses para esa primera elección legislativa. Cuando se concrete el nuevo “pagar para ver” (¿a partir de agosto?) quedará un poco más claro cuánto castiga la gente en las urnas la mentira presidencial.

 

Tinelli sí, Tinelli no

Quizá por una especulación similar a la del costo del fútbol, en plena campaña electoral Macri debió definirse por un candidato al sillón de la AFA. La traumática transición luego de la muerte del eterno Julio Grondona había dejado el manejo del fútbol en manos de Luis Segura, un dirigente de dudosos méritos administrativos y una postal penosa: fue pescado in fraganti, en el Mundial de Brasil, revendiendo entradas a hinchas argentinos. Pese al bochorno, Segura se plantó para ser reelecto. Del otro lado, se paró el conductor más famoso de la televisión, Marcelo Tinelli. Al candidato del Pro lo consultó la incisiva Mirtha Legrand, durante un almuerzo en 2015. Macri no dudó: “Segura no, estoy a favor de Tinelli”. Similar apoyo le brindó en vivo, cara a cara, cuando Tinelli invitó a los tres principales postulantes (Macri más Scioli más Massa) a su programa previo a la elección nacional. Pero una jugada arriesgada –casi una traición– del conductor quebró la relación: en la noche previa a la veda electoral de las primarias, Tinelli le dio su pantalla caliente al contrincante del Frente para la Victoria para cerrar la campaña.

Con el tiempo, vendría la revancha de Macri: en la elección de la AFA del 3 de diciembre, Daniel Angelici, hombre del Presidente de la Nación en Boca y en la Justicia, votó a favor de Segura. Fue la tarde-noche del bochornoso 38 a 38, que aún mantiene a la asociación del fútbol acéfala. ¿Qué hubiese pasado si Macri y Angelici apoyaban aquella vez a Tinelli? ¿El fútbol estaría en la crisis en la que está sumido hoy?

 

Los delfines que no funcionaron

Cuando los lazos con Tinelli ya estaban resquebrajados, aun antes de la elección dirigencial y en plena polarización entre los seguidores del conductor de ShowMatch y Segura, Macri dejó trascender que un postulante intermedio, que podría implicar una salida hacia arriba, podía ser Armando Pérez. Curiosamente, también se refirió a él con la diva de los almuerzos: “Es un buen dirigente. Hizo un gran trabajo en Belgrano”, le comentó a Mirtha. Empresario como Macri, no tan conocido en Buenos Aires, el delfín del Presidente tuvo, finalmente, su oportunidad, y a fines de julio de 2016 quedó a cargo de la AFA. Basta con mirar cómo está el fútbol hoy para comprender que su gestión no dio los resultados deseados.

Pero otra prueba de los (des)manejos de Segura y de la preocupación que esto generó en la Casa Rosada fue el nombramiento de un nuevo delfín, esta vez por encima de Pérez y en la mal llamada Comisión Normalizadora de FIFA, que aún no pudo normalizar nada. Allí Macri puso a Javier Medín, ex presidente del departamento jurídico de Boca, originalmente de la agrupación SuperBoca que lidera Orlando Salvestrini. Medín es una de las caras visibles de la idea del Gobierno con el fútbol: acelerar la elección del titular de AFA y concretar el desembarco de las empresas que se harán cargo de la televisación del fútbol. En este último caso, el Gobierno tampoco es neutral. En una reunión, en plena Casa Rosada, a Fernando Marín (con De Andreis, el otro funcionario nacional que se debe ocupar del fútbol) se le escapó la preferencia macrista por la empresa Fox-Turner.

También de cara a la elección en AFA, si como todos presumen, la apuesta de Angelici es la de Macri, las dudas siguen en el aire: ¿es el moyanista Chiqui Tapia el hombre adecuado para conducir la salida de la crisis?

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