Los dólares agrarios no llegan y la oposición no se suma

Los dólares agrarios no llegan y la oposición no se suma


Cada vez que pueden, en el Gobierno ratifican a qué sectores han decidido favorecer desde el comienzo de sus días. También en dónde golpearán las secuelas del fracaso de su plan económico y el nuevo plan de ajuste que llegó con el recetario del Fondo Monetario. La administración de la conflictividad social aparece en el plan oficial solamente como un requisito necesario para concretar todas las reformas pendientes, que por supuesto no afectarán la riqueza de los sectores que son la razón de ser del Gobierno.

La reducción de las retenciones seguirá su curso natural (así fue ratificado por Mauricio Macri ante la Mesa de Enlace). Las paritarias se reabrirán para algunos sectores, pero solamente para empatarla con la inflación oficial y no para recomponer el salario perdido en los últimos dos años y medio de gestión de Cambiemos.

La convocatoria de Jorge Triaca no incluirá propuestas para reducir el impuesto a las ganancias, que afecta a gran parte de la masa asalariada que fue castigada por las decisiones económicas. Las concesiones impositivas serán solo para el sector privado, para los que derraman riqueza sobre los mortales. Para el Gobierno, es el “costo laboral” el que atenta contra el desarrollo equilibrado y el curso natural del liberalismo benefactor.

Ahora, apareció el diálogo. Es indispensable para la praxis política de esta nueva etapa, aunque haya sido obviado cuando se decidió recurrir al Fondo Monetario en busca de un crédito de 50 mil millones de dólares que iba a desalentar la turbulencia cambiaria. De todos modos, aún hoy el equipo económico que lidera Nicolás Dujovne sigue sin poder resolver este tema: el viernes pasado la divisa alcanzó su pico más alto desde el comienzo de la tormenta, que incluyó un gran negocio para los bonistas especulativos y un pésimo negocio para el Estado nacional.

Ni el voluntarismo obstinado pudo dar vuelta la página ante el crecimiento del malestar social: recurrir al Fondo Monetario solamente revivió los fantasmas de una memoria colectiva que sigue considerando al organismo como una mala palabra, aunque contra el criterio del ministro Dujovne, que insiste en que ahora son buenos.

Finalmente, la inflación descontrolada y el crecimiento de la pobreza obraron para que, en los últimos días, el Gobierno al menos decidiera entrar en el campo de batalla para tratar de contener algunos de los tantos frentes abiertos que mantiene con múltiples sectores. Por eso, Macri dio instrucciones precisas. Los movimientos sociales serán recibidos esta semana por Carolina Stanley. Llevan la expectativa de conseguir nuevos aumentos en las asignaciones y pensiones familiares y en los pagos de emergencia para contener a los más vulnerables en esta coyuntura. El fondo de la cuestión es que las variaciones sobre el dólar siempre impactan en el precio de los alimentos. Otros referentes sociales, como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, advirtieron días atrás que la pobreza estaba creciendo exponencialmente, al igual que lo asegurara el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Con las viejas metas de inflación ya borradas del mapa, la Casa Rosada reaccionó tras el paro cegetista y decidió endulzarle la oreja al movimiento obrero convocando a algunos gremios a reabrir paritarias para mejorar los aumentos salariales que habían cerrado en 15 por ciento. “El paro fue una extraordinaria demostración del malestar social”, había dicho Juan Carlos Schmid, uno de los tres titulares de la CGT, unos días antes de que el ministro de Trabajo activara formalmente la convocatoria a los gremios para lograr nuevos acuerdos que ronden el 20 por ciento, insuficientes para recomponer el poder adquisitivo perdido en los últimos dos años y medio de gestión de Cambiemos.

Con otro gesto hacia el sector privado, especialmente destinado a las corporaciones mediáticas, el Gobierno ya se había despachado con despidos masivos en la agencia de noticias Télam: los 356 despidos de Hernán Lombardi, Rodolfo Pousá y Ricardo Carpena son interpretados por el sindicalismo como el comienzo de una larga sangría dentro del sector público.

“Tenemos que sacar esta mochila de un Estado que gasta más de lo que tiene, porque no podemos pagar ni un impuesto nuevo más. Es más, tenemos que ir reduciéndolos”, apuntó Macri, al hablar ante los medianos y pequeños empresarios convocados por CAME. Y, por si quedaban dudas, también insistió al señalar que “no hay recetas mágicas” y que “todos aquellos que prometen que la Argentina sale adelante con shocks de consumo, con revoluciones que no se definen, nos quieren volver a dar los cuentitos del pasado”.

El alto consumo necesita de paritarias libres y aumentos salariales por encima de la inflación. El poder adquisitivo es hoy una de las variables del ajuste propuesto por Macri, y una vez más los beneficios apuntan hacia sectores a los que les promete abrir convenios colectivos de trabajo que consagran conquistas históricas del movimiento obrero. Hasta ahora no hay señales concretas sobre la convocatoria multisectorial que la Casa Rosada promueve, pero no agenda todavía, para discutir los ajustes sobre el Presupuesto para 2019. Según aseguraron a Noticias Urbanas desde el Gobierno, ésta se concretará después de que se definan los ajustes y la reducción del gasto hacia dentro del Gobierno, para luego convocar, tal como anticipábamos hace unas semanas, a líderes parlamentarios, empresarios, sindicatos, gobernadores y representantes de la Iglesia a una mesa para consensuar los lineamientos presupuestarios.

“La Iglesia argentina está cambiando y ahora hace mucho por los movimientos populares. Nos ayudan mucho. Cuando vamos a la discusión con el Gobierno, siempre los movimientos y la Iglesia somos dos contra uno, y eso es una gran ventaja”, sintetizaba el líder del Movimiento Evita en una entrevista con Luis Novaresio. También anticipamos que el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, le había insistido personalmente a Macri que debía centrar una parte del ajuste fiscal en los subsidios que la Nación destina a tarifas energéticas para porteños y bonaerenses, algo que ya está bajo estudio, pero que no incluirá transferir la administración de las empresas estatales.

“El peronismo nos puso el foco ahí, en los subsidios y en las empresas públicas, pero no hay ninguna definición todavía, teniendo en cuenta que aún tenemos tiempo. Nuestro principal objetivo es llegar a un preacuerdo antes del 15 de septiembre, que es cuando tenemos que presentar el proyecto del Presupuesto en el Congreso. Tenemos dos meses y medio; no estamos contra reloj”, apuntaron cerca del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que esta semana continuará con las reuniones con los gobernadores para avanzar en temas de gestión, pese a toda la coyuntura alrededor del sube y baja del dólar.

Hasta no resolver la volatilidad económica, el Gobierno no va a sacarse fotos con líderes opositores, porque todavía todo está muy verde y está pendiente definir el paquete de propuestas oficiales que podría incluir la transferencia de obras nacionales y programas a órbitas provinciales y municipales para aliviar las cuentas nacionales, entre otras medidas a consensuar. “No descartamos fotos más adelante, pero no estamos trabajando para eso sino para tratar de acordar”, señalaron.

“Hasta que no haya una estabilidad macroeconómica, cualquier paquete de medidas no tiene ningún sentido. De acá a fin de año nuestro principal objetivo es estabilizar la macro y antes de fin de año poder plantear un paquete de medidas un poco más concretas para los sectores productivos. Ya hubo algunos anuncios pero que no tuvieron mucho rebote, como los que hizo el Presidente ante la CAME.”

Estos meses, Macri apostará a generar mayor certidumbre y recuperar la confianza, además de continuar con un plan de obras públicas que ya está en ejecución y lograr un acuerdo político sobre el Presupuesto. “De acá a fin de año no hay objetivos más ambiciosos que esos”, aseguraron desde la Casa Rosada, el mismo día que el Presidente recibía a la Mesa de Enlace para llevarles la tranquilidad de que está garantizada la reducción gradual de las retenciones, que nacieron durante el kirchnerismo para combatir el déficit fiscal de ese momento.

Los patrones del campo, beneficiados especialmente por la devaluación, no devolvieron los gestos de amabilidad en estos tiempos difíciles y siguen sin liquidar exportaciones. De todos modos, el voluntarismo es infalible: en el Gobierno apuestan a poder contar con esos dólares en las próximas semanas.

​Después de tanta sequía, ahora sí, llueve sobre mojado. 

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