Las pruebas que demuestran la represión premeditada

Las pruebas que demuestran la represión premeditada

NU accedió a una orden interna de la Policía que adelantaba el accionar que se desencadenó al finalizar la marcha por Maldonado. La violación al Plan de Seguridad.

La historia oculta de la represión policial

Jauría. La definición de la palabra dice que se trata de un “conjunto de perros que participan en la caza dirigidos por una misma persona”. Otra de las definiciones afirma que se trata de un “conjunto de personas que se manifiestan furiosamente y con peligro”. No hay mejor manera de definir la actuación de cierto sector de la Policía de la Ciudad en la represión que se desató el viernes por la noche, en la Plaza de Mayo, una vez finalizada la marcha que pidió por la aparición con vida de Santiago Maldonado. A pesar de lo irracional de la actuación policial, lo sucedido no tuvo nada de casual. Noticias Urbanas accedió a una Orden Interna que la Policía le envió a todo el personal, que es determinante para entender todo lo que sucedió después.

A eso se suma que la propia Policía de la Ciudad infringió los protocolos de actuación incluidos en el Plan de Seguridad Integral que fue votado por la Legislatura porteña el año pasado. Además de otra gran cantidad de irregularidades cometidas en la represión.

Todos estos hechos motivaron que el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, a cargo de la causa, pasara de liberar a los 31 detenidos el viernes a citar a los policías que participaron del operativo. El propio jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, aunque defendió el accionar de la Policía, confirmó que se había abierto un “sumario interno”.

Tanto en el juzgado como en la fiscalía consideraron que no se aportaron elementos concretos sobre los motivos de las detenciones ni sus “circunstancias”.
Por eso, el fiscal pidió de manera “urgente” que los policías declaren para “indicar cómo fueron las circunstancias previas a la detención, la hora y en qué lugar se produjeron los hechos que derivaron en las detenciones, señalando si desde que se observó a la persona luego detenida hasta que se la detuvo transcurrió algo de tiempo y si se fue modificando el lugar”.

Además, se le pidió a la Policía de la Ciudad hacer un “compilado” de las 24 horas de filmación de los hechos, que ya fue entregado a la Justicia, en unos ocho CD.

Hay un dato que complica aún más la situación de la Policía: según varias fuentes consultadas por este medio, los que iniciaron los incidentes estarían más relacionados a servicios de inteligencia de fuerzas de seguridad que a manifestantes políticos. “El grupo que empezó los disturbios ingresó por Florida y tenía varias particularidades: todos vestían de negro y tenían el rostro tapado. Además, en el momento que, apostados en Avenida de Mayo, le arrojaban piedras a la Policía, no paraban de gritar: ‘¡Uno, uno, uno!’. En el argot de los servicios, esa es una manera de identificarse como propio. Lo que confirma este dato es que ninguno de ellos fue detenido”, le reveló a NU un excomisario de Inteligencia de la Policía Federal.

Como si todo esto fuera poco, existe una grabación de la Policía en donde una autoridad superior le ordena al personal que “hay que detener gente”.

En la grabación se escucha textualmente lo siguiente: “Hay que hacer la corrida y lograr detenciones, lograr detenciones. Vamos a hacerlo con las brigadas, el GAM 1, el GAM 2 y usted, que va a llegar con el personal de urbano para dar apoyo a las detenciones”.

Esta orden comenzó a ejecutarse mucho antes del inicio de los incidentes. Está probado en la causa que se detuvo a personas a seis cuadras de Plaza de Mayo cerca de las 20. Esto se comprobó por un ticket de compra en una pizzería de uno de los detenidos que ni siquiera participó de la marcha.

El otro dato llamativo es que los 31 detenidos demuestran que solamente se apresó a gente al voleo y a personas que filmaban el accionar policial a través de sus celulares.

La abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), María del Carmen Verdú, aseguró: “Advertimos [en las indagatorias] una primera cuestión gravísima porque no coinciden los lugares donde la Policía dice que detuvo a las personas con los lugares donde realmente fueron detenidos, y eso lo podemos corroborar”.

En un comunicado, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) también disparó munición gruesa contra el accionar policial, dejando en claro las innumerables irregularidades. “El operativo policial, responsabilidad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en articulación con el Gobierno nacional, se caracterizó por prácticas que ya habían sido observadas en al menos dos represiones anteriores, pero que, en esta oportunidad, recrudecieron”, arranca diciendo el CELS.

Luego, el organismo detalla el accionar de las fuerzas de seguridad:

Cacería: cuando la mayor parte de los manifestantes ya se habían retirado, la Policía de la Ciudad comenzó a perseguir por las calles a quienes quedaban, a arrinconarlos y golpearlos cuando ya estaban solos, separados de la multitud y por lo tanto en situación de mayor vulnerabilidad.

Uso brutal de la fuerza: la Policía de la Ciudad disparó balas de goma al rostro de las personas; como consecuencia, hay heridos con impactos en la boca, en la nariz, en los ojos. El uso de estas armas solo está permitido cuando es el último recurso para proteger la integridad física de terceros o de los funcionarios policiales. Su utilización para disolver manifestaciones o para atacar a los manifestantes está prohibida. Además, los policías golpearon a las personas sin ningún motivo, como puede verse en las imágenes que registraron patadas y golpes de puño.

Policías sin uniforme y sin identificación: como en otros operativos contra protestas en la Ciudad de Buenos Aires, actuaron policías sin identificarse que persiguieron y golpearon a manifestantes. En algunos casos, estos efectivos se colocaban una pechera con la leyenda ‘Policía de la Ciudad’ en el momento de realizar detenciones y luego se la quitaban. La intervención de policías sin uniforme ni identificación está prohibida explícitamente por la Ley 5.688 de la Ciudad, aprobada en 2016. El Gobierno de la Ciudad viola sistemáticamente esta ley.

Ataque a trabajadores de prensa y personas que registran la represión: los efectivos golpearon y detuvieron a periodistas y, en general, a muchos que intentaban tomar imágenes de lo que estaba ocurriendo. Esto muestra una especial reacción policial contra el control ciudadano, que se viene observando no solo en las protestas sino en múltiples situaciones del trabajo policial en las calles. Se trata de un problema grave que debe ser resuelto con urgencia por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.”

El informe de inteligencia que complica a la Policía

Gabriel Fuks, legislador de la Corriente Nacional de la Militancia (CNM), es vicepresidente primero de la Comisión de Seguimiento de la Etapa de Consolidación (creada luego de conformación de la Policía de la Ciudad). Luego de la represión, dialogó con Noticias Urbanas y aseguró que “en la marcha del viernes hubo efectivos policiales de civil infiltrados entre los manifestantes”.

Lo que hizo la Policía de la Ciudad el viernes viola todo lo que los legisladores votamos al aprobar el Plan Integral de Seguridad. La ley dice claramente que los policías que están en contacto con la protesta social no deben portar armas de fuego y estar debidamente identificados. Los chalecos debían llevar sus nombres, algo que no sucedió”, aseguró el diputado porteño.

Fuks manifestó que no se cumplió con el protocolo correspondiente para este tipo de hechos. “Los motivos de los arrestos no están explicados y tampoco se abrió un canal de negociación con los manifestantes, como dice la ley. Todo lo que pasa el viernes da por tierra con la Policía de cercanía y prevención que prometió Larreta”, acusó.

Días antes de la marcha, el viernes 25 de agosto, la Policía emitió la “Orden Interna Reservada 17”, que estaba destinada “para conocimiento y estricto cumplimiento de los jefes y segundos jefes de División, jefes de Grupos Operativos, jefes de Batallón y jefes de servicio de los departamentos subordinados”.

Como si mágicamente supieran de los incidentes que se iban a producir una semana más tarde, la superioridad alertaba de inminentes situaciones de conflicto.

A continuación se reproducen los puntos 4, 5, 6 y 7 de la orden que la superioridad le bajó a toda la estructura y que demuestra que la Policía estaba preparándose para algo que nadie sabía que iba a suceder:

4) Aumentar el nivel de seguridad mediante la afectación de Grupos de DISPERSIÓN que actúen como elementos de reacción en apoyo de las respectivas Guardias de Prevención, ya sea ante demostraciones / manifestaciones o bien ante ataque exterior o incendio u otro estrago.

5) Acrecentar la observación para la detección temprana de artefactos improvisados incendiarios, explosivos, intimidatorios, etc. por parte de la Guardia de Prevención y –si se implementaran– por patrullas perimetrales. En caso afirmativo, activar aviso, evacuación y solicitud de personal idóneo, tomando como directriz hasta que se elabore curso de acción superador, el contenido de la O.D.I. 100 en uso en la Policía Federal Argentina.

6) Deberá instruirse repetidamente al personal de la Infantería Ligera del D.O.U. respecto de su propia seguridad en las paradas y vigilancias ante posibles acometimientos o ataques destinados a la sustracción de armamento, equipo de comunicación, credencial, etc. o la privación de su libertad a modo de represalia ante el esgrimido argumento de los organizadores y eventuales perpetradores, de casos de desaparición forzada de personas, ‘gatillo fácil’ pretendidamente causados por FFPP y FFSS, por la posibilidad de ser blancos rentables de células anarquistas que desconocen la autoridad del Estado y ven al personal policial como exponente del mismo en la vía pública. Deberán extremarse los recaudos para que estén mutuamente comunicados en objetivos próximos, atentos a poder modular ‘en prioridad’ a la Sala de la DGO para requerir asistencia o apoyo. Llegado el caso de una escalada de hechos como los descriptos, deberá evaluarse la cobertura de objetivos en binomios tendiendo a que no sea destacado personal femenino solo. Los Supervisores y Oficiales de Dirección intensificarán los controles en apoyo, recordando tal directiva y estimulando al personal a que eleve su grado de atención y detección de conductas sospechosas en su área de influencia.

7) Idéntico proceder cabe para el personal afectado a la cobertura del área Plaza de Mayo, que si bien nunca debe actuar aislado, habida cuenta de los antecedentes de intrusión en la Casa de Gobierno y nivel de amenaza e intimidación pública alcanzados a la fecha, deberá ajustar su proceder.”

La jauría se agranda a medida que se conocen más hechos. El exasesor del Ministerio de Seguridad de la Nación en la época de Nilda Garré, Jorge Rodríguez, le aseguró a Noticias Urbanas que, por la magnitud de la represión, la Policía de la Ciudad no pudo actuar sola. “El modus operandi de los violentos es bastante similar a los de Quebracho, que reportaban a un sector de la ex Secretaría de Inteligencia del Estado. También sus movimientos cierran con algunas enseñanzas de la escuela de los plumas de la Policía Federal, que estaba en el primer piso de la Comisaría 8ª. Eso demostraría la participación de los plumas federales e, hipotéticamente, de sérpicos de la ex SIDE disfrazados de civiles”, reveló el exasesor.

A la Maldita Policía de la provincia de Buenos Aires, la nota periodística que la puso al descubierto la definió como una jauría de lobos. Una jauría también actuó en la represión del viernes.

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