La venganza es un plato que se come frío

La venganza es un plato que se come frío

Cuando los peronistas-Pro y Frigerio creían haber resucitado, Peña los devolvió a su papel secundario. Maniobras, traiciones, el futuro.


La “venganza” tuvo el aval de Mauricio Macri. Herida de muerte, el ala política histórica se retira con más pena que gloria, pero sin sacar los pies del plato hasta diciembre. En el entorno de la gobernadora, todos conocen su carácter para patear el tablero y no temblar frente a los enemigos internos. De Heidi no tiene nada, dicen incluso quienes estuvieron bajo su órbita. 

Masticando bronca, Emilio Monzó salió el viernes de su reunión con María Eugenia Vidal en sus oficinas del Museo Ferroviario sabiendo que había recibido el tiro final. La venganza es un plato que se come frío y el menú principal fue la cabeza del presidente de la Cámara de Diputados, a quien lo terminaron de vaciar políticamente en la Provincia de Buenos Aires, adonde mantenía a algunos de sus hombres en la Legislatura, incluido a su hermano, Gabriel Monzó.

“Es evidente que no cayó para nada bien. Emilio tenía una mínima expectativa de mantener sus espacios sobre todo en la Legislatura provincial. Lo llevaron hasta el final. Hay una cuestión de formas, porque si se lo hubieran planteado con mayor anticipación o mayor frontalidad…”, razonan ahora desde su entorno.

“No es fácil de digerir. Él está tranquilo, sabe que son los riesgos de la política. No cambia sustancialmente su situación de los últimos tiempos”. Es cierto que lo de Pichetto había abierto una expectativa sobre un reacomodamiento distinto. Hubo algo de venganza. Autorizada por el Presidente y conversado entre Marcos Peña y María Eugenia Vidal. No fue una jugada solo de Vidal, claramente”.

Macri, como siempre, le terminó dando la razón al amo y señor de las estrategias electorales. Monzó se quedará sentado en su sillón hasta diciembre, hasta “ver cómo se barajan las cartas”. Trascendió que esta misma semana mantuvo una reunión con Sergio Massa, la flamante incorporación del kirchnerismo.

Es cierto que lo de Pichetto había abierto una expectativa sobre un reacomodamiento distinto. Hubo algo de venganza. Autorizada por el Presidente y conversado entre Marcos Peña y María Eugenia Vidal.

“Él con Sergio tiene un diálogo permanente y una relación personal. No tuvo la intención de instalar que se reunió con él, ni de que tomara trascendencia. Tampoco niega que se encuentra y charla con Massa con frecuencia”. El castigo autorizado por la Casa Rosada incluyó a Sebastián García de Luca, el viceministro de Rogelio Frigerio.

Aunque, de toda el ala política, es uno de los que siempre se supo llevar bien con el Jefe de Gabinete y con su emisario político, Francisco Quintana. Su descenso del tercero al noveno lugar en las listas bonaerenses nacionales forma parte del castigo por su pertenencia al ala de su jefe político Emilio Monzó. La única sobreviviente del Monzoísmo fue Silvia Lospenatto, que va cuarta en la lista de diputados bonaerense. “Tiene vuelo propio”, dijeron.

El temblor también llegó hasta las oficinas del frigerismo, donde no pudieron sumar ningún nombre propio en los armados. Su destino también parece alejarlo de un gabinete en el segundo mandato. La conmoción hizo que tanto Frigerio como Pichetto suspendieran por ahora sus giras de rosca política por Neuquén y Río Negro para negociar apoyos a Juntos Somos el Cambio. De todos modos, esta semana viajarán a La Rioja, donde se mostrarán con sus candidatos, Julio Martínez y Alberto Paredes Urquiza. 

Tampoco se salvó Miguel Ángel Pichetto, aunque ser candidato a Vicepresidente es mucho más de todo lo que imaginó para el final de su carrera política. Es verdad que no tuvo injerencia en las nónimas, pero igualmente trabajó para la causa en tándem con el Jefe de Gabinete.

Pichetto fue el idéologo y ejecutor de la maniobra contra José Luis Espert, uno de los que le roba votos por derecha a la fórmula oficialista, al igual que Juan José Gómez Centurión, que también denunció las presiones de los armadores del Presidente. Así es que entregó el lugar que tenía para Claudia Rucci para que ingresara el nacionalista Alberto Asseff, quitándole al economista su principal fuente de inserción política.

En Casa Rosada dicen que el senador nacional se somete con buena cara a las recomendaciones de Jaime Durán Barba y los manuales de campaña del macrismo. Así, hace apenas unas semanas, su bendición renovaba las expectativas del ala política peronista del Presidente, pero todos ellos fueron nuevamente desplazados a través de la mano de Marcos Peña, con el aval explícito de Mauricio Macri.

Como contracara, Elisa Carrió logró imponer a más de una docena de nombres propios: el más destacado es el caso de Maxi Ferraro, que va como primer diputado nacional en la misma lista en la que los radicales pudieron imponer a Martín Lousteau como cabeza de lista de los senadores nacionales por la Ciudad de Buenos Aires.

La cúpula radical, con Alfredo Cornejo al frente, consiguió lo que buscaba: un reparto que le garantizará mantener a su tropa parlamentaria y hasta sumar algún que otro legislador nacional más. Envalentonados y con el “guiño” de la Casa Rosada, los radicales ahora quieren dinamitar las PASO para forzar listas de consenso allí donde por ahora se definirán en internas a todo o nada.

La jugada, avalada por el Gobierno, pero fracasada antes de nacer, apuntaba a esconder una posible debilidad electoral y ganar tiempo para la contienda definitiva de octubre. El ala castigada, por supuesto, no movió ni un solo dedo para que avanzara. Pichetto fue uno de los primeros en protestar públicamente contra la anulación de las primarias, mientras que el Presidente de la Cámara de Diputados supo de antemano que “no hay margen, ni tiempo y menos, consenso” para que salga una reforma política de ese calibre. Dicen cerca de Monzó que éste aprovechará la próxima semana para desenchufarse durante su viaje relámpago a Panamá para asistir a la asunción de su nuevo presidente, Laurentino Cortizo, que vestirá la banda presidencial desde el 1° de julio.

“Esperaremos a que baje un poco la espuma”, aseguran otros damnificados. Hasta entonces, silencio de hospital.

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