“La salud debería ser una política de Estado y no de un gobierno”

“La salud debería ser una política de Estado y no de un gobierno”

Lo aseguró a Noticias Urbanas Alejandro Turek, que es médico especialista en Oncología Clínica y egresado de la UBA.


Alejandro Turek es médico especialista en Oncología Clínica, egresado de la UBA en 1982. Formado en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, donde fue luego jefe e instructor de residentes, y con paso por distintos centros de salud público y privados, se desempeña actualmente como jefe del Servicio de Oncología del Sanatorio San José y suele colaborar en distintos medios difundiendo medidas para prevenir el cáncer. En esta entrevista con Noticias Urbanas, despejará muchas dudas en torno de esta enfermedad y su incidencia en la población.

–Según el sexo y la edad, ¿a qué tipos de cáncer estamos más expuestos a lo largo de nuestra vida?

–El cáncer es una enfermedad mayoritariamente de adultos, con baja incidencia (nuevos casos por año) en infantes, niños y adolescentes. Asciende a partir de los 45 años, con mayor repercusión a partir de los 50 y 65 años. Por supuesto que hay diferencias diagnósticas por sexo; de hecho, la mujer tiene el 100 por ciento de los casos ginecológicos (el cáncer de cuello uterino, un tumor factible de prevención y curación temprana, es uno de los cinco más frecuentes en el país), 99 por ciento de los de mama y participa en gran porcentaje con los nuevos casos de cáncer colorrectal, pulmonar (el cigarrillo la “ayuda” a equiparar al hombre luego de cierta edad) y renales. El hombre mayor tiene más tumores pulmonares (relacionados al hábito de fumar) y, por supuesto, de próstata; frecuente pero muy tratable y el menos mortal de los seis más frecuentes que listamos. Estos diagnósticos representan casi el 60 por ciento de todos los tumores malignos del adulto.

–¿Cuáles son las principales recomendaciones para evitarlos?

–No fumar es la primera sugerencia. Las tabacaleras reconocen que un cigarrillo rubio tiene 75 sustancias que son potencialmente cancerígenas y tóxicas. Por lo tanto, el hábito de fumar provoca a largo plazo enfermedades pulmonares, cardiovasculares, neurológicas y cáncer. Unas 20 neoplasias diferentes se asocian con el cigarrillo. Y esto es un hecho comprobado científicamente, no una opinión. La segunda es no tomar alcohol por sobre lo que se reconoce como “hábito social”. El alto consumo a partir de la adolescencia genera estímulos inflamatorios y metabólicos crónicos que aumentan el riesgo de desarrollar tumores malignos en órganos por donde el alcohol se digiere y otros donde se metaboliza. Juntos, alcohol y cigarrillo, claramente aumentan su riesgo y esto se refleja en las estadísticas de todos los centros del mundo. La obesidad, el sedentarismo, las dietas hipergrasas y las terapias hormonales de largo plazo sin control son otros de los estímulos a evitar. Y, finalmente, algunas infecciones que predisponen a las neoplasias, como el virus del HPV en el cuello uterino y la cabeza y cuello, el de la hepatitis y el VIH sida, entre otros.

–Usted suele definir al cigarrillo como un “asesino serial”. ¿Cómo son las cifras actuales de mortalidad vinculadas al consumo de tabaco y sus perspectivas a futuro?

–Datos del Ministerio de Salud de la Nación afirman que en la Argentina más de 15 mil personas mueren cada año por un cáncer relacionado con el consumo de cigarrillos. Nada genera más muertes por cáncer que el hábito de fumar. Y nada es más fácil para su acceso entre los carcinógenos, más conocido y más sencillo de eliminar como causa. Para el fumador activo y para el pasivo. Fumando dañamos nuestra información genética. Una y otra vez, durante años. Si el hábito se inicia a edad temprana, el riesgo de neoplasia llegará antes. Y no hay un nivel de “tabaco seguro”. No hay campañas educativas e informativas nacionales constantes, dirigidas a todos los niveles etarios, espacios escolares, laborales, públicos, privados. Tal vez una ley nacional de difusión obligatoria en todos los medios ayude a bajar el hábito, lograr que el adolescente no fume, disminuir la adicción, el consumo, las enfermedades relacionadas y el enorme gasto en salud para tratar patologías crónicas, incurables y prevenibles. Es para mí una tarea del Congreso nacional. Hoy, el gasto en salud por las enfermedades provocadas por el tabaco es otro ejemplo de inequidad en el acceso a la salud.

–¿Cómo puede ayudarse a un adicto al cigarrillo a abandonar el vicio?

–La educación surge otra vez como un elemento primario imprescindible. No empieza a fumar el que comprende que el cigarrillo es tan dañino para su salud presente y futura. No deja de fumar quien no entiende realmente el daño que se provoca a sí mismo y a su familia. El apoyo profesional en servicios especializados es el segundo elemento. La cobertura del 100 por ciento de los servicios profesionales y la medicación eventualmente necesaria para la cesación tabáquica es el tercero. No creo en las fotos que aparecen en los atados como límite al hábito adictivo.

–¿Fumar marihuana es tan nocivo como fumar tabaco?

–En mi opinión, no. No poseen componentes similares, no tienen los mismo aditivos (la química que acompaña al cigarrillo industrial es lo realmente tóxico), no es el consumo igual ni en cantidad ni en frecuencia.

–¿El cannabis terapéutico es efectivo para el tratamiento contra el cáncer?

–No es una terapia probada en su eficacia como antitumoral para el cáncer. En todo caso, es una de las tantas terapias paliativas existentes. Su uso en oncología es marginal en el país y fuera de aprobación.

–Ahora que comenzó el verano, ¿qué consejos nos puede dar para prevenir el cáncer de piel?

–Si se va a tomar sol, que sea entre las 9 y las 11 de la mañana, o después de las 16. Lo contario a lo que hace casi todo el mundo en verano, en playas, piletas, ríos, arroyos, parques, patios, campos y terrazas. Protegerse con factores 30 o mayores antes de la exposición, según el tipo de piel, más o menos blanca, pecosa, sensible, irritable. Repetir las aplicaciones cada dos horas o luego de cada inmersión en agua de todo tipo. Usar prendas que cubran la piel, gorras, sombreros, anteojos de sol. No exponernos si la sensibilidad cutánea es mayor o conocemos alguna contraindicación para hacerlo. Y recordar que los niños no se saben cuidar. Debemos prestarles muy especial atención.

–El calendario oficial incluye la vacunación contra el HPV en niñas y niños de once años. Más allá de eso, ¿es recomendable vacunarse también siendo adulto o luego de haber estado en algún momento en contacto con el virus?

–El mejor resultado es, lógicamente, la vacunación según esas normativas ministeriales existentes. Desaprovechar la enorme ventaja de tener estas vacunas en calendario oficial es lamentable, porque el cáncer de cuello uterino sigue haciendo estragos en nuestro país. La vacuna intenta bloquear la infección de las cepas y subtipos virales relacionados con el cáncer. En cuanto a si personas mayores a esa edad pueden aplicársela, la respuesta es sí. Entre los 19 y 49 años se recomiendan tres dosis.

–En la Argentina, ¿qué lugar ocupa el cáncer en el índice de mortalidad? ¿Y cómo ha evolucionado la tasa en la última medición con respecto a la anterior?

–En la Argentina, los tumores registran el 20 por ciento del total de las defunciones que se producen anualmente en el país. Esto representa aproximadamente 60 mil muertes por año, de las cuales más del 90 por ciento se produce en personas mayores de 44 años de edad. Utilizando números redondos, más de 9.300 personas mueren cada año por cáncer pulmonar (representan un 15 por ciento de las defunciones anuales) y el 70 por ciento de estas muertes se dan en el varón; 7.300 de cáncer colorrectal, con porcentajes similares entre sexos a partir de los 50 años (representa un 11 por ciento de las defunciones anuales); 6.000 mueren de cáncer de mama (9 por ciento de las defunciones anuales); 4.000 por cáncer de páncreas (menos frecuente, muy agresivo, estadística similar entre sexos), entre las causas más frecuentes. De momento, aumenta la incidencia del cáncer (fenómeno mundial ligado a los hábitos y estilos de vida), mejora el diagnóstico y baja ligeramente la mortalidad. Pero lo que falta es una política de Estado. Las políticas de salud deberían ser políticas de Estado y no de gobierno. Debería haber una ley nacional para educar, informar y difundir medidas sanitarias preventivas de enfermedades crónicas graves. En la lucha contra el cáncer es muy importante la prevención y el diagnóstico oportuno. Por eso son necesarias la educación y la difusión pública al respecto.

–¿Las obras sociales y prepagas suelen hacerse cargo de los costos de tratamientos oncológicos o son comunes las negativas?

–Me baso en mi experiencia personal. Dirijo un grupo de trabajo con clara conciencia del manejo de recursos, buen conocimiento de costo-eficacia, buscamos objetivos y resultados basados en sólida evidencia médica, usamos normativas vigentes para indicaciones terapéuticas y guías de reembolso. A partir de esta propuesta y filosofía de cuidado médico, nuestra problemática para la cobertura de terapias oncológicas de bajo y alto costo es casi cero, dedicando en un 100 por ciento nuestra actividad asistencial a la oncología de seguridad social, donde el financiador es una obra social sindical.

–¿Cómo ve el sistema de salud en la Ciudad de Buenos Aires?

–A pesar de algunas ventajas, muestra en el medio público y privado marcadas diferencias en infraestructura, aparatología y equipamiento médico, tanto como grupos de diferente conocimiento médico y experiencia. Pero la Ciudad da asistencia a sus residentes locales y a una inmensa población de pacientes de las otras provincias. De ahí gran parte de su colapso e inequidad en el acceso en tiempos y formas ideales para el logro de los objetivos de cura, control prolongado o paliación de las enfermedades graves. Me siento orgulloso de haberme educado, formado profesionalmente y trabajado en centros públicos y privados de esta, mi ciudad.

Qué se dice del tema...