La Iglesia criticó fuerte la aprobación de la ILE: “Sin vida no hay libertad”

La Iglesia criticó fuerte la aprobación de la ILE: “Sin vida no hay libertad”

"No es humano favorecer a un débil en contra de otro más débil aún”, sostiene la carta firmada por el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires.


El proyecto de adhesión al protocolo sobre el aborto fue aprobado en la Legislatura porteña en la sesión que se realizó el jueves. Esa decisión que tomaron los legisladores provocó una fuerte reacción de la Iglesia.

A través de una carta, el Arzobispado de Buenos Aires señaló que la ILE va en contra de lo que se considera “honrar la vida”.

“Este protocolo ILE contradice las garantías constitucionales a favor de la vida más desprotegida: la de un ser humano por nacer. ¿Quién puede festejar esta aprobación? La interrupción se convirtió en ley, pero sigue siendo un eufemismo, y todos sabemos de qué se trata”, dice la carta titulada “La vida se dignifica siempre”, que lleva la firma del cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires. Además de Poli, la carta la firman los monseñores Joaquín Sucunza, Enrique Eguía Seguí, Alejandro Giorgi, Ernesto Giobando SJ, Juan Carlos Ares, José María Baliña y Gustavo Carrara.

El texto comienza con una analogía del momento que atraviesa la ciudad, sumida en el punto más crítico de la pandemia. “Nos lastima y duele, que en medio de un letal contagio, donde tantos agentes sanitarios y servidores esenciales exponen y arriesgan su vida para salvar la del semejante, los legisladores vean oportuno avanzar en una ley, que ciertamente no es «honrar la vida», como nos gusta escuchar y cantar a los porteños”, advierte.

En la misma línea, continúa: “Cuando se niega el derecho más elemental –el derecho a vivir– todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo. Sin vida, por ejemplo, no hay libertad”.

El Arzobispado criticó los argumentos de los diputados que abordan al aborto como un tema de salud pública. Según los firmantes, es una mirada parcial, “un enfoque aislado”.

“Comprendemos que está en juego la salud, pero también comprendemos que la salud no se puede alcanzar descartando a otro ser humano. Por eso, para las mujeres de los barrios más humildes, el aborto es vivido como un drama existencial, personal y comunitario. No es humano favorecer a un débil en contra de otro más débil aún”, dice la carta.

 

 

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