La guerra rubia, la batalla más sabrosa es la Provincia

La guerra rubia, la batalla más sabrosa es la Provincia

Por Fernando Riva Zucchelli


Axel Kiciloff y Verónica Magario serán los candidatos de los Fernández en Provincia de Buenos Aires. La novedad tiene varias aristas para analizar, según el impacto que puede genera en cada  espacio. Veamos.

Nació en el Instituto Patria. Que haya  trascendido vía Martín Insaurralde pretendió generar “empatía” con el resto de los intendentes del peronismo, que querían ver a un par en ese lugar. Cristina -basada en las encuestas y en la certeza que su idea se mantenía fiel con Axel – diseño junto a Alberto los tiempos del apriete a Sergio Massa, con quien se venía negociando -con relativo éxito- hasta el propio lunes. Pero se cansaron del sí que no llegó, y apretaron el botón segundo subsuelo para el tigrense.

Es más, todavía esperan a ver si Massa desea hacerse cargo de la primer candidatura a diputado nacional, lo que bajaría a Máximo al segundo o tercer lugar, ya que Felipe Solá sería la cabeza alternativa si Massa no accediera. El camino de acceso a la unidad con el PJ es cada vez más estrecho y costoso para Massa.

En el congreso del Frente Renovador, el bueno de Sergio tendrá que afrontar la presión de su espacio, sobre todo el bonaerense, que quedará encerrado entre dos muy potentes estructuras, la de Vidal y la de Cristina, algo que no deja mucho espacio para una tercera vía. Allí radica la enorme dificultad que tiene Massa para definir su accionar, ya que de ir solo con Alternativa Federal podría quedar reducido a una minoría marginal respecto de su presencia actual.

La otra posibilidad, también en marcha, con todos los platitos en el aire fiel a su estilo, es estudiar un acuerdo con el oficialismo provincial, llevando en su candidatura nacional la boleta de María Eugenia Vidal, si la justicia lo habilitara y él ganara las PASO de AF. Y luego negociar espacio en esas listas y en un futuro gobierno, si ella llegara a ser reelecta.

En el cuartel de Vidal -que confirmó a su vice Daniel Salvador- hay cierto alivio con que la alianza de Cristina con Massa no se haya concretado. Pero hay cautela ya que conocen bien a estos actores. Que la fórmula sea de un kirchnerismo en estado puro, es un deja vu para la Gobernadora, una versión a la que ya está acostumbrada a enfrentar y -por ahora- a vencer. Solo que esta vez deberá implorar a Roma entre otros ruegos, que la imagen del Presidente Macri no siga cayendo -ya es muy mala en un tercio de la Provincia – porque eso la eyecta de la carrera, más allá de su performance.

En algunos lugares del Conurbano, la intención de voto de Macri apenas supera los dos dígitos, lo que sería imposible de revertir. En todas las ingenierías de la campaña nacional del PJ, se da por descontado un triunfo en “tierras de Cristina” para contrapesar otras posibles derrotas como Capital y Córdoba. Pero faltan las PASO antes y allí se verá si el panorama configura ese mapa actual de castigo absoluto al Presidente o incluye algún aval más local para la Gobernadora.

La chance de Vidal siempre está ligada al corte, que en 2015 fue del 6.6 por ciento. Sin la brutal recesión pero en contra del aparato. Ahora ese panorama está invertido. Sin un buen corte (de mínima como el anterior) Vidal está perdida, por eso la idea la boleta corta. La composición de su voto es de sus seguidores sumado al aporte “voto útil” del peronismo no K, de los de Lavagna llegue o no a octubre y un corte menor pero seguro en algunas intendencias peronistas, esas que habitualmente garantizan al intendente y su concejo….y seguramente en esta al Presidente.

Este último es un punto central. La corporación de intendentes, más allá de sus expresiones públicas, no festejó en privado la fórmula ultra dura K, que solo lleva en side car a la matancera Magario, del distrito más populoso, pero no la mejor representante de esta liga.

Y esta corporación que quería llegar de una vez por todas al poder provincial, quizás esté pensando por esto momentos, quién le garantiza mejor su statu quo a futuro. Vidal es malo conocido. Kiciloff es bueno por conocer, es Cristina con la Cámpora.

Mide, pero.

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