Sergio Massa: la figura que empieza a inquietar al Pro

Sergio Massa: la figura que empieza a inquietar al Pro

Por Daniel Galvalizi

Desde Cambiemos, comienzan a mirar seriamente el crecimiento en las encuestas del líder del Frente Renovador. Los elogios que recibe de kirchneristas en diáspora. El acuerdo con Stolbizer.


Con la agenda legislativa ingresando en una etapa de virtual hibernación, un poco por las vacaciones de invierno y otro poco por los festejos del Bicentenario de la Independencia, la política tuvo más tiempo para caer en uno de sus vicios preferidos: enroscarse sobre sí misma.

En esa mirada endogámica es cuando también afloran los intereses particulares, que hoy por hoy, más allá de todos los problemas de gestión, la herencia y el ajuste, pasan en el oficialismo por la duda sobre el futuro: acumular poder o seguir siendo rehén legislativo de la oposición, tanto nacional como en la provincia de Buenos Aires.

En Cambiemos crece una preocupación llamada Sergio Tomás Massa. Volando en la cima de las encuestas, el tigrense recibe elogios hasta de los kirchneristas otrora más furibundos. Le tocan la puerta y le piden subirse al vagón del éxito (casi) asegurado en las elecciones del año que viene. La tribu del PJ bonaerense busca un cacique, y Florencio Randazzo, por ahora, no ofrece garantías. Daniel Scioli es un holograma mediático sin territorialidad y Cristina Kirchner difícilmente se apreste a una batalla en la que pueda quedar segunda.

Fernando “Chino” Navarro, diputado bonaerense del Movimiento Evita, grupo político que rompió días pasados con el Frente para la Victoria, no pudo ser más explícito y puso en evidencia el momento de gloria que vive la estrella del FR: “La forma de poder enfrentar políticamente y derrotar a Cambiemos es Massa. Que vuelva al peronismo y revalide su pertenencia”, dijo sin ponerse colorado, cuando desde su espacio se cansaron de criticarlo durante las campañas de 2013 y de 2015.

Pero el jefe del Frente Renovador mira distante y seduce al electorado de centro con su coqueteo con Margarita Stolbizer. Sabe que la necesita como un haz de luz que lo exonere por su pasado de jefe de Gabinete kirchnerista en un año electoral donde, si todo sigue igual, la cuestión ética estará entre los temas centrales de la campaña.

La diputada del GEN podría renovar su banca, ganada en una alianza con la UCR. Los radicales prefieren a Stolbizer antes que a Elisa Carrió, aunque es la jefa de la Coalición Cívica quien más capitaliza el huracán de la corrupción que taladra diariamente desde los medios. Pero hay algo que hace trinar mucho más a la dirigencia radical de la Provincia: el acercamiento del Pro al PJ.

“Cada vez que decimos algo sobre la incorporación del peronismo, los radicales putean”, confiesa un encumbrado operador mediático de la Casa Rosada. Es que los correligionarios del partido centenario reclaman “fortalecer primero el frente interno”, además de sentirse rezagados en el reparto de cargos, algo que, increíblemente, concentra mucha de su energía, según deja trascender su propio socio amarillo.

La cúpula de la UCR bonaerense, con razón, tiene miedo de verse licuada en un menjunje liberal-radical-peronista con un variopinto de nombres que sea poco defendible ante la opinión pública, o al menos ante lo que creen en su electorado. Las alarmas se encienden más aún en la semana en que la gobernadora María Eugenia Vidal anunció el pase del intendente de Azul, Hernán Bertellys, a Cambiemos. “No va a ser el primer peronista que se sume”, dijo la mandataria, dejando abierta la puerta a los que quieran engordar la gobernabilidad y erosionar el relato marcospeñista.

Hacia adentro de Cambiemos, este es un debate que recién comienza y promete terminar el día del cierre de listas del año próximo. Pero desde el Pro –especialmente el vidalismo y sectores nacionales alineados a Frigerio y Monzó– no tensan la cuerda gratuitamente: el motivo es su temor a que Massa se quede con todos los resabios que el cristinismo deje de ahora en más en el camino al deshilacharse en la Provincia y termine encumbrando en forma aún mayor al diputado del FR.

“Fue un error nuestro no negociar el pacto con Massa como un todo y hacerlo en Provincia por separado de la Nación”, admiten en el entorno de Frigerio. A nivel nacional, Massa los castiga exponencialmente más que en la órbita bonaerense. Pero es justo en ese distrito –el único en el que el tigrense es realmente fuerte– en el que intendentes y dirigentes intermedios del FpV hacen fila en la ventanilla del FR. Y es también allí, en el mayor padrón del país, donde el Pro necesita un triunfo o, al menos, evitar una derrota holgada.

Ya en 2015 el debate sobre un gran acuerdo con un sector peronista, en ese momento el massismo, se zanjó a favor del núcleo duro del Pro, encabezado por Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Aquí vuelve la disyuntiva sobre si sumar o no a peronistas pero con una diferencia sustancial: el poder ya se obtuvo y, cuando las distorsiones del relato son en pos de la gobernabilidad, la sociedad suele perdonar bastante más a los partidos en ejercicio del poder.

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