Jorge Giacobbe: “El peronismo es una cáscara vacía”

Jorge Giacobbe: “El peronismo es una cáscara vacía”

Por Enrique Colombano

El analista político analizó en diálogo con Noticias Urbanas el panorama de cara al próximo año.


“La imagen de Macri está muy elevada, aunque es esperable que se vaya normalizando con el tiempo”, afirma el consultor Jorge Daniel Giacobbe. En la entrevista con Noticias Urbanas, el especialista analizará el panorama político de este fin de año, tras la catarata inicial de medidas del gobierno macrista, que incluyó la liberación del dólar, la quita de retenciones a agrarios e industriales, un fallido intento de completar la Corte Suprema por decreto, la intervención de la Afsca y la Aftic, el otorgamiento de un bono de 400 pesos a jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y la declaración de la emergencia en seguridad como iniciativas más visibles.

Licenciado en Ciencias de la Comunicación y proveniente de una familia de consultores (su padre, Jorge Giacobbe, preside la empresa de la cual él es uno de los directores), sostiene que hay temas que le interesan a la gente y otros que solamente repercuten en el mundillo político. Y aunque reconoce que es una contradicción que Macri esté gobernando por decreto sin llamar a sesiones extraordinarias a pesar de haber basado su campaña en el respeto de los valores republicanos, entiende que, por un tiempo, el nuevo presidente se beneficiará de la “sensación de liberación del kirchnerismo” que hay en buena parte de la sociedad.

También se referirá al peronismo, que atraviesa un proceso de reordenamiento tras la derrota electoral, y sorprenderá con una definición: “Solo el 14 por ciento de los argentinos se define peronista”.

–El gobierno de Macri arrancó con una serie de medidas fuertes. ¿Cómo evalúa la reacción de la gente?
–Hay tranquilidad y expectativa en la opinión pública. La sensación de liberación respecto del kirchnerismo es todavía muy fuerte, y este beneficio para el macrismo va a durar un tiempo más. Las complejidades en serio empiezan a mediados de febrero o en marzo. De todas formas, creo que es importante discernir entre los temas que le importan directamente a la gente (por lo general, los que tienen que ver con el bolsillo) y los temas que son importantes para la política, la prensa, la rosca, los círculos de poder. Mucho de lo que está sucediendo ahora tiene que ver con la disputa entre lo que llega y lo que se va, en un ecosistema que se reacomoda con nuevos actores. El impacto en los grandes públicos es poco.

–¿Tiene mediciones de la imagen del Presidente tras estas iniciativas?
–Hemos medido algunas provincias y algunos municipios en particular. Sin tener datos nacionales, sabemos que la imagen de Mauricio Macri está muy elevada, producto de la idealización inicial de los votantes. Es absolutamente esperable. Es también esperable que se vaya normalizando a medida que “baje la espuma”. Hay que esperar.

–¿Considera que la figura de Macri colabora para cerrar la grieta entre los argentinos o que, por el contrario, las contradicciones sociales continuarán y hasta podrían acrecentarse?
–Los políticos representan a la sociedad. Creo que la gente buscaba achicar esa tensión política y corregir el error de haber dado tanto poder a Cristina en 2011. Entonces forjó una herramienta para esa tarea. Eso es Mauricio Macri, una herramienta para una necesidad social de mejorar la gestión y hacerlo con mayor calma. Hasta ahora lo está haciendo bien.

–Pero, ¿no es una contradicción que Macri haya hecho su campaña destacando los valores del republicanismo y que no haya llamado a sesiones extraordinarias?
–Las campañas son promesas. Las gestiones son realidades. Sí, claro. Es una contradicción.

–Las charlas de Kicillof en Parque Centenario y de Wado de Pedro, Sabbatella y los panelistas de 6, 7, 8 en Parque Saavedra mostraron un alto nivel de convocatoria. ¿Cree que el cristinismo podrá mantener ese poder de movilización popular o es solamente una reacción tras la derrota electoral que se irá desinflando con el tiempo?
–Ojalá que todas las expresiones políticas democráticas tengan siempre grandes y pacíficas convocatorias, y que se muestren en lugares públicos. Pero el tiempo y la falta de recursos han socavado siempre a las organizaciones que no tienen altas cuotas de poder. La Cámpora, como todo grupo aplaudidor de todo gobierno, vive del dinero. Otra cosa es el kirchnerista romántico, el verdadero. Esa añoranza puede durar más.

–¿Cómo imagina que el peronismo resolverá su proceso de reordenamiento interno?
–Al igual que con los temas de agenda, hay que separar el interés de la política del interés de la opinión pública. Solo el 14 por ciento de los argentinos se define peronista, es decir, muy poca gente. El peronismo es una cáscara vacía, un producto que ya no tiene clientela cautiva. Ha quedado reducido a una estructura que sabe cómo manejar el poder. Con lo cual, lo que se disputan son estructuras políticas pero no votos. Dicho esto, creo que va a seguir teniendo varias cabezas durante un buen tiempo, hasta tanto se conforme un descontento social que haya que representar. Habrá liderazgos locales de niveles provinciales, municipales, regionales y sindicales. Todos van a querer proyectarse y, finalmente, la opinión pública va a decidir quiénes tienen imágenes positivas y quiénes tienen intención de voto. La mirada de los votantes termina acomodando las pretensiones de los políticos.

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