Hay vida sin Caputo, pero igual no será fácil

Hay vida sin Caputo, pero igual no será fácil

Nicolás Caputo

Uno se fue silbando bajito, mientras que el otro se vuelve a Buenos Aires cantando “New York, New York” como si fuera el mismísimo Frank Sinatra. (“Quiero despertarme en la ciudad que nunca duerme/ y darme cuenta de que soy el número uno/ que estoy en la cima de todo/ que soy el rey de la montaña/ el número uno.”)

La versión oficial, narrada por su ejecutor, Nicolás Dujovne, dice que Luis Caputo ya le había comunicado hace un tiempo a Mauricio Macri su deseo de abandonar la presidencia del Banco Central en el corto plazo. Lo cierto es que Dujovne y Caputo mantenían diferencias irreconciliables por las que no dialogaban hacía más de quince días.

Esas discrepancias tenían como eje el nuevo acuerdo que el ministro de Hacienda estaba negociando con el Fondo Monetario, junto a quien sería luego su sucesor en el cargo. Caputo había asumido en el Banco Central luego de la salida de Federico Sturzenegger, una de las primeras víctimas de Madame Lagarde, la verdadera dueña del plan económico. Lo increíble de esta historia es que hasta hace unas semanas era el propio Dujovne el que estaba más afuera que adentro del Gobierno y que su suerte la terminó definiendo esa alianza irrompible entre Mauricio Macri y Marcos Peña.

Se supo que el Presidente le había ofrecido el Palacio de Hacienda a Carlos Melconian, quien a cambio de aceptar el cargo pidió la cabeza del jefe de Gabinete, el único al que parece que no le entran las balas.

Hace un tiempo, alguien que conoce, y mucho, la lógica del poder de esta administración confesaba a Noticias Urbanas que los funcionarios eran como acciones que cotizan en la bolsa: un día pegan un salto, pero al tiempo también caen o vuelven a recuperarse.

Dentro del Gobierno sobran ejemplos de este tipo. Emilio Monzó y Rogelio Frigerio son dos que tuvieron un pie afuera y ahora cotizan alto, elevados por la necesidad de generar acuerdos políticos. Algunos de sus colegas los daban por muertos, pero hoy gozan de buena salud dentro del Gobierno.

El verdugo de Caputo anunció desde los Estados Unidos, donde ya está cocido el nuevo acuerdo con el FMI, que el nuevo titular del Banco Central será Guido Sandleris, quien fuera su segundo en el Ministerio de Hacienda, cuando aquel ocupaba la Secretaría de Política Económica de la cartera. Algunos trascendidos apuntan que Sandleris ya sabía cuál iba a ser su destino porque ya intervenía desde el Banco Central como uno de los interlocutores ante el equipo de Madame Lagarde, algo que confirmaría luego el Presidente.

La venganza de Dujovne se fue cocinando a fuego lento, y es posible que Caputo, acorralado, decretara antes su salida para patearle un poco el tablero a su excompañero de gabinete. “Lo considero una persona brillante y preparada para ejercer este cargo por su enorme solvencia y creo que va a llevar adelante una tarea muy buena”, lo elogiaba Dujovne a Sandleris, mientras le daba el tiro de gracia a Caputo: “Esperemos que con la nueva gestión del Banco Central empecemos a ganar la batalla contra la inflación. Sabemos que tenemos esa deuda con los argentinos”.

Y agregaba: “Siempre un recambio de una autoridad relevante puede generar una sensación de angustia inicial, pero vemos que los mercados han reaccionado muy bien, que los bonos argentinos están cotizando en los mismos niveles en línea con el resto de los mercados y que el peso, después de algún movimiento inicial, también está mostrando mucha estabilidad”.

Más tarde, Macri y Dujovne mantuvieron un encuentro con Madame Lagarde en el ámbito de las Naciones Unidas, donde además el Presidente mantuvo diversas reuniones con sus pares del Mercosur, con el presidente español Pedro Sánchez y con el cubano Miguel Díaz-Canel.

Luego de disertar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Macri habló con la prensa argentina en la puerta del hotel donde se hospedaba y despidió a Caputo con todos los honores, al destacar su “contribución patriótica”.

“Desde el primer día que tomó esta responsabilidad lo hizo producto de la emergencia. Siempre sabíamos que iba a recorrer este proceso y que cuando se estabilizase esta situación iba a dejar el cargo, porque nunca tuvo la vocación de ejercerlo. Por eso siempre le dijimos que eligiese el momento que consideraba que era el más apropiado, cerca del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario”, sostuvo el primer mandatario, para ofrecer una versión más edulcorada de los hechos.

“Lo que hay que entender es que, más allá del talento de las personas que integran el equipo de Gobierno, lo más importante es la solidez de la propuesta global que estamos haciendo y haber resistido todas las cosas que han sucedido, la mayoría fuera de nuestro control, incluyendo la sequía, el aumento de la tasa de interés, el aumento del precio del petróleo, la crisis de Turquía, la crisis de Brasil, los cuadernos”, enumeró, con el renacido Dujovne a su lado.

Sobre el segundo acuerdo con el FMI, el Presidente expresó que espera que “definitivamente despeje otras dudas que han tenido sobre nuestra capacidad de financiamiento y de la estabilidad política monetaria”.

Horas antes, Macri había disertado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, adonde hizo referencia a un “período de cambios profundos” y a la “convicción de hacer los esfuerzos correctos”. También hubo una nueva ratificación de la postura argentina sobre Venezuela y el anuncio de que el país llevará a la Corte Penal Internacional la “situación relativa a los crímenes de lesa humanidad de la dictadura” de Nicolás Maduro.

Macri también sacó chapa por la presidencia argentina del G20 y ratificó su postura de rechazo contra el terrorismo y el reclamo de justicia por los atentados de 1992 y 1994. “Considerando que el año próximo se cumplirán 25 años del atentado a la AMIA, quiero pedir a la República de Irán que coopere con las autoridades judiciales argentinas para avanzar en la investigación del ataque más brutal en nuestro territorio”, sostuvo, en una línea calcada de lo que expresaba la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner cada vez que pisaba las Naciones Unidas y que derivó luego en el memorándum de entendimiento aprobado en el Congreso de la Nación por el que hoy están procesados exfuncionarios kirchneristas.

También, el Presidente aludió a la cuestión de las islas Malvinas al reafirmar los “legítimos e imprescriptibles derechos soberanos de la Argentina” sobre el archipiélago, y añadió: “Quiero reafirmar el compromiso de mi gobierno en esta nueva fase de la relación con el Reino Unido, basado en la confianza mutua”.

La agenda de Macri en Nueva York incluyó una ronda de reuniones con inversores, ejecutivos, empresarios y analistas de Wall Street, además de dos entrevistas que los mercados repasaron con especial atención, una con el diario Financial Times y otra con el canal de noticias económicas Bloomberg.

Además, participó en otras actividades de las Naciones Unidas, entre ellas la recepción ofrecida por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su esposa Melania para los jefes de Estado y de Gobierno que participaron de la 73° Asamblea General. Después recibió en Wall Street la distinción “Ciudadano Global 2018”, un galardón que se les entrega a los líderes mundiales que contribuyen a “fortalecer la cooperación internacional y la relación transatlántica”.

Durante esa cena de honor en el salón Cipriani, de Wall Street, compartió la mesa con Madame Lagarde, en otra clara señal de la inminencia del acuerdo con el Fondo Monetario.

El tono melancólico entonado por the old Frankie, que cantó “Voy a hacer un nuevo comienzo en la vieja New York/ y si lo puedo hacer ahí podré hacerlo en cualquier lado/ Todo depende de vos, New York, New York”, serviría como colofón a la reunión. La diferencia es que Frankie –un mujeriego incurable– lidió en sus tiempos, entre otras, con las bellas Ava Gardner, Nancy Barbato, Mia Farrow, Barbara Marx y Lana Turner, y los que lo conocieron aseguran que jamás se hubiera acercado a ninguna economista del FMI, por más elegante que ésta fuera.

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