Encuentro con gobernadores: una foto que no significa un acuerdo

Encuentro con gobernadores: una foto que no significa un acuerdo

El Presidente necesitaba la imagen para que fuera vista en Washington por Christine Lagarde.


Apenas una foto y no mucho más que eso. Mauricio Macri encabezó esta semana una reunión con la mayoría de los gobernadores, pero pese a conquistar el respaldo político tan esperado por Christine Lagarde para destrabar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario y moderar la volatilidad de los mercados, no hubo ninguna firma por escrito que ratificara la buena voluntad de los mandatarios provinciales, porque la madre de todas las leyes, la del presupuesto nacional, quedará ahora a merced de las voluntades parlamentarias, donde el Gobierno no cuenta con mayoría y deberá negociar centralmente con los bloques peronistas.

Dieron el presente los propios, como María Eugenia Vidal (Buenos Aires), Horacio Rodríguez Larreta (Ciudad de Buenos Aires), Gerardo Morales (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes), y también los autoproclamados dialoguistas Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Uñac (San Juan), Hugo Passalacqua (Misiones), Omar Gutiérrez (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro), Lucía Corpacci (Catamarca), Mariano Arcioni (Chubut) y Sergio Casas (La Rioja). Los ausentes con aviso fueron Gustavo Bordet (Entre Ríos), de buena relación con el oficialismo y de viaje por los Estados Unidos en búsqueda de inversiones, que envió en su lugar al presidente de la Cámara de Senadores entrerriana, Aldo Ballestena, y el socialista Miguel Lifschitz (Santa Fe), quien envió en su representación a su ministro de Economía, Gonzalo Saglione, por encontrarse esta semana en San Francisco donde participa de un encuentro de Estados subnacionales.

Entre los que el Gobierno considera como el grupo de los gobernadores más duros, estuvieron presentes Gildo Insfrán (Formosa), Juan Manzur (Tucumán), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Roxana Bertone (Tierra del Fuego). No hubo representantes de San Luis, la única provincia que no ocupó un lugar en la mesa larga encabezada por Mauricio Macri. Su gobernador, Alberto Rodríguez Saá, había anticipado hace unos días que no iba a acompañar el proyecto de ley del oficialismo, aunque igualmente en Casa Rosada se esperaba su presencia, al menos para marcar disidencia. Sin embargo, el puntano resolvió que no fueran tampoco ninguno de sus colaboradores.

Así y todo, el Gobierno obtuvo una foto que buscaba, aunque no con la contundencia que hubiera preferido. Las fotos oficiales no incluyeron una pose ante la cámara y solamente reflejan la marcha de un encuentro en el que también estuvieron presentes un fortalecido Marcos Peña, acompañando a los ministros Rogelio Frigerio y Nicolás Dujovne, dos de las espadas del Poder Ejecutivo en las negociaciones con los gobernadores. A ellos los acompañaron el secretario de Interior de Frigerio, Sebastián García De Luca, y el secretario de Provincias, Alejandro Caldarelli, dos hombres importantes de la cartera de Interior en toda esta negociación, que trabajaron codo a codo con su ministro para arribar a este escenario y también Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados, quien articula en silencio la estrategia para negociar con la oposición en el Congreso.

Frigerio, una vez más, rememorando las negociaciones de 2017 por el Pacto Fiscal, tuvo que ponerles el cuerpo a las negociaciones: horas antes del encuentro en Casa Rosada, fue hasta el Consejo Federal de Inversiones, donde estaban reunidos los gobernadores opositores, para seguir negociando los detalles del ajuste y acercar posiciones sobre los ejes que el Gobierno elevará al Congreso de la Nación con el aval de las provincias.

Algunos de ellos todavía permanecen en absoluta reserva, porque el Gobierno no quiere repetir errores no forzados y tensionar aún más las negociaciones con la oposición parlamentaria. El 15 de septiembre llegará el anteproyecto del oficialismo al Congreso y al lunes siguiente Dujovne irá a defenderlo. Empezará así una etapa que el Gobierno considera clave para la supervivencia de su nuevo plan económico, que está atado a la buena voluntad de Lagarde. Esto, con posterioridad al sacrificio interno que significaron los cambios en el gabinete y en las estructuras estatales, que ratificaron una vez más al jefe de Gabinete como uno de los hombres más fuertes de la Casa Rosada.

No ocurrió así con el ministro de Hacienda, quien solamente sigue ocupando un lugar en el gabinete tras la negativa de Carlos Melconian de reemplazarlo. De todos modos, entre pasillos cobra cada vez más fuerza el nombre de Dante Sica para ocupar el Palacio de Hacienda, aunque las mismas versiones apuntan que los cambios no serían inminentes.

Tras la reunión en Casa Rosada y la conferencia de prensa en el Salón Pueblos Originarios, Dujovne debió ser internado en una clínica privada por un fuerte dolor abdominal y torácico, aunque al terminar la noche le dieron el alta. El desgaste político también le pasa factura al cuerpo, y los ejemplos en la política nacional son abundantes en la materia. Dujovne venía de compartir una conferencia de prensa junto a Frigerio, Urtubey y Gutiérrez, en la que no se animó a adelantar las metas de inflación y de crecimiento que se esperan para el próximo año.

Igualmente, reconoció: “Sin duda, van a ser muy conservadores en términos de crecimiento para el próximo año, puesto que vamos a finalizar este año con un crecimiento negativo de la economía, que va a dejar un arrastre negativo para el próximo año, con lo cual aún cuando la economía del próximo año termine creciendo a partir del cuarto trimestre a un ritmo elevado, la tasa que podríamos mostrar igual sería muy baja, pero no quiero adelantar los números, porque deben ser presentados antes ante el Congreso de la Nación”.

Frigerio, por su parte, aseguró que el trabajo conjunto con los gobernadores sirve para “dar señales” y “eliminar las incertidumbres, la volatilidad en el mercado y volver a tener una agenda del desarrollo” a partir de las “muestras de apoyo en este momento difícil que vive el país”. Los ministros adelantaron que en los próximos días se estará trabajando sobre una adenda del Pacto Fiscal, que deberá luego ser ratificada por el Congreso de la Nación, con el objetivo de postergar algunas reducciones impositivas acordadas en noviembre de 2017.

“Ello implicaría alguna modificación al cronograma de rebaja de impuestos de ellos, no así de ingresos brutos y sobre bienes personales. Lo que había en el consenso anterior era un impedimento de modificar impuestos sin acuerdo de las provincias y debe ser el Parlamento el que deba modificarlo eventualmente, pero el Poder Ejecutivo no lo está impulsando”, aclararon.

Pese a la foto y el encuentro, continuarán las negociaciones con los gobernadores, aunque no habrá nuevos encuentros en Casa Rosada, según confiaron a Noticias Urbanas desde la cartera del Interior. Hay situaciones particulares de cada provincia, pero el objetivo es alcanzar “un presupuesto equilibrado entre los ingresos y los gastos” que contemple algunas particularidades provinciales, pero siempre priorizando el bien colectivo y el equilibrio de las cuentas públicas.

“Esto requiere el esfuerzo de todos”, sostuvo el gobernador salteño, aunque dejando en claro que “el equilibrio fiscal es una condición necesaria pero no suficiente”. “Dentro de nuestros presupuestos deberemos readecuar partidas el año que viene y diseñar nuevos presupuestos provinciales, que generen el menor impacto social posible. No podríamos avalar una reducción de salarios, haberes o números que tengan un impacto social directo”, sostuvo Urtubey, quien, sentado al lado de Frigerio, no tuvo reparos en cuestionar la decisión de Mauricio Macri de recurrir al FMI.

Sigo sosteniendo que yo no hubiera ido a acordar con el FMI, porque no creo que sea conveniente para la Argentina, pero ya está hecho y ahora hay que avanzar en el déficit fiscal, no para agradar a los mercados, sino para prescindir de los mercados y no necesitar plata para gastos corrientes. Nada más que eso”.

Valdés, por su parte, sostuvo que el objetivo de todos, aliados y propios, es tener “un equilibrio entre todos y demostrar fundamentalmente que podemos trabajar en un presupuesto que sea la base de los presupuestos provinciales, para mostrarnos ordenados, fuertes, equilibrados y que la Argentina está capacitada para trabajar entre oficialismo y oposición para retomar la senda del desarrollo”.

Gutiérrez, el gobernador de Neuquén, agregó que “es importante trabajar en la búsqueda de un presupuesto justo y equitativo” y remarcó que alcanzar el equilibrio fiscal significa “sentar las bases para que cada una de las economías regionales desarrollen sus recursos humanos y naturales y se fortalezcan las finanzas públicas provinciales y nacionales”.

El Gobierno cuenta con utilizar la influencia de los gobernadores en el Senado, pero sabe también que el escenario más difícil está en la Cámara de Diputados, donde deberá lidiar con sectores duros del peronismo y del kirchnerismo, a los que Macri les vetó en el pasado la ley que imponía un freno a los aumentos energéticos. Allí, cada paso que se da tiene en la mira el escenario electoral de 2019.

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