Sin luna de miel, empezó el gobierno macrista

Sin luna de miel, empezó el gobierno macrista

Las mieses de los primeros días fueron violentamente segadas por aguas traicioneras y por tres asesinos en fuga. La transición se acabó rápido y ahora Macri deberá resolver ambos temas si quiere paz.


Un Gobierno que recién comienza, según relatan los manuales, goza de unos tres meses de plazo para iniciar su marcha. Primero hay que conocer los obstáculos en los que se traban las decisiones, los mecanismos administrativos para implementarlas y hasta confrontar dentro y fuera de la administración para demostrar el poder de fuego propio y disciplinar a los mercados, a los sindicatos y a la oposición. Menuda tarea.

De todos modos, no siempre es verdad lo de los plazos. A veces la realidad empieza a mostrar su cara más oscura sin dejar tiempo a los nuevos ocupantes de la Casa Rosada para acomodar su bagaje.

Éste fue el caso de la administración Cambiemos, que antes de que terminara de acomodarse empezó a tropezar con problemas que no figuraban entre los esperados.

Se puede decir que el Gobierno empezó en estos días, cuando los ríos Paraguay y Uruguay inundaron el Litoral y cuando los tres asesinos de General Rodríguez decidieron que la prisión es un lugar detestable y que era mejor trasladarse a otra parte, desconocida para las autoridades si fuera posible.

Fin del romance entre la realidad y Cambiemos, entonces. Llegó el momento de empezar a resolver los obstáculos que la naturaleza y el crimen, en este caso, le proponen a una administración que apenas está comenzando a ejercer el poder.

No es lo mismo hablar de la inseguridad que desarmar el accionar de las bandas delictivas que operan a lo largo y a lo ancho del territorio argentino, que se han instalado con solidez a lo largo de los años y que hasta han conseguido infiltrarse y gozar de la complicidad de muchos agentes del Estado para funcionar.

Las obras necesarias para evitar las inundaciones es otro tema de difícil solución, que llevará años resolver. Más aún cuando aguas arriba –en territorio de Brasil- operan grandes represas que, de vez en cuando, abren sus compuertas para regular el flujo de las corrientes.

La resolución de ambos temas marcará a fuego los años que vendrán. Si los ríos siguen inundando las riberas de la Mesopotamia y los asesinos en fuga sufren la misma suerte que sus víctimas, Cambiemos habrá tropezado con la piedra de la realidad.

El partido es largo y consta de varios períodos, pero no sería conveniente para Mauricio Macri comenzar perdiéndolo.

Los grandes problemas exigen grandes soluciones, pero la desventaja con la que corre la novel administración –plena de inexperiencia en la administración pública- es que aún no posee la gimnasia ni el manejo de todas las herramientas necesarias para contrarrestar las adversidades que se le plantean.

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