Dos funcionarios macristas se atrincheraron y piden una doble indemnización

Dos funcionarios macristas se atrincheraron y piden una doble indemnización

Raul Martínez, gerente general de Arsat, y Juan Ignacio Uribe de Aerolíneas Argentinas, se niegan a dejar sus cargos.


Raul Martinez quien fue designado como gerente general en Arsat durante el Gobierno de Mauricio Macri, se atrincheró este lunes porque no quiere dejar su cargo en el organismo.

Cuando Mauricio Macri se desempeñaba como jefe de Gobierno porteño, Martínez tuvo dos cargos: primero fue director ejecutivo de la Agencia de Sistemas de Información y luego pasó a ser el virtual número dos de Modernización, bajo la gestión de Andrés Ibarra.  Luego, en 2017 pasó a estar al frente de Arsat.

Con la llegada del Frente de Todos, fue Pablo Tognetti el elegido para ocupar el puesto de gerente general en la compañía estatal.

Pero el funcionario macrista no sólo no quiere dejar su puesto, sino que también pidió una millonaria indemnización. Lo acompañan en su decisión otros 10 políticos dentro de Arsat.

Ante la negativa a dejar su cargo, el Directorio de Arsat resolvió cesarlo en sus funciones. Pero la misma actitud adoptaron otros 7 gerentes y 3 subgerentes designados por el gobierno de Macri que aspiran a llevarse una doble indemnización a pesar de haber sido funcionarios políticos.

Además, aclararon que la posición de Martínez está en línea con la defensa de “los derechos de todos los demás gerentes, para que se los indemnice a todos, ya que es una empresa pública que tiene superávit económico”. De todas maneras, señalaron que ante el cariz que tomó la situación, al hacerse públicas sus pretensiones, podría llegar a presentar su renuncia en los próximos días.

“Se les pidió la renuncia a todos los cargos políticos, pero ninguno quiere renunciar. Todos quieren indemnización”, dijo una fuente oficial al diario ‘Clarín’ y agregó que Martínez además realizó numerosos gastos irregulares, “ninguno de los cuales pasó por el directorio”, como “la construcción de un helipuerto, que nunca se usó”.

Tognetti, por su parte, es un científico del INVAP donde ejerció como director hasta su reciente designación al frente de Arsat. Estuvo previamente como titular de esta empresa entre los años 2008 y 2013. Fue el directivo que impulsó, planificó y monitoreó la construcción de los dos satélites geoestacionarios Arsat 1 y Arsat 2, que se lanzaron en 2014 y 2015. Además fue el artífice de la construcción de la red de estaciones de Televisión Digital Terrestre y la Red Federal de Fibra Óptica de Arsat.

Tognetti está acompañado en el nuevo directorio de Arsat por el dirigente camporista Guillermo Rus, que fue designado vicepresidente; por el ex gerente general de la gestión de Tognetti, Facundo Leal; por el representante del gremio Foetra, Marcelo Tesoro, que es el único que continúa en el directorio de la gestión anterior; y por la ingeniera Anabel Cisneros, la primera mujer en integrar el directorio de Arsat, desde su fundación en 2006.

Pero también hay una situación compleja con Rus, quien tuvo el mismo cargo de vicepresidente hasta enero de 2016, cuando tampoco renunció como gerente de la empresa estatal y cobró una suculenta indemnización para desvincularse de Arsat. “Es insólito lo de Rus, cobró la indemnización, ni siquiera tiene título universitario y lo vuelven a designar como director y vicepresidente de Arsat”, planteó al diario ‘Clarín’ una fuente de la empresa tecnológica estatal.

Por otra parte, lo mismo ocurre con Aerolíneas Argentinas. Juan Ignacio Uribe, ex director de Recursos Humanos de la empresa aérea trabajó dos años y 11 meses y exige el pago de $418 millones, a razón de casi $12 millones por mes trabajado. El argumento es el mismo que Martínez: lo despidieron tras el cambio de gobierno en plena vigencia del DNU de Alberto.

Cuando Uribe se enteró por telegrama de la desvinculación publicó un mensaje en las redes sociales. “Desvincularon a nueve directores y 30 gerentes (con trabajos técnicos y sin militancia política) sólo por haber ingresado durante los últimos cuatro años. Doloroso e incomprensible”, escribió para justificarse.

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