El peronismo trata de ordenar su propio caos

El peronismo trata de ordenar su propio caos

Alberto con los gobernadores y Kicillof con los intendentes buscan homogeneizar las tropas. El actual escenario caótico conspira contra la victoria.


Los principales dirigentes peronistas clamaban desee hace tiempo por un proceso de unidad, que cuando tomó cuerpo sólo devino en un orden relativo. Lo complejo exige acuerdos básicos, pero la política es desorden.

Pero, cuando parecía que el objetivo de la unidad había sido alcanzado –la política es un arte complejo-, los propios peronistas comenzaron a tomar conciencia de que la trabajosa unidad conseguida es sólo el punto de partida y no la meta. En estos días, comenzaron a concretarse algunos puntos que le darán sentido a la palabra. Este miércoles, Alberto Fernández se reunió con doce gobernadores para delinear el trazo fino de la campaña y, de paso, para alinear definitivamente a las expresiones territoriales donde el peronismo gobierna.

Allí, Fernández, a tono con el carácter del encuentro, expresó que “la Argentina dice ser un país federal pero no lo es, tenemos que cambiar el unitarismo por más federalismo y lo voy a hacer con los gobernadores.

Por eso, ellos y ellas serán mis principales aliados”, señaló. Luego, reiteró que “tenemos que mirar para adelante, buscar entre todos el modo de construir un país más equilibrado”.

A continuación, el tucumano Juan Manzur, devenido en uno de los mandatarios más cercanos a Fernández y, en consecuencia, uno de los líderes de la nueva Liga de Gobernadores que se conformará al calor del Frente de Todos para el caso de que la fórmula Fernández-Fernández llegue a la Casa Rosada definió que “el peronismo vota peronistas”.

Luego, el tucumano dijo que “el gran desafío del futuro gobierno es generar fuentes de trabajo y oportunidades para todos los argentinos. Mes a mes estamos peor. La desocupación ya está en dos dígitos”, cuestionó.

El santiagueño Gerardo Zamora, que aclaró que “no soy peronista pero apoyo también”, abogó por un cambio en el modelo económico y su reemplazo por un esquema productivo, que “tenga en cuenta las economías regionales, genere riqueza y fuentes de trabajo”.

Del almuerzo, que se realizó en el Salón Garage Argentino, casi frente a las oficinas que ocupa el candidato presidencial en México 337, participaron los gobernadores Juan Manzur (Tucumán), Mariano Arcioni (Chubut), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Lucía Corpacci (Catamarca), Sergio Casas (La Rioja), Domingo Peppo (Chaco), Sergio Uñac (San Juan) y Carlos Verna (La Pampa). También fueron de la partida el gobernador electo de La Pampa, Sergio Ziliotto y el diputado nacional Jorge Franco (Misiones).

En la noche del martes, Fernández cenó con el gobernador electo de Santa Fe, Omar Perotti, con quien prometió que “vamos a trabajar juntos”. En cambio, el único ausente en el almuerzo de San Telmo fue el puntano Alberto Rodríguez Saá.

Fernández con los senadores

En la tarde, Fernández se reunió con los senadores peronistas, que siguen guardando matices diferenciados. Tal es así que no habrá bloque unificado en la cámara alta, como tampoco existirá un interbloque que aglutine a todas las bancadas.

De todos modos, si bien no habrá conducción unificada –los gobernadores le tomaron el gusto a la libertad para negociar las cuestiones de sus provincias sin pasar por otros liderazgos que no sean los suyos-, todos los presentes se comprometieron a apoyar a la fórmula que encabeza el anfitrión. Esto incluye, según los voceros, hasta al bloque de senadores cordobeses, cuyo líder, Juan Schiaretti, implementó oficialmente la “boleta corta”, pero no se enojará con sus hombres que “por abajo” pidan el voto por Fernández-Fernández.

Participaron del encuentro el presidente de la bancada, Carlos Alberto Caserio (Córdoba) y los senadores Inés Imelda Blas (Catamarca), Julio César Catalán Magni (Tierra del Fuego), María Teresa Margarita González (Formosa), Sigrid Elisabeth Kunath (Entre Ríos), Cristina Del Carmen López Valverde (San Juan), José Mayans (Formosa), José Ojeda (Tierra del Fuego), Guillermo Snopek (Jujuy), José Rubén Uñac (San Juan), Norma Durango (La Pampa), Daniel Lovera (La Pampa), Alfredo Luenzo (Chubut) y Juan Mario Pais (Chubut).

Kicillof y los intendentes

El otro encuentro de importancia que se realizó en la misma jornada en que esta publicación estaba cerrando fue el de la fórmula bonaerense que encabezan Axeil Kicillof y Verónica Magario, con los intendentes peronistas, esta vez con el aditamento de Sergio Massa, que no estaba en los planes iniciales, pero que pidió estar, para defender el espacio de los jefes comunales que responden al Frente Renovador.

La reunión se realizó en la sede del PJ provincial, situado en la calle 54, entre 7 y 8, en La Plata.

El encuentro era necesario, porque el cierre de listas dejó a una gran cantidad de heridos y disconformes y el ambiente estaba, como mínimo, enrarecido.

Además, Kicillof, al que algunos –cada vez menos, es cierto- ven como un “extranjero” en el distrito, deberá hacerse cargo de que la campaña “minimalista” que realizó durante casi dos años a lo largo y a lo ancho de la provincia, debe en esta etapa pasar a un nivel superior.

Esto exige tratar a los intendentes, que van a ser su soporte, a nivel de estado, ya que sus recorridas anteriores por el distrito eran reuniones informales con la gente, muy valiosas para desarrollar empatía, pero insuficientes para ser consideradas como parte de una campaña política.

El anfitrión –para empezar con buen pie- fue el propio presidente del PJ bonaerense e intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray. La decisión más importante que se tomó fue que, como son los intendentes los que pondrán el cuerpo ante la crisis y llevarán el peso de la campaña, habrá lugar para ellos en el futuro. Kicillof expresó que “cuando uno habla con las universidades o con el Conicet, falta todo” y que “a los maestros y maestras lo único que se les dijo es que son una mafia”. Además, se quejó de que, si llegara a la Gobernación provincial, deberán “atender emergencias” cotidianamente.

Si el objetivo era limar asperezas, ésto se logró, al menos formalmente. Lo que se verá el 11 de agosto es si el cicatrizante era el adecuado. De esta manera, las primarias podrían ser consideradas como la primera ronda electoral y las provinciales del 27 de octubre como el Ballotage.

Hasta entonces, aún falta una eternidad.

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