El PaP, una nueva amenaza para el sistema textil

El PaP, una nueva amenaza para el sistema textil

Por Florencia Galarza

La vuelta del servicio Puerta a Puerta sería regulado, pero los textiles sufrirán el golpe. El especialista Nicolás Di Schiavi le contó a NU las repercusiones que tendrá en la Ciudad.


Aunque aún el régimen de regulación de las compras on line en el exterior no es más que un borrador, se espera que una de las industrias más desfavorecidas sea la textil y la indumentaria.

Mientras la AFIP, el ministerio de Producción y la Aduana terminan de definir detalles para el anuncio de la vuelta del PAP esta semana, comienzan a barajarse las múltiples consecuencias que esto traería a la producción nacional.

A priori, se permitirán sólo cinco pedidos anuales, que no superen los 1000 dólares cada uno. Es decir, el mercado nacional perdería por año hasta 75 mil pesos por cada consumidor.

Así, en un contexto económico y comercial inestable, cabe cuestionar qué sucederá con las empresas Pymes y su capacidad de empleo, ya que “las Pymes generan entre el 60 y el 80 por ciento del trabajo en la Argentina”, según explicó Nicolás Di Schiavi, especialista en análisis del entorno económico y financiero.

Pero además de significar una nueva herida al comercio local, Di Schiavi apunta a que este sector, ya lastimado por las quitas de subsidios a los servicios de energía, la inflación y el tipo de cambio que aumenta los costos de las empresas, sería también una vía más para el desarrollo del trabajo ilegal.

“Este rubro padece, no sólo en Argentina, sino en todo el mundo, mano de obra esclava, sueldos mínimos, malas condiciones laborales, etc.”, agregó al especialista al señalar que este factor podría ser alimentado por el hecho de que “afuera se consigue la ropa hasta un 70 por ciento más barata”. De hecho, “mucha gente viaja a Miami, pagando el valor del pasaje para traer ropa de allá en liquidación, o en estos últimos años, también desde Chile”.

Así, el licenciado opinó que “al ser los márgenes de rentabilidad de algunos actores económicos demasiado elevados”, teniendo en cuenta el nivel de informalidad que poseen, “es sumamente preocupante”.

Con una lupa puesta en la Ciudad, “actualmente tenemos noticias de talleres clandestinos de importantes marcas de indumentaria, donde el principal perjudicado es el empleado que acepta esas condiciones para poder llevar el pan a su casa”; mas “si las ventas caen, ese empleado se queda sin su sueldo” y sólo queda entonces un único camino: la precarización laboral.

Según la organización social La Alameda, el 78 por ciento de las prendas fabricadas en Argentina provienen de talleres clandestinos y son confeccionadas por más de medio millón de personas. Y, en la Ciudad, este número alcanza aproximadamente a 30 mil.

Incluso, la facilidad de poder comprar ropa, a menor costo, desde la comodidad del hogar, afectará a los comercios locales, cuyas ventas ya cayeron entre un “30 y 40 por ciento con respecto a la misma época del año pasado. Por esto, se estima que la implementación del PAP, podría reducir ese consumo aún más, a niveles de rentabilidad ínfimos.

 

La época del “Sale”

En los últimos años, el mercado on line viene ganándole terreno a los locales y negocios físicos, especialmente de vestimenta e indumentaria, lo cual incrementa la presencia de mercado informal para la subsistencia rentable.

“Hay un notorio aumento de showrooms y ventas a través de las redes sociales. Incluso los negocios optan por el ‘sale’ o descuentos para quienes paguen en efectivo”, explicó el especialista.

De hecho, el apresuramiento de cambio de temporada para adelantar la “liquidación” de las prendas, acompañados por promociones varias se convierten en señales de las dificultades del sector.

De esta manera, las estrategias de ventas se inclinan cada vez más a las estrategias de marketing online en pos de paliar “los altísimos costos de un local”.

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Así, Di Schiavi concluyó: “La realidad que es la caída de las ventas, producto de las políticas que se han implementado a las que algunos llamarán ‘proceso de reorganización económica’, ‘sinceramiento de la economía’ o ‘políticas de ajuste’, considero que lo que está claro es que hay una política de transferencia de recursos hacia los sectores económicos más concentrados. Si se realizara un seguimiento mental de dónde termina el dinero al comprar un bien, la cadena siempre terminará en los sectores de mayores recursos. Y ese es el problema: que esas utilidades no se reinvierten en el país, sino que se habiliten vías de escape”.

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