El Instituto Argentino de Derechos Humanos, preocupado por la violencia y Maldonado

El Instituto Argentino de Derechos Humanos, preocupado por la violencia y Maldonado

Con al firma de Alicia Pierini, junto a otros ocho directivos, la entidad publicó dos comunicados donde insta a los comunicadores a ejercer la prudencia y a las autoridades a garantizar los DD. HH.


Dado al alto nivel de violencia no sólo física sino también verbal, el Instituto Argentino de Derechos Humanos lanzó dos comunicados donde explaya su preocupación por esta situación turbulenta que vive la Argentina.

Asimismo, instó a los medios de comunicación a tomar un rol menos agravioso y provocativo para inclinarse hacia la prudencia, y nombró como caso piloto la desaparición de Santiago Maldonado, uniéndose así al tumulto de voces que reclaman su aparición.

Con la firma de la exdefensora del Pueblo porteño y presidenta de este Instituto, Alicia Pierini, junto a la de Juan Antonio Travieso, Nerina Da Rin, Alejandro Nató, María Elena Martino, María Graciela García, Martin Raimundo, Nancy Rothar y Julio Spina.

Así, el comunicado reza:

Esta Democracia que tenemos desde hace casi 34 años –aún con sus baches y sus inequidades-  es nuestra democracia y la queremos para mejorarla, no para retroceder a ningún pasado, ni antiguo ni cercano. 

Lo pasado está en la Memoria y no se olvida. Pero hoy es necesario asumir el Presente y prevenir los riesgos de las contradicciones exacerbadas.

Esta Democracia la hizo la civilidad Política con el consenso del Pueblo. Por eso la Reforma Constituyente de 1994 –que constitucionalizó los Derechos Humanos- tuvo aceptación unánime.

Sin embargo, últimamente se escuchan algunos discursos políticos o comentarios periodísticos de tono  agresivo, casi provocador, que saturan la comunicación social y sus redes. Que juzgan sin ser jueces. O distorsionan a la realidad y al derecho. Y eso nos preocupa.

Decía Gandhi: “Cuida tus pensamientos porque se harán palabra, cuida tus palabras porque se harán acción, cuida tus acciones porque se harán costumbre, cuida tus costumbres porque se harán destino”

¿Cómo lograremos que cese esta costumbre de palabras agraviantes? pero que cese desde la propia voluntad de sus actores.  Nada de censura, sí apelando a la conciencia de todos: que los agravios no se hagan costumbre, porque finalmente serán un mal destino. Que la diversidad de opiniones no sea combate ni enojo. Que el conflicto se aborde y no de modo violento.

Palabras de paz y prudencia, no son contradictorias con la demanda de justicia social, de respeto por el trabajo y la dignidad de su salario, por el reclamo de los derechos a la vivienda digna, a la salud y a la educación.  Palabras de paz y prudencia tampoco son contradictorias con el respeto a los funcionarios, al ordenamiento del espacio público y también el respeto a quienes manifiestan alguna disconformidad.

Es un Principio de los Derechos Humanos el de la No Regresividad de los derechos adquiridos. Así como lo es también su contracara: el Principio de Progresividad o de mejora continua.  Esos dos principios los está pidiendo la sociedad y en particular los trabajadores. El reclamo no es delito.  Es petición de diálogo, esperanza de acuerdo.

La defensa de los Derechos Humanos no necesita del verbo LUCHAR, sino del verbo CONSTRUIR, construir mejoras para hoy mirando hacia el mañana, sin ignorar los aciertos y fracasos del pasado, los primeros para mejorarlos y los segundos para no repetirlos.

EL INSTITUTO ARGENTINO PARA LOS DERECHOS HUMANOS pone sus profesionales a disposición de la ciudadanía y de los funcionarios estatales, para a) cooperar en la vigencia de los Derechos Humanos, b) promover el respeto a la diversidad de opinión y aportar profesionalmente sobre la conflictividad social, y c)  proteger a través de la docencia a nuestra joven Democracia. 

Y, por separado, la entidad emitió un segundo comunicado que contó con las mismas firmas donde se une a la pregunta “junto a su familia, amigos y toda la ciudadanía”: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.

De esta forma, reclama “a las autoridades cumplir las pautas del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que coloca al Estado en el rol de garante de los derechos humanos de todas las personas”.

“Por tanto debe prevenir, proteger, investigar, sancionar y reparar cualquier vulneración a los Derechos Humanos”, completa.

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