La realidad se llevó puesto el lanzamiento de Mauricio Macri

La realidad se llevó puesto el lanzamiento de Mauricio Macri

A pesar de la victoria, el Pro tenía proyectada una historia sobre otra. El gran triunfo daba paso a la esperanza nacional. Pero la realidad no avisa, simplemente ocurre. Cumbre urgente.


El macrismo anoche vivió sensaciones encontradas. Se hizo un nudo con las sensaciones y terminó mezclando la realidad que se vivía con la estrategia planteada para ese día, de manera un tanto torpe y explosiva, absolutamente dañina para sus aspiraciones nacionales.

Por eso hoy Macri reúne al gabinete ampliado, para discutir y encontrar soluciones a errores que no se deberían haber cometido. Ayer se ganó la Ciudad por tercera vez consecutiva, algo increíble y dificilísimo y el clima que trascendió era de velorio. ¿Acaso nadie se imaginó este escenario?. No era éste uno de los resultados posibles, el que todos los K se alinearan directamente con Martín Lousteau para hacer daño después. La historia inversa.

Según altas fuentes del PRO,  era el día de explicar que el “cambio era también sostener lo que se había hecho bien en los últimos años” y a eso se refirió Mauricio Macri en un marco de euforia forzada.  Al no poder mantener en los medios ni en la gente la sensación de triunfo que genera un éxito de esta naturaleza (el de Capital), el Pro debió haber cambiado de táctica en ese contexto y no poner el giro nacional de manera tan cruda en el discurso del candidato presidencial. Quedó como un volantazo desesperado en el rumbo del “Cambio”.

Dentro de todas las cosas –buenas y malas- que ayer le pasaron a la fuerza amarilla, la peor de todas, la que más daño le puede hacer a Macri fue esa. La que permitió “en un marco de sensación de derrota” la resurreción -al menos momentánea- a Sergio Massa, la consolidación de los logros del gobierno a Daniel Scioli y la demostración que aún sin competir directamente, el kirchnerismo igual le puede hacer daño, tiene golpe de nocaut.

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