La crisis por la derrota del 22 de noviembre de 2015 mantiene por estos días al peronismo en movimiento, en especial en el Congreso de la Nación. En 15 días, la sede del PJ Nacional -Matheu 130, Capital Federal- será la sede de la reunión del Consejo Nacional Federal, en la que se decidirá la formación de bloques parlamentarios propios, todos los cuales deberán llevar la denominación del Partido Justicialista.
La reunión se iba a realizar el jueves 30 de junio, pero la escasa cantidad de consejeros que confirmó su presencia hizo desistir a José Luis Gioja y a Gildo Insfrán -los autores de la iniciativa- de realizarla, aunque no habrá marcha atrás con la difícil decisión, que ya está tomada y que fue consultada con distintas instancias partidarias de todo el país.
Los números quedarían, por esta razón distribuidos de una manera diferente a la actual. Hoy, el bloque del Frente para la Victoria cuenta con 70 diputados, del que se apartarían entre 37 y 43 diputados para migrar al bloque del Partido Justicialista, lo que reduciría al bloque original a la mitad o a algunos menos.
La intención de los peronistas sería la de llegar a un número que los convierta en la primera minoría, que debería ser de al menos 43 diputados, teniendo en cuenta que el Pro posee una bancada de 42 diputados, a los que hay que sumar a sus aliados radicales, que son 36. El interbloque Cambiemos, de esta manera suma 78 legisladores que difícilmente votan solos, ya que casi inevitablemente arrastran en las negociaciones a otros bloques.
En este caso, el peronismo hace los números para llegar a disputar poder. Se sabe que el testimonio no es su imprompta habitual. Pero la matemática política es apasionante, porque allí las especulaciones son todo, aclarando en primer término que en muy contadas ocasiones, éstas se hacen realidad en un ciento por ciento. Allí, el realismo político y la muñeca flexible de José Luis Gioja impondrán los tiempos y los límites en las negociaciones.
La suma es sencilla, aunque difícil de alcanzar. Si el bloque llegara a reunir 43 diputados, se podría sumar, en un hipotético interbloque cuando se traten casos importantes, a los seis del Peronismo para la Victoria; a los 17 del Bloque Justicialista; a los cuatro de Juntos por Argentina, que preside Darío Giustozzi; a los tres de Compromiso Federal (San Luis); a los tres del Frente de la Concordia Misionera; a Avanzar San Luis, del exgobernador Claudio Poggi; a Cultura, Educación y Trabajo, que es Omar Plaini y a Chubut Somos Todos, que responde al gobernador Mario Das Neves.
Esta difícil alquimia, que más que con la matemática está relacionada con la magia, otorgaría la suma de 89 diputados, que indudablemente podrían estar juntos en algunos temas y no en otros, además dependiendo de la voluntad y de las necesidades de los gobernadores, que también digitan votos en su permanente negociación con la Casa Rosada para atrapar fondos para sus provincias.
La suma viene a cuento porque una de las primeras consecuencias que arrojará este realineamiento es que la tónica del bloque a punto de nacer estará signada por un talante opositor más acendrado que hasta ahora. Por esta razón es que la decisión del Consejo Nacional implica un mensaje a tres bandas: hacia adentro, para los afiliados y militantes; para los peronistas silvestres, que se mantienen por afuera de la estructura, pero no abandonan la doctrina y para el resto de la sociedad, ante la que se dispone a pararse como la alternativa de poder.
