El capítulo de las fugas en el Frente Renovador no estaba cerrado. Como pasó días pasados en los niveles intermedios en distritos como La Plata, Esteban Echeverría y Bahía Blanca, ahora la última bomba implosionó entre la dirigencia de mayor perfil, y la diputada provincial y candidata al Parlasur –por el distrito nacional- Mónica López pegó el portazo.
Lo anunció ayer, con el hecho consumado, acompañada por Daniel Scioli, el jefe de gabinete bonaerense, Alberto Pérez, el vicegobernador Gabriel Mariotto, y por el facilitador, Juan José Alvarez, ex jefe de campaña hasta abril pasado de Massa. “Juanjo”, como se lo conoce en el peronismo, ya hace rato viene colaborando con el proyecto sciolista y, de hecho, desde mayo trabaja para la candidatura de “Juanchi” Zabaleta en Hurlingham.
Lo que descolocó al massismo no fue sólo la forma en que lo comunicó sino la contundencia con la que López hizo el anuncio, algo que sorprende debido a que ella era de las voces más críticas contra Scioli. De hecho, ella presentó el pedido de juicio político en la Cámara de Diputados bonaerense contra el gobernador, luego de que la Justicia determinara que se ocultaron decenas de muertes durante la inundación en La Plata en 2013.
Desde la jefatura de campaña massista y consultada por Noticias Urbanas, una voz muy cercana al presidenciable se refirió a López y sentenció: “Imagino que va a renunciar. Con todo lo que puso en Twitter imagino supongo que cumplirá con eso de dejar de lado sus apetencias personales, que son muchas…”.
Conocida la noticia, Massa derivó automáticamente la respuesta de la partida de su ex precandidata a gobernadora al jefe político de UNA, el gobernador José Manuel De la Sota, quien a última hora de anoche emitió un comunicado en el que calificaba de “borocoteada” la jugada de López, quien “ahora adhiere a la candidatura de quien denunció penalmente y de quien dijo cosas irrepetibles”.
El mandatario cordobés le pidió a la diputada que “explique a la ciudadanía las razones de peso para pegar esta voltereta” y lo metió a Scioli –quien, por supuesto y atento al calendario electoral, no recibió ningún reproche del kirchnerismo duro por semejante incorporación-, requiriéndole “también decir lo suyo porque, si bien algunos sostienen que en política los apoyos no se rechazan, aceptar la llegada de quien lo acusó de corrupto, también merece una explicación”.
En la agitada noche massista de ayer, también el cabeza de lista secundado por López, el penalista Jorge Vanossi, opinó que la dirigente “debería renunciar” a su candidatura. Ella, por su parte, dijo por radio que lo haría “sólo si me (se) lo piden” aunque admitió que no votará la lista en la que –por ahora- figura, una extravagancia a la que la política actual no deja de acostumbrar.
Desde el massismo recuerdan por lo bajo que los tiempos se aceleran y que parte de las boletas ya están impresas, por lo que de resultar la renuncia de López, habría que imprimir las boletas con la nueva lista para el Parlasur (UNA tiene previsto tener listas para el día de la elección alrededor de 60 millones de papeletas).
En el FR hay dudas sobre el futuro del presidente de su bloque de diputados nacionales, Alberto Roberti, esposo de López y con quien suelen jugar políticamente en sintonía (a diferencia de, por ejemplo, Graciela Camaño y Luis Barrionuevo). Algunos massistas ya lo dan por perdido a fin de año, en caso que el tigrense no resulte electo.
“Es decisión de ella y la respeto, somos peronistas, ella está apoyando a un peronista y no está nada mal. Y yo apoyo a otro peronista”, opinó anoche Roberti en declaraciones públicas, abonando a la teoría de que poco le impide en un futuro cercano sumarse al sciolismo. El gremialista petrolero preside el bloque del FR tras la partida en mayo pasado de Darío Giustozzi, también hacia el kirchnerismo, con quien hoy, paradójicamente, López vuelve a compartir espacio político.
