Del gradualismo al shock, una decisión controversial

Del gradualismo al shock, una decisión controversial

Ante los principales directivos de las empresas estadounidenses en el país, el Presidente las razones que derivaron en la solicitud del salvataje crediticio del FMI. Qué les dijo.


El relato oficial está escrito con una tinta corrida, con tachones y con nuevos párrafos redactados con urgencia, pero hay un denominador común que no cambia: la culpa siempre es de los otros, nunca nuestra. Seguirá siendo del kirchnerismo y su “pesada herencia”, claro, aunque a estos se les agregan también la volatilidad del mundo con sus mercados cambiantes, el terrorismo internacional, los conflictos bélicos, las consecuencias de las guerras comerciales, la suba de la tasa de interés de los Estados Unidos y una larga sucesión de etcéteras, entre los que se cuentan el factor externo y los protagonistas del pasado reciente en la Argentina, hoy encarnados en una oposición parlamentaria. Ellos son los culpables de todo para el presidente Mauricio Macri y así lo ha reiterado en cada intervención pública reciente.

Hace unos días, ante los principales directivos de las empresas estadounidenses en el país, el Presidente enumeró este largo sinfín de razones que derivaron en la solicitud del salvataje crediticio del Fondo Monetario Internacional (FMI), a la vez que reconoció que la vulnerabilidad del país tiene que ver con su necesidad de recurrir al financiamiento externo para consolidar el crecimiento. Hace unos días, Macri explicaba que “el mundo ha decidido que la velocidad en que nos comprometimos a reducir el déficit no es suficiente” y que por eso “tenemos que acelerar”.

Paralelamente, insiste en denominar a esta etapa como “gradualismo”, aunque ahora aparezca, contradictoriamente, anexada a la idea de un mayor ritmo y anticipando la profundización de un ajuste en el menor plazo posible para cumplir con las exigencias de Christine Lagarde.

El ascenso del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, designado como nuevo coordinador del gabinete económico, es un guiño a esas negociaciones. Macri, al hablar ante los principales directivos de las empresas estadounidenses en el país en la cena de gala de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham), dejó varias definiciones sobre la nueva etapa y las recientes decisiones oficiales. La primera es que el Fondo Monetario “nos da una oportunidad de planificar bien este gradualismo”. Dicho así, parece incluso una buena noticia, sin embargo el anuncio ha mellado la imagen presidencial como nunca, a lo que se debe sumar la reciente corrida cambiaria, y por eso la apuesta es repartir los daños.

El Gran Acuerdo Nacional impulsado por la Casa Rosada se traduce en la convocatoria a los gobernadores y al resto de la oposición parlamentaria para participar en el diseño del próximo presupuesto nacional y consagrar los ajustes que hagan falta para cumplir con las exigencias del FMI sobre la reducción del déficit fiscal.

Otra definición que dejó la visita presidencial en la cena de gala de la AmCham es que el apoyo empresarial no es suficiente y por eso les prometió estar de su lado a la hora de discutir los convenios laborales. “Es fundamental que el sector privado ponga el ritmo y que nos exija, que se suba a la batalla diaria de la productividad y la competitividad”, exhortó Macri, antes de endulzarles los oídos.

“Necesitamos que se discutan los convenios laborales, que se plantee que queremos mejor y más trabajo para la gente, pero para eso cada uno tiene que hacer su trabajo lo mejor posible y no ser una carga para el otro. No hay posibilidad de que podamos progresar si ustedes adentro de las fábricas no logran generar este nuevo compromiso con la mejora continua y tampoco si puertas afuera tampoco están ahí para ayudarnos a dar la discusión.”

Apuntando contra el kirchnerismo, disparó primero contra el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, que “les decía cuánto podían vender y a qué precio”, y luego contra el exministro Carlos Tomada: “El gremio decidía directamente en el Ministerio de Trabajo cuáles eran los salarios y los aumentos. Estaba como neutralizada la conducción de cada empresa, pero eso ya pasó”, les garantizó.

Tiemblan las paritarias, justo en una jornada que estuvo teñida por la violencia contra trabajadores del subte que reclamaban por aumentos salariales por encima de las metas de una inflación que hasta el propio Gobierno reconoce que van a ser reformuladas, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Así lo confirmó esta semana el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una entrevista con Luis Novaresio: “La meta del 15 por ciento sigue siendo la misma, pero el Banco Central definirá ahora el ritmo de la velocidad de inflación y lo comunicará en función del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, que va a definir nuestras nuevas metas fiscales”.

Sin embargo, al mismo tiempo Macri habla de “acelerar” aquellas transformaciones que ya estaban dentro del libreto original y el plan de gobierno, pero que ahora deberán tomar una nueva forma ante la coyuntura económica. La reforma jubilatoria, que había generado una de las crisis políticas más fuertes (y también mucha violencia en la calle), tuvo que salir a medias y postergó para los próximos años la discusión de un nuevo sistema previsional. Ahora, el jefe de Gabinete asegura que no está en los planes modificar la edad jubilatoria en el corto plazo, pero anticipa que la comisión de especialistas que creó la ley sancionada en diciembre pasado deberá “pensar de acá a tres años en un plan que haga sustentable el sistema”.

La visión política del Fondo Monetario es similar a la del Gobierno, solamente matizada por la coyuntura y la correlación de fuerzas. Cambiemos necesita negociar en el Congreso porque no tiene mayoría, y ante esa urgencia, suscitada ahora desde su decisión unilateral de recurrir al FMI, apuesta por un diálogo abierto con todo el arco político.

El acuerdo es usado por la Casa Rosada como un método de presión para hacer el ajuste que siempre estuvo dispuesto a hacer, con gradualismo o no. Anunciado por Macri, el Gran Acuerdo Nacional apuntará a achicar el Presupuesto para 2019, que estará condicionado por las nuevas metas de inflación y de reducción del déficit.

“El FMI nos va a plantear condiciones mínimas en términos de déficit fiscal y política monetaria para que seamos creíbles”, aseguró el jefe de Gabinete, quien hoy aparece recortado en su poder de coordinador por el ascenso de Dujovne en la coordinación económica y de Rogelio Frigerio y Emilio Monzó en la mesa política, aunque potenciado en su carácter de defensor mediático de la nueva etapa.

El Gobierno tiene además la misión de sostener la posibilidad de una reelección y por eso apuesta a no perder la cercanía con la ciudadanía. Sin cambiar su estilo, realizó hace unos días un nuevo timbreo nacional, el segundo del año, con la participación de Macri, pese a que su caída en las encuestas enciende una alarma que condiciona incluso la organización de actos en público anunciados con anterioridad. El temor al escrache es un síntoma de esa realidad. La salida, por ahora, es repartir costos políticos para garantizar la sobrevida política de Cambiemos y así aspirar a un nuevo mandato, aunque haya que quemar todos los libretos, otra vez.

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