A 12 días del último contacto con el submarinio ARA San Juan, el vocero de la Armada, Enrique Balbi, dio este lunes otra conferencia de prensa y por el momento no hay buenas noticias, lo cual sigue aumentando la ansiedad y la depresión de una Nación que espera saber qué pasó con los 44 tripulantes que navegan a bordo. Aún así, se espera que en las próximas horas haya avances a partir de la llegada de más navíos a la zona de búsqueda.
“Lamentablemente no hemos tenido aún una localización del submarino”, dijo Balbi, al tiempo que admitió que a 12 días del inicio de la búsqueda “la situación es extrema”.
En el mientras tanto, las intrigas crecen y, por ende, las especulaciones. Esto se suma a la mala comunicación por parte del ministro de Defensa, Oscar Aguad, y la misma Armada, a quien se le reprocha las primeras 48 horas de silencio. De hecho, se prevé que el enojo de Mauricio Macri con la Armada desemboque en un cambio de cabezas luego de que se resuelva este tema.
A esta altura, la confirmación de que hubo una explosión cambia el eje de las hipótesis, por lo que cabe pensar en la intervención de factores externos al mismo submarino.
En torno a los factores geopolíticos, el Atlántico Sur es una zona peligrosa, por ejemplo el Consejo de Seguridad de la ONU está compuesto por cinco países, de los cuales cuatro tienen bases militares en el sur argentino. Los rusos tienen su base en la Antártida, los chinos en Santa Cruz, Estados Unidos en Tierra del Fuego e Inglaterra en Malvinas. El atlántico sur es una enjambre de operaciones internacionales en mar argentino y en aguas internacionales. Las maniobras y colocación de elementos de detección de tránsito y audición de los mismos, son frecuentes entre las potencias y hoy hay decenas de barcos extranjeros, buscando, operando y mirándose entre ellos, su capacidad y de paso nuestro subsuelo.
A eso se suma la pesca ilegal e indiscriminada de los barcos chinos durante el kirchnerismo, que se vio afectada por el tránsito del San Juan por la zona mandando las señales y ubicación de estos navíos, incluso del que fue hundido. Por otra parte había maniobras de USA, Gran Bretaña y Chile cuando el submarino San Juan desapareció. La interna entre loa Armada y el Gobierno no ayudó nada en el esclarecimiento de ese momento. Demasiadas cosas para un país tan fuera de la élite mundial en estas lides.
El ARA salió de Ushuaia con destino a Mar del Plata, es decir, transitó esta zona donde sería válido pensar en hipótesis de causales inducidas.
Por otro lado, surgen nuevos elementos de denuncias, como es el caso de las baterías del submarino. El estado de esos generadores fue puesto en tela de juicio por algunos de los deudos de los 44 tripulantes y por algunos marinos de vasta trayectoria en la fuerza. Los cuestionamientos se centraron, fundamentalmente, en los trabajos de reparación de media vida que se le realizaron al S-42 en el Taller Naval Almirante Segundo Storni -ex astillero Domecq García-, que demandaron siete años, entre 2007 y 2014. Así, se abre la oportunidad de algún desperfecto que pueda causar responsabilidad penal a las autoridades pertinentes de provisión y control de las condiciones de navegación del submarino.