Cortina: “No puedo rehusarme a ser candidato si me lo pide mi partido”

Cortina: “No puedo rehusarme a ser candidato si me lo pide mi partido”

En un reportaje con NU, el legislador socialista habló de las elecciones, Larrreta, Lousteau, Lavagna y la seguridad, entre otros temas.


El presidente del bloque del Partido Socialista (PS) en la Legislatura porteña, Roy Cortina, dialogó con Noticias Urbanas sobre las elecciones porteñas, su intención de renovar la banca, la política de seguridad en la Ciudad, Roberto Lavagna, Martín Lousteau y la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, entre otros temas. “Es muy difícil escindir la suerte electoral de la Ciudad y el país porque estamos en una especie de tormenta perfecta”, le dijo a NU.

Cortina fue ministro de Gestión Pública de la Ciudad en abril de 2006 y diputado nacional entre el 2007 y  el 2011. Ese año fue elegido legislador por la Ciudad. En el reportaje dejó en claro sus diferencias con los líderes del  socialismo santafesino:  “Yo disiento con mi partido en priorizar las terceras opciones. El país necesita un frente de salvataje nacional. La Ciudad no necesita eso”, aseguró.

Pero también dejó la puerta para una política de alianzas con los grandes espacios si estos cambian y se amplían. “Lo que sí es necesario es que se despolarice la Ciudad y que tanto el kirchnerimos como Cambiemos se amplíen. Eso sería una posibilidad”, señaló.

-¿Cómo ve el panorama electoral en la Ciudad teniendo en cuenta que este año se elige Jefe de Gobierno? 

-Es muy difícil escindir la suerte electoral de la Ciudad y el país porque estamos en una especie de tormenta perfecta, en una gran crisis económica con un aumento de la desigualdad y la pobreza que no tiene antecedentes de la historia argentina. Estamos frente a una gran polarización política y cultural. Si el límite fuera la polarización política sería entendible, pero cuando ya es cultural se empieza a transformar en un encono donde no importa lo que pueda hacer el otro: como yo soy de A, todo lo que haga B pasa a estar mal y es mi enemigo. Y estamos en un sistema muy precario de partidos políticos y en un sistema muy federal. Es decir, no hay grandes partidos nacionales ordenadores de todos los estados provinciales y de la Ciudad, por lo que hablar de Buenos Aires sin hablar de lo que pasa en el país es un error. Los socialistas entonces estamos preocupados como están todas las fuerzas políticas. Hasta leer los diarios genera dudas, si no queda claro si el macrismo desdobla las elecciones o no, si se adelanta en la Provincia o no. Dudas tiene Marttín Lousteau que no sabe en dónde jugar, cómo, a quién invitar. Dudas tiene el PJ, el kirchnerismo acerca de quién debería ser el candidato a Jefe de Gobierno, si debe ser alguien más amplio o de la Cámpora o más cercano a PJ. Todos estamos explorando el escenario y arribar un diagnóstico. Yo no comparto todo lo que plantea mi partido a nivel nacional pero creo que es interesante lo que está haciendo Miguel Lifschitz de intentar diálogos con distintos actores y en especial con sectores del justicialismo, no tan identificados con el sesgo de la polarización, en su mayoría del gobierno anterior. Yo he hablando también con gente vinculada a Lavagna, es un gran esfuerzo el que está haciendo el Gobernador de Santa Fe y lo valoro. De todas maneras, nuestro partido tiene el problema de que forma parte de un espacio político que por distintos errores culturales, políticos, fallas de las figuras de los candidatos, peligrosamente empieza a perder credibilidad electoral porque ha desperdiciado muchas opciones acá en la Ciudad, especialmente, y eso es muy difícil de rearmar.

A mí me parece que a nivel nacional tenemos que apostar a una construcción a largo plazo, no exquisita en cuanto a los frentes que podamos armar pero sí exigentes en cuanto a los programas. Veo muy difícil formar parte integralmente de cualquiera de los polos de la polarización, que para mí es hoy la polarización de los fracasos: el actual y de los gobiernos anteriores.

Así como están dadas las cosas, no veo al socialismo integralmente en terceras posiciones que giren alrededor solo de un personaje sin mucha experiencia de gobierno. No creo tampoco en una opción tercerista progresista pura porque vamos a terminar en un fracaso como el que tuvo Margarita Stolbizer y Binner.

Sí creo que a nivel nacional, lo que debería hacer la política es tener un gobierno de transición donde quien sea candidato a presidente le creamos que no quiere reelegir, que lo que quiera es encabezar un Gobierno donde se convoque a lo mejor de la política, que los dos polos incluso estén, para ponernos de acuerdo en dos o tres cosas, no más que eso. Para poder sacar al país de la crisis en la que está, en la que el 47% de los niños son pobres en la Argentina, donde 2 millones de jóvenes no terminan el secundario. Si no nos podemos poner de acuerdo con esto, no es viable la Argentina.

-Ahí parece que el único candidato posible sería Lavagna.

-A mí me da esa sensación. El socialismo podría estar allí. Si antes de la elección se dan suficientes señales de que alguno de los polos de la polarización desiste de esa cultura de la polarización, si acepta que por ese camino se ha fracasado, entonces a ese polo nosotros lo podríamos a  compañar. Pero no creo que eso suceda.

-En el caso de Lavagna, que dicen que pueden llegar a acompañarlo, ¿lo harían si va como candidato de Alternativa Federal?

-No me alcanza a mí eso. En eso tengo una sutil diferencia con mi partido. Valoro mucho el esfuerzo de Lifschitz pero en mi partido tiene la tesis de que frente a la verguenza que se vivía con el kirchnerismo y con lo que significa material y simbólicamente este Macri y que no podemos ir solos, hay que encontrar una tercera opción para ganarle a la polarización. Y yo no creo en eso, no le vamos a ganar a la polarización, no creo en la candidatura ni de Massa ni de Urtubey para ganarle a los dos polos, porque además hay algo que es cultural: son de ahí, son del palo, estuvieron en todos los gobiernos entonces esto es falaz. Necesitamos un frente verdaderamente patriótico, de salvataje nacional, donde esté una personas que si bien fue ministro de Duhalde, se identifica como peronista, ministro de Kirchner hace mucho tiempo que no está en la política.

Para salir acá necesitamos lo mejor del radicalismo, del Pro, del kirchnerismo. Esa es la diferencia que yo tengo con mi partido porque yo creo en un frente que incluya a los dos polos de la polarización. Me dirán idealista pero es lo que creo.

En cuanto a la Ciudad, el problema que tenemos es que estamos atados a la situación nacional.

Tengo diferencia de matices con lo que sucede a nivel nacional y porteño. A mí me preocupa tanto, a veces, y en especial en este último año y medio la incapacidad del Gobierno de la Ciudad para abrirse y escuchar, en algunos aspectos relacionados al aspecto de desarrollo humano, como las opciones que hay pero de distintos partidos opositores. Y entiendo si mucha gente votara a Rodríguez Larreta porque veo también muy débil la candidatura o fuerza política que pueda tener el otro polo, o sea, el kirchnerismo o cualquiera de los candidatos que andan dando vuelta. Entendería a la gente porque hay algunos aspectos deslucidos, porque ellos forman parte del gobierno nacional y en muchas cosas se ven arrastrados pero entiendo que en otros aspectos de la gestión, no han sido del todo malos.

-¿Cómo evalúa el gobierno de Larreta que quiere ir por su reelección?

-Es un gobierno que en materia de desarrollo urbano ha tenido y tiene un plan con el que uno puede estar o no de acuerdo, pero que el plan lo tiene, cuyas prioridades centrales de algunas obras, quizás, uno no las comparte y por eso no las hemos votado pero es indiscutible la laboriosidad y que algunas de esas obras son necesarias para la Ciudad. Como algo que es llamativo a nivel nacional y en otras provincias y de otros colores políticos también, incluido el partido del propio Jefe de Gobierno, son obras que se cumplen en tiempo y forma y eso creo que lo nota quien vive en la Ciudad. Y lo nota sobre todo quien lo piensa como vecino. Es un gobierno eficaz en lo municipal y vecinal: continuar la obra en la placita, en las grandes obras estructurales que no se ven pero que van a ser muy importantes a nivel Ciudad, los pasos a nivel, la peatonalización de la Ciudad, son todas cosas estructurales que son positivas para la Ciudad.

Pero en materia de desarrollo humano, ahí muestra el ADN también de esta fuerza. Esta Ciudad siendo tan rica no cumple con las prioridades que tiene en materia de educación, salud y seguridad.

-¿Cómo analiza la política de Seguridad de la Ciudad teniendo en cuenta la llegada de Diego Santilli al ministerio?

-Yo no creo que haya una nueva política de seguridad de la Ciudad, creo que hay un efecto cascada de lo que está pasando nacionalmente donde el Gobierno a través de sus consultores, gurúes, ha puesto como eje central de su campaña y gestión la inseguridad. Pero la pregunta es la siguiente: ¿por qué no no hicieron gradualmente antes? Tanto que hablan de gradualismo. ¿O por qué este ataque no lo tuvieron después de las elecciones? Porque inseguridad hubo siempre y a este nivel, incluso que ahora hay menos que hace dos o tres años atrás, cuando ellos asumieron. Pasa que es una medida efectista, de campaña, en donde la ministra Bullrich está comprometida y quizás esté trabajando seriamente en eso. Pero para mí, la actual política de seguridad va a las consecuencias y no a las causas. El Gobierno no tenía esa política pero tenía una muy mala gestión del ministerio anterior, de Ocampo. Porque era una gestión extremadamente teórica, de mucha conversación y poco acto político con el tema de la seguridad. Por eso, creo que es positivo que esté Santilli porque creo que puede haber un equilibrio entre la teoría y concepción de cada uno de la seguridad y la experiencia.

Yo creo, y esto por análisis casi periodístico o semiológico que hago, lo escuché varias veces a Santilli repetir algo: la responsabilidad de la seguridad en la Ciudad es de la Ciudad.

La protesta social es muy difícil de reglamentar. Y con las pistolas Taser, lo mismo. Yo igual creo que Santilli se equivocó en manifestarse tan rápido. Fijate que las fuerzas de seguridad nacionales dijeron “vamos a comprar 300”. ¿Alguien logró sacarle a Santilli cuántas iban a comprar? No.

Lo que dijeron es que iban a hacer una experiencia en el subte y creo que ahí se equivocan, lo digo como un opositor constructivo y estoy a favor de que haya cámaras, pero esto es un error, porque en el mundo estas Taser son controversiales porque los especialistas dicen que sólo deberían ser utilizadas por fuerzas de seguridad muy profesionales y muy entrenadas, donde no haya casos de gatillo fácil ni abuso policial. Sino lo que sucede es que se transforma en una amenaza de represión que se concreta porque el policía que tiene una pistola con bala de plomo y una Taser, piensa que esta última no es letal, dispara y lastima, produce humillación, puede matar a alguien con problemas de corazón. Y yo, como usuario del subte, digo que esto no resuelve nada porque los delitos que hay en el subte son de arrebatadores, y se soluciona con un policía ahí nada más.

-Finaliza su mandato este año, ¿quiere renovar su banca? ¿Por qué espacio lo haría?

-Todavía en la Argentina seis meses es muchísimo tiempo y la estrategia electoral, el partido, lo va a determinar después de que acabe el proceso exploratorio del partido en la Ciudad de Buenos Aires y, además, con la estrategia de los partidos a nivel nacional.

Hoy no lo puedo definir, porque si se concreta lo de Lavagna pero viene de otra fuerza política, ya no. ¿Si Lifschitz, por ejemplo, decide no jugar en nada de la provincia de Santa Fe, y quiere ser candidato a presidente del partido socialista o de un frente más amplio que tenga como eje el partido socialista? Yo no puedo rehusarme a ser candidato a ese espacio en la Ciudad, en cualquiera de las categorías. Será lo que mi partido me pida.

-Usted habla de construir con gran frente, ¿cómo lo imagina?

-Un tercer espacio en la Ciudad es más creíble que un tercer espacio a nivel nacional, pero también tiene muchos “personajes” dando vueltas. Hay mucho cacique y poco indio; mucho oportunismo y poca trayectoria; entonces es muy difícil resolverlo.

El problema del progresismo y las terceras fuerzas en la Ciudad es que es una hoguera de vanidades. Algunos aparecieron hace dos años en la política, sacaron dos o tres puntos y ya creen a más, crecen individualidades. Y cuando esa gente tiene que administrar el Estado es cuando la gente razona.

-¿Podría aliarse en un frente más amplio con el oficialismo o algún sector de la oposición?

-Tendría que cambiar mucho. Yo disiento con mi partido en priorizar las terceras opciones. El país necesita un frente de salvataje nacional. La Ciudad no necesita eso.

-¿Qué necesita entonces la Ciudad?

-No, eso no. Por lo tanto, jamás me vas a ver a mí diciendo que deberíamos ir en un frente donde estén juntos Mariano Recalde, Juan Manue Olmos, el propio Rodríguez Larreta y Santilli, la gente misma me diría que eso no es necesario.

Pero lo que sí es necesario es que se despolarice la Ciudad y que tanto el kirchnerimos como Cambiemos se amplíen. Eso sería una posibilidad.

Lo mismo pasa con el kirchnerismo, que si dijera “nosotros para tener una opción distinta en la Ciudad y sacar a esta gente democráticamente que gobierna, no nos interesa ser cristinista, sino que queremos convocar a este tipo que estaba con Cambiemos, a los radicales, a los socialistas”, pero lo veo difícil.

-Frente a este panorama, ¿cómo analiza la postura de Lousteau? ¿Cambia el escenario si entra en Cambiemos?

-Me parece que el problema de Lousteau es que su accionar en política en los últimos cuatro años fue muy intempestivo y disruptivo, y en algún momento eso tiene alas pero no tiene raíces. En la vida hay que saber cuáles son las raíces, para saber de dónde uno viene y darle confianza a la gente; y hay que tener alas, audacia, para imaginar.

La campaña de Lousteau, de la cual formé parte y encabecé la lista de legisladores, tuvo formas y contenidos muy interesantes porque planteó cosas que no se decían ni en la Ciudad ni en el país. Y teníamos las dos cosas: raíces y alas, para imaginar algo nuevo. Era un frente donde todo el mundo tenía palabra, con raíces radicales, peronistas independientes, socialistas, socialistas de otra versión, Coalición Cívica, Ocaña, etc.

-¿Usted cree que dinamitó eso al afiliarse a la UCR?

-No sé si fue la intención pero es obvio que prefirió quedarse con la UCR, se afilió, y después fue y vino muchas veces, entonces eso genera desconfianza.

No voy a opinar de cuestiones personales, esas serás cosas que algún día deberemos hablar él y yo, pero me parece que esos son los errores de Lousteau. Igual termina siendo todo muy gracioso, porque el motivo del enojo de él y de la pelea conmigo es que yo dije las cosas que él está haciendo ahora. Yo le dije que él tenía que ser candidato a presidente y se enojó por eso

-Si hay Cambiemos en la Ciudad y ya no habría tres fuerzas como en la anterior elección, ¿cree que también se va a polarizar la elección en la Ciudad?

-Acá sí hay un espacio para una tercera fuerza, aun con la conformación de Cambiemos. Yo creo que Lousteau igual va a terminar siendo candidato en Cambiemos, pero así y todo sigo pensando que a nivel nacional si se conforma un espacio tercerista pero no del sesgo de Massa, Urtubey, peronismo renovador, sino un espacio tercerista más amplio con Lavagna sí puede tener una expresión en la Ciudad.

Si se conforma un espacio progresista más restringido donde los socialistas de Santa Fe tengan la audacia de lo que le piden al resto de las provincias y a la Ciudad lo ejemplifiquen ellos a nivel nacional, y por ejemplo Lifschitz fuera candidato a presidente de un espacio así, para construir algo de acá a 8 o 12 años, yo me pongo al servicio de ese proyecto y a las órdenes de Lifschitz. Ésta sería una segunda opción.

Y una tercera opción es que cualquiera de los dos bloques que nos han llevado, insisto, a esta polarización de fracasos se despolariza y se amplía realmente en el programa y los protagonistas, sería algo para explorar. Aunque esta tercera opción sería la más lejana que yo veo. Creo más en las otras dos opciones.

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