Casa Rosada: los gobernadores mostraron las garras y desplazaron a Marcos Peña

Casa Rosada: los gobernadores mostraron las garras y desplazaron a Marcos Peña

as medidas “kirchneristas” de la Casa Rosada generaron una tensión extrema con el equipo económico.


El Presidente merodea en su laberinto, porque hasta junio, cuando se resuelva la incógnita con el cierre de listas, la inflación seguirá a un ritmo galopante. Es por eso que toda especulación sobre una candidatura nacional de María Eugenia Vidal, mirada con cariño ya no solamente por los mercados sino también por algunos operadores de Cambiemos, crece cada día con más fuerza en el debate político. Y como si fuera poco, el Gobierno ya sabe de antemano que las perspectivas electorales en Santa Fe, donde el domingo habrá elecciones primarias, tampoco traerán buenas noticias para el candidato radical, José Corral.

En pocas semanas podría decretarse otra aplastante derrota en la provincia que lo llevó a la Casa Rosada. En Córdoba, el segundo distrito electoral del país, nadie duda de que Juan Schiaretti se impondrá por una amplia diferencia, por encima de los votos de los postulantes del radicalismo, incluso sumándolos. El triunfo del peronismo cordobés será aprovechado por Roberto Lavagna para lanzar su candidatura, desnudadndo la ingenuidad del Gobierno de pretender sumarlo a Cambiemos.

“Es una propuesta que no sirve para nada, porque Cambiemos es parte de la grieta y Cristina es la otra parte de la grieta. Acá hay que construir un puente, ubicarse en un centro progresista y no dejarse atraer por los cantos de sirena”, contraatacó Lavagna, para desactivar rápidamente la propuesta del sinuoso Martín Lousteau, que hoy trabaja como guardavidas de Mauricio Macri e intenta alzar su cotización como un actor importante para los tiempos venideros. Por su parte, el amo y señor de la estrategia electoral, Marcos Peña, trabaja para desactivar la posibilidad de que la Convención Nacional de la UCR decrete la salida formal del partido centenario de su alianza con el PRO y la Coalición Cívica.

El Jefe de Gabinete está al frente de esa operación, pero por ahora no ha logrado exhibir resultados favorables en su intento de contener a los díscolos, a los dirigentes históricos con poder residual en las decisiones electorales del radicalismo. Almorzó esta semana con Federico Storani y con Ricardo Alfonsín, dos de los que trabajan para una alianza con Lavagna. Fredi, vicepresidente de la UCR, salió del almuerzo y se ocupó de dejar bien en claro que Cambiemos es un barco que se hunde cada vez más rápido.

En paralelo, los radicales “con poder real”, que gobiernan tres provincias, Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdéz fueron recibidos por Macri para repasar las medidas económicas y sociales con gusto a nada, anunciadas en un falso timbreo. Antes de dar garantías electorales, apuran al Gobierno para que profundice los paliativos de sus propias políticas económicas, en la misma sintonía que María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, quienes insisten en relanzar el programa de cuotas sin interés con tarjetas de crédito para reactivar el consumo, una propuesta que Dante Sica propuso dentro del combo de medidas de la semana pasada, que tuvo un categórico rechazo por parte de Nicolás Dujovne y Guido Sandleris.

El que ríe último ríe mejor, pensará ahora el ministro de Producción, que no disimula en absoluto su buena relación con Eduardo Duhalde, hoy sondeado por el peronismo como un posible candidato de la unidad en territorio bonaerense.

Morales, que ya le apuntó a la cabeza de Jaime Durán Barba hace unos días, tampoco disimuló su malestar por la situación económica, el verdadero enemigo interno de las aspiraciones de Mauricio Macri. “La lucha frontal es bajar la inflación. Esperamos que el acuerdo de precios se vea reflejado en las góndolas, porque la gente está muy mal. Hay una clase media que se ha hecho pobre y sectores pobres que están atravesando serios problemas”, apuntó el jujeño, en una conferencia de prensa desde la Casa Rosada, con cara de pocos amigos.

Para peor, la otra aliada de Cambiemos, Elisa Carrió, sigue haciendo de las suyas, celebrando en Córdoba la muerte de José Manuel de la Sota y emparentando al socialismo santafesino con el narcotráfico. En lo que fue un gesto para los radicales, Macri fue hasta Santa Fe para respaldar a su candidato, que corre el riesgo de quedar en tercer lugar, superado por el socialismo y el peronismo.

Atrapado y sin salida, el Presidente apuesta a reactivar el consumo haciendo kirchnerismo, con el objetivo de ganarle en una segunda vuelta a Cristina Kirchner, pero hasta su Jefe de Gabinete reconoce que “bajar la inflación llevará un poco más de tiempo”, intentando echarle la culpa al ruido electoral.

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