Anticipan disconformidad con lo que llegará después de octubre

Anticipan disconformidad con lo que llegará después de octubre

Una reciente encuesta de la Universidad de San Andrés encontró que hemos vuelto al país del 2001.


Será, nomás, otra elección de insatisfechos. Diferente a la bronca de 2001, cuando se dio aquel récord de electores que optaron por el blanco o anularon su voto como un modo de expresar su rechazo a la política en la víspera de la megacrisis. Ahora, cuando los consultan, los votantes se prestan al juego de la grieta, engordan la polarización, pero en muchos casos, pareciera ser que opinan así contra su propia voluntad.

A poco más de dos semanas de las PASO, donde quedarán confirmadas las candidaturas para competir en el comicio de verdad, el de octubre, se da un fenómeno particular: crece la intención de voto para dos facciones (el macrismo y el kirchnerismo) que tienen, a su vez, el más alto rechazo de los mismos argentinos que se muestran dispuestos a apoyarlos. ¿El voto espanto? ¿El voto descarte?

Una reciente encuesta de la Universidad de San Andrés sobre “Satisfacción Política y Opinión Pública” profundiza esta discusión. Y aporta nuevas pruebas. Son números y conclusiones en base a un relevamiento nacional de 1.000 casos, presentados con un margen de error de +/- 3,15%.

¿Los principales síntomas de insatisfacción?

– La medición arranca con una pregunta global. “¿Cuál diría usted que es su nivel de satisfacción con cómo marchan las cosas en el país?”. El 73% muestra grados de insatisfacción: el 47% mucha y el 26% alguna. Cuando se hace la discriminación por edad, en la Generación Z, los más jóvenes, la insatisfacción llega a 85%. Casi todos. Entre los más pobres, también se supera el promedio.

– Luego se pasa por el tamiz de la opinión pública a los distintos poderes del Estado. Con el Ejecutivo, la insatisfacción llega a 61%; con el Senado, crece a 70%; con Diputados, a 73%, pero con la Corte Suprema se llega al clímax: 76%.

– ¿Más? El 63% desaprueba algo o mucho la gestión del Gobierno nacional. Otra vez, con pico en los jóvenes (78%) y en la clase baja (71%).

– Cuando se pide opinión sobre distintas políticas de la gestión, sólo las “obras públicas” tienen más aprobación que rechazo: 54% a 39% (+ 15). Con balance en rojo quedan “política exterior” (- 4), “política energética” (- 22), “política educativa” (- 25), “política de salud” (- 39), “política de seguridad” (- 42), “política científica” (- 30), política social (- 40) y, previsiblemente última, queda “política económica” (- 65).

– En las imágenes de los principales dirigentes y candidatos, sólo el radical Ricardo Alfonsín (hoy casi un outsider) termina con más positiva que negativa: 44% a 32%, diferencial de + 12. Del resto, al menos en esta encuesta, no zafa ni María Eugenia Vidal (- 4). Cristina y Alberto comparten – 19, Macri tiene – 27 y Pichetto

– 18. Massa es el peor, con – 48.

– En la pregunta genérica del voto por espacio, ganan los indecisos con un 28% y les siguen los que prefieren no contestar, con 27%. Recién tercero figura Juntos por el Cambio (19%) y cuarto, el Frente de Todos (15%).

– En la tabla de voto seguro vs. rechazo electoral, gana por lejos este último. El temido “nunca lo votaría”. Alberto y Cristina juntan 47 puntos de rechazo, Macri y Pichetto 44%, Del Caño y Del Plá 45%, Espert y Rosales 34%, y Lavagna y Urtubey 37%. La contracara, el “seguro los votaré”, tiene como mejores exponentes a los K con apenas 21% y a la dupla oficialista, con 20%.

Con diferencias, pero los insatisfechos están de vuelta.

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