Alberto espera al FMI, mientras impulsa su agenda política en el Congreso

Alberto espera al FMI, mientras impulsa su agenda política en el Congreso

Los hombres de la especuladora Kristalina llegarían en los primeros días de enero.


Tras la reciente sanción en el Parlamento de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, el Gobierno espera ahora la llegada a Buenos Aires de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría concretarse luego del Año Nuevo. 

“Será en los próximos días”, confirmó el Presidente, durante un brindis con los periodistas de Casa Rosada. El encuentro servirá para darle inicio formal a las negociaciones por la deuda argentina, aunque, en rigor, las conversaciones, con alto carácter reservado, comenzaron mucho antes, luego del triunfo del 27 de octubre último y antes de la asunción de Alberto Fernández.

Antes de la Nochebuena, el presidente reunió en la Casa Rosada a los principales líderes sindicales del país para acordar el pago de una suma fija antes de fin de año, a pagar por el sector privado. Los recibieron en la Casa Rosada Santiago Cafiero y el ministro Claudio Moroni; pero forma parte de un estilo, marca registrada, de Fernández, quien ya había almorzado con los principales empresarios del país.

Éste es un sello marca registrada, una virtud que trae desde sus años de operador político y dialoguista, que desde el 10 de diciembre ha puesto al servicio de los 40 millones de argentinos. La frutilla del postre llegará el viernes, cuando en la misma mesa se sienten en la Casa de Gobierno, empresarios y sindicalistas para estamparle la firma fina a las negociaciones. 

Entretanto, en la lucha contra el hambre como máxima prioridad debutó oficialmente el Consejo Federal Argentina contra el Hambre y la tarjeta alimentaria en Concordia, provincia de Entre Ríos, el distrito más castigado por ese flagelo en el país.

Fernández acaba de sumar a ese plan al astro mundial Diego Armando Maradona, que finalmente se dio el gusto de ser recibido por el primer mandatario en su despacho. El 10 paralizó como nadie el normal funcionamiento de la Rosada y hasta saludó desde el histórico balcón que da a la Plaza de Mayo. Le apuntó, obviamente, a Mauricio Macri, su eterno enemigo.

“Neoliberalismo nunca más. Volvimos. Macri, te vas a tener que ir a vivir a Tailandia. No vuelven más”, manifestó, exultante, para luego estamparle un beso a una réplica en miniatura de la Copa del Mundo que ganó en el Mundial de México de 1986.

Mientras tanto, el equipo de Alberto empieza colmar los despachos; algunos se encuentran todavía a la espera de sus nombramientos, que aún no fueron publicados en el Boletín Oficial.

En otro andarivel, el Presidente sigue con bronca por el rol de la oposición en el Congreso, aunque destaca, en privado, el apoyo de los gobernadores para sancionar su megaproyecto de ley. “Empezaron mal”, repite a los suyos, anticipándose a los palos en la rueda que podrían venir desde Juntos por el Cambio, especialmente de cara a lo que serán las sesiones extraordinarias convocadas por el Poder Ejecutivo para convertir en ley la addenda fiscal rubricada con las Provincias, la eliminación de las jubilaciones de privilegio para jueces y diplomáticos y una nueva Ley de Góndolas, para que la reactivación del consumo no se vaya a los precios de los alimentos.

También le dura el enojo con el diputado oficialista Carlos Heller, a quien responsabilizó por haber incorporado a las medianas empresas en la moratoria, según lo dejó trascender públicamente de boca suya. De todos modos, el agregado será revertido con el decreto que reglamente la nueva Ley, para dejarla tal como había sido presentada en el Congreso de la Nación.

Por otra parte, el Presidente tendrá 180 días de gracia para oxigenar el frente externo y ordenar las prioridades presupuestarias. También para encauzar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y con los tenedores de deuda, que podrían poner en un virtual default a la Argentina ante los inminentes vencimientos que deberá afrontar el Estado.

En plan de emergencia, Fernández le puso un freno a los despidos (con la restitución de la doble indemnización) y promete impulsar la recuperación del poder adquisitivo en el corto plazo, otorgando una suma fija y un adelanto a cuenta de futuras paritarias para sellar la paz social de fin de año y seguir alimentando el juego de las diferencias con su predecesor.

El Presidente, sin agenda oficial, que trabaja desde la mañana hasta la noche, buscando “tranquilizar la economía y al país” cuanto antes. Con motivo de las Fiestas de Fin de Año, Fernández saludó a los periodistas acreditados de la Rosada y ratificó el “mensaje” para los argentinos, el que, asegura, que “tenemos la posibilidad de vislumbrar un horizonte mejor” y para eso “todos tenemos que colaborar”.

La Argentina solidaria que plantea Alberto, obliga a todos a ceder un poco. “Que estemos todos tranquilos y confiados, sabiendo que la Argentina que se viene va a ser una Argentina para todos y no para algunos. Tenemos que hacer un esfuerzo todos y olvidar las rencillas que vivimos y hacer el esfuerzo de mancomunarnos, primero y antes que nada, en resolver el problema de los que la están pasando peor. Porque si nosotros atendemos a los que estamos últimos, vamos a ser mejores como sociedad.

El mensaje central es que empezamos una nueva etapa y que en esa etapa tenemos que estar más unidos que nunca, porque hay gente que la está pasando muy, pero muy mal y nuestra prioridad es esa gente”, sostuvo.

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