Alberto construye la radiografía de una situación desafiante

Alberto construye la radiografía de una situación desafiante

Opinión.


Alberto Fernández tiene varios desafíos por delante y se planta intensamente para afrontar distintos escenarios. Estudioso y obsesivo de los problemas, el hecho de haber manejado la botonera diez años atrás, le brinda expertisse y conocimiento de los asuntos de Estado. Mientras tanto, la transición no se acelera y la realidad del post 10D puede ser diferente en los estados de las cosas. 

Para aggiornarse a veces o simplemente escuchar otras miradas, no pierde tiempo e invita a su casa de Puerto Madero o a las oficina de calle México a una gama muy variada de gente con opiniones incluso contradictorias sobre los mismos temas. Todos tienen algo que aportar, piensa. Para la síntesis hay tiempo y hay que encuadrarla en un marco aún no diseñado en su formato final.

En su cabeza está muy firme el concepto de la centralidad para los temas en los que no piensa delegar prácticamente nada, aunque este concepto convive con el compromiso que les exige a quienes lo frecuentan, con más o menos confianza, para ayudar en el diseño de las soluciones a una de las crisis más complicadas de la era moderna en este país.

La Argentina no es un país más y eso está muy en la piel de este Presidente electo. La importancia geoestratégica de nuestra Nación no la invento él, sino que más allá de la lejanía de los centro de poder multilaterales que hoy gobiernan el planeta, la convicción es construir, pero no en soledad, sino en sociedad, para que esto nos permita negociar en mejores condiciones a la región latinoamericana. Para ello, el globo de ensayo es Puebla este fin de semana.

AMLO le brindó hace pocos días un respaldo implícito y le aconsejó prudencia ante las decisiones de los otros, algo que Fernández agradeció en público. Pudo ser un viaje de suma cero y en cambio resultó perfecto, justo después del llamado de Donald Trump, quizás el hito más valorado por los poderosos mercados desde el pasado 11 de agosto.

Los conflictos internos provocados por las distintas corporaciones cuando empiezan a operar es otra de las especialidades de la casa. De tono negociador casi siempre, sus “calenturas” son cada vez más espaciadas y pasajeras. Agita seguido en las charlas un súper paraguas político con el que les hace comprender que si no se ponen todos debajo, la lluvia y el granizo pueden hacerles daño.

Ese Todos que le dio el nombre al frente electoral ganador en octubre, es una de las cuestiones innegociables de su mandato. Cuando más gente del poder conviva en la búsqueda de la solución, menos masa crítica habrá generando los problemas. Otra cuestión tan simple como pragmática.

Amplio conocedor de los grises, entiende cuándo se sale por ahí o hay que plantarse, ya que se corta el camino. Y  allí sí se está de un lado o del otro, dice con la mirada, no en tono desafiante, sino más bien convocante, reflexivo.

Nunca nada termina en una sola charla ni con su equipo ni con nadie. El devenir dinámico de la realidad -mundial y criolla- no altera las convicciones ni la confianza, aunque sí podrá cambiar -en pos de la eficiencia- los rumbos y los tiempos de las maniobras.

Vivimos con problemas complejos y de soluciones quirúrgicas, de aliados y enemigos temporales además de los otros, de capacidades distintas para soluciones distintas que se deben lograr de la manera más rápida posible, usando con inteligencia los resortes del Estado.

Para ello hay que tener los mejores en el equipo y de esa elección dependerán las tres o cuatro cuestiones estratégicas con las que empezará este mandato. Luego vendrá la construcción de la máquina de crecer en la frenética búsqueda de la movilidad social ascendente de las personas y de los índices, esos que si uno los saca del Excel, marcan la dignidad de la gente y su margen para ser feliz.

La gestión está pensada para meter dentro del proyecto todo lo que fue quedando afuera, por uno u otro motivo. La Argentina tiene historias de todos los colores y va en busca de su identidad hacia el futuro. Elegir bien los objetivos a conquistar y su plan de abordaje será el principal desafío para Fernández.

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