A qué juega cada candidato en la elección bonaerense

A qué juega cada candidato en la elección bonaerense


¿Una pelea solo de dos? ¿De tres? ¿De cinco? La elección bonaerense, cuando falta apenas un mes para la legislativa general del 22 de octubre, plantea en realidad varias pujas paralelas y superpuestas. La primera, la más obvia, atractiva y acotada, es la que tiene a la lista de senadores nacionales de Cambiemos y Unidad Ciudadana. Esteban Bullrich (¿Mauricio Macri?) vs. Cristina Kirchner. Ni siquiera es una disputa de sábana contra sábana. En las primarias del 13 de agosto, el oficialismo ganó en todos los tramos de la Provincia, menos el de Cámara alta; pero la lectura actual y seguramente la histórica sólo recordarán el ajustadísimo triunfo de la expresidenta, apenas ocho centésimas sobre su perseguidor, polémica y escrutinio definitivo mediante.

Sin embargo, las cinco listas que pasaron el corte reglamentario para competir en la elección por los cargos de verdad (tres bancas de senadores y 35 de diputados nacionales) tienen, cada una, sus propios objetivos. Una carrera grupal y personal que podría resumirse en una pregunta: ¿a qué juega cada candidato?

Cristina Kirchner. La victoria corta, después de amagar con una denuncia por supuesto fraude de la que hoy nadie se acuerda, fue el consuelo estadístico que le quedó a la expresidenta para seguir invicta en las urnas cada vez que encabezó una lista. No más que eso. Uno podría cansarse de repetirlo: Cristina sacó un porcentaje menor que el del inclasificable Aníbal Fernández para gobernador, en el mismo distrito, en 2015.

Ahora, ni siquiera se hace ese análisis comparativo. Cualquier kirchnerista firmaría hoy una elección igual a la de las PASO, para lucirse triunfante y festejar el ingreso del obediente Jorge Taiana por la tercera banca en juego.

Dos cambios notorios respecto a las primarias desnudaron la endeblez de la exmandataria. Su forzada convocatoria a una gran unidad opositora y su predisposición para dar una entrevista a un periodista y un medio no adictos. La primera jugada terminó en fracaso veloz. La segunda queda a gusto del lector, pero parece improbable que un solo reportaje (o tres o cinco) sea suficiente para ampliar su base electoral. Cristina gobernó ocho años como presidenta con un perfil altísimo. ¿Por qué la gente, para bien o para mal, pasaría a evaluarla por una impostura fugaz en TV y no por todo ese recorrido?

Las primeras encuestas parecen confirmar este razonamiento. La expresidenta está clavada en torno a los 34 puntos que consiguió en las PASO. Igual, o un poquito arriba o un poquito abajo. Insuficiente como viga central del sueño 2019.

La campaña K, más allá de ese intento de expansión mediática, en el territorio arrancó de modo defensivo. Relanzamiento en Florencio Varela, recorrida en Berazategui… Todos distritos donde la expresidenta ya ganó. ¿Es posible expandirse ahí o hay temor a una sangría?

No está claro hasta dónde puede penetrar la idea original de captar votantes útiles entre los que apoyaron a Sergio Massa o Florencio Randazzo. Debiera surgir un sentimiento anti-Macri más fuerte que el rechazo que genera la propia Cristina.

Esteban Bullrich. El análisis de su performance en las primarias es dual. No hizo una campaña del todo feliz (tuvo varios furcios serios para un dirigente de su recorrido), nunca se terminó de contornear como un candidato sólido, debió luchar de arranque con un alto nivel de desconocimiento, pero pese a todo eso consiguió un resultado más que aceptable. Quedó a 20.324 votos de una súper figura nacional; nada en una competencia de millones de votos.

Con ese antecedente, hoy Bullrich tiene mucho para ganar. Ya es más conocido (hace recorridas de campaña solo, cuando en las PASO salía siempre acompañado por la gobernadora María Eugenia Vidal u otro postulante), no genera rechazos profundos y parece una opción aceptable, de perfil medio, para captar el sentimiento anti-K que quiera arrimarse para sepultar definitivamente el sueño de la Cristina eterna.

El candidato amarillo comenzó la nueva campaña disciplinado, acaso para evitar los traspiés de la experiencia en las primarias, y solo hace apariciones muy puntuales en los medios. Los primeros números le sonríen: todas las encuestas conocidas hasta ahora, incluso una del kirchnerismo, lo dan arriba en la intención de voto, con entre dos y cinco puntos de ventaja inicial sobre la expresidenta. Margen estrecho pero extendido.

¿Por qué crece Bullrich? Simple. Porque la confirmación de la polarización en las PASO le acercó una primera tanda de apoyos básicamente del massismo, según destacan los sondeos. No está claro su techo y, por supuesto, la brecha aún acotada con Cristina y el mes que queda por delante para los comicios impide cualquier conclusión definitiva.

Respecto al futuro del ex ministro de Educación, si le gana a Cristina, cuanto menos quedará en una grilla provincial interesante. Como Vidal, él también podrá decir que logró una victoria histórica contra los K.

Sergio Massa. Lo dijo el propio candidato, en una de sus últimas recorridas: “Yo arrasé en 2013 y quedé tercero en la presidencial dos años después”. Reflexión de un Massa algo más autocrítico, tras una segunda elección a la baja. Lo que no cambia en el exintendente de Tigre es su capacidad para dar pelea.

El comentario que se cita más arriba lo hizo este lunes, cuando, como arranque de campaña para el 22 de octubre, recorrió en cuestión de horas media docena de distritos del conurbano junto a su compañera Margarita Stolbizer.

Más allá de que en el enunciado público Massa dijo, dice y seguirá diciendo que el objetivo es hacer crecer los 15,4 puntos que obtuvo en agosto, la meta más real es que ese número no se desinfle.

Las primeras encuestas, como se analizó en el caso de Bullrich, hablan de un primer corrimiento de electores de 1País a Cambiemos para la elección general. Entre dos y cinco puntos, que hoy lo hacen medir entre 10% y 13%.

Esta nueva situación en el tablero nacional, aunque seguramente Massa tampoco lo reconocerá en público, ya lo hace repensar su futuro. ¿Y si en 2019 prueba para gobernador, una escala que decidió saltear en 2015? Mientras hace campaña con Stolbizer, el tigrense coquetea con la idea de ser la cara bonaerense del rearmado peronista que ya planean los gobernadores que desprecian a Cristina. Y con un tercer lugar en las legislativas, suena poco probable que los mandatarios lo dejen correr como presidenciable.

Florencio Randazzo. Ya quedó lejísimo (más en la realidad que en el tiempo) ese sueño de meterse en la pelea grande de la Provincia. El exministro acaso se enamoró de la idea de un renunciamiento de Cristina que lo dejara como candidato de default del PJ. Pero la expresidenta no solo no se fue, sino que le regaló la cáscara del partido. Ni siquiera le dio la interna.

Hoy, Randazzo tiene su consuelo: aunque la política no puede analizarse desde la matemática, los casi seis puntos que sacó por fuera de Unidad Ciudadana (o una parte de ese porcentaje al menos) le hubieran servido a su exjefa para mostrar una victoria más holgada en las primarias. Y en octubre, si mantiene la cifra, Randazzo también podrá pasar a la historia a lo Martín Sabbatella: el ex titular de la Afsca, en 2009, le restó votos a Néstor Kirchner con una boleta paralela y el expresidente terminó perdiendo con Francisco de Narváez; ahora, Randazzo podría repetir la jugada, pero con Cristina y Bullrich.

Pero más allá de esa alternativa, morbosa para un dirigente que no olvidó el veto de la expresidenta para darle una interna con Daniel Scioli en 2015, el recorrido electoral de Randazzo lo deja en una posición de debilidad para el armado del PJ de cara a 2019.

Nicolás del Caño. No hay error en la presentación del candidato del FIT. Si bien el que compite por el Senado es Néstor Pitrola, la gran pelea del Frente de Izquierda es conservar la banca de diputado nacional bonaerense que pone en juego. Por eso es que Del Caño, pese a que había ocupado ese cargo por la provincia de Mendoza, presionó todo lo que pudo para poder encabezar en Buenos Aires. Es el distrito donde más chances tiene el FIT de conseguir una banca nacional. Para llegar a ese objetivo, debería rondar los tres puntos. En las PASO, aunque por poco, los superó.

Qué se dice del tema...