17O virtual: millones de frustrados por la miopía de no calibrar los riesgos

17O virtual: millones de frustrados por la miopía de no calibrar los riesgos

Opinión.


El 17 de octubre se presentaba como una oportunidad para el gobierno de demostrar que poseía antídotos frente a la catarata de cuestionamientos acerca de cómo va desarrollando la agenda política y económica que parece no tener freno en el slalom financiero en el que está sumido el país.

La marcha virtual que de manera muy inteligente ideó Javier Grosman y llevó a cabo junto a Ignacio “Nacho” Saavedra tenía varios objetivos para cumplir y darle un salto de calidad a la capacidad de generar propuestas y mensajes desde el partido y el gobierno (que adhirió en forma masiva) al conjunto de la sociedad y principalmente a esa clase media esquiva que tanto sufre desde hace ya un buen tiempo.

Tras el fracaso de la iniciativa, las papas fueron sacadas del fuego por la movilización callejera en autos y camiones que generaron los gremios que siguen a Hugo Moyano, ordenados y engrosados en la semana por Enrique “Pepe Albistur” y una cantidad importante de militantes sueltos que poblaron fundamentalmente el centro porteño para darle la única presencia a cielo abierto al “Día de la Reconstrucción” para usar palabras vertidas por el propio Presidente. Si no fuera por la decisión inquebrantable de estos dirigentes y de la militancia, el papelón y los costos hubieran sido siderales. Y lo armaron sin permiso de la casa Rosada.

Si bien no fue impecable y súper prolija, la caravana fue más que aceptable en el tema sanitario y también en lo cuantitativo, sobre todo por la rápida improvisación y la alegría con la que se organizaron la mayoría de los asistentes luego del traspié cibernético.

17O Virtual

Cuando un gobierno y los grandes gremios cegetistas (entre otros actores del poder) ponen todo para que algo funcione, es bastante difícil admitir un error de estas dimensiones. La expectativa perseguida era la de juntar entre dos y cuatro millones de personas para demostrar que, a pesar de las dificultades heredadas y la pandemia, el gobierno tenía una base de apoyo más que importante desde lo cuantitativo, que mantenía la unidad, que se haría en base a tecnología para la consecuente protección sanitaria de la población, que tendría por supuesto a un costo muy inferior que una mega movilización en tiempos de vacas hiper flacas y que la capacidad de innovar a la hora de representar mayorías estaba intacta en el peronismo.

Para ello se organizaron durante los últimos quince días en las intendencias, en las provincias y a través de plenarios de zoom a lo largo del país las corrientes políticas que integran el Frente de Todos. Todo estaba listo para dar el paso que marcaría un antes y un después en la historia de la militancia peronista en una fecha tan sentida y en un momento tan necesario desde lo político.

Obviamente una movida de esta envergadura no pasa inadvertida ni en la oposición y sus contactos, ni tampoco en los enemigos de la región donde convivimos con potencias que no miran con simpatía el rumbo de las decisiones que toma la Argentina tanto en el plano interno como en el internacional.

Resulta inadmisible para el Gobierno cuando hay tanto en juego para consolidar el apoyo masivo y la unidad, que nadie se haya ocupado de garantizar el blindaje del sitio que cobijaría la multitudinaria movida, 750ctubres.ar y las aplicaciones conexas. Todo terminó en un suspiro, no pasó de una ilusión y las consecuencias altamente frustrantes. Los responsables (políticos y técnicos) de este descuido fatal, difícilmente tengan la explicación de la no protección de la jugada. Porque no la hay. Por más que el hackeo haya sido de una magnitud notable, el problema es previo, para decirlo de otro modo, el error es no haber previsto que las grandes acciones tienen grandes reacciones. Y mientras quienes idearon este movimiento no estaban preparados para garantizarlo, medio país esperaba ser partícipe de la fiesta.

Esto se solucionaba antes, pagando especialistas que sean parte del juego grande de la protección cibernética en el país y en el planeta. Los hay, son conocidos por todos, y saben cómo blindar casi cualquier tipo de ataque y tienen la tecnología y los contactos (adentro y afuera) necesarios para garantizar el éxito y evitar un fracaso tan grande como la expectativa creada.

Pareciera que cuando la mano viene torcida para el Gobierno, hasta las buenas ideas salen mal. Juegan las blancas, pero después mueven las negras, aquí alguien pensó (en algún sector de la cadena) que jugaba solo y voló el tablero por el aire. Y en esa movida, perdieron todos.

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