Tras el súbito ablandamiento que sufrió el corazón del presidente, que realizó una serie de concesiones a los perjudicados por las últimas medidas económicas que tomó, los inquilinos pidieron que se los beneficie con un paralelo congelamiento de alquileres.
En momentos en que los nuevos alquileres se estaban negociando con actualizaciones del 25 por ciento por semestre, mientras que la inflación medida de manera interanual (la que se calcula entre julio de 2018 y y julio de 2019) alcanzaba el 55 por ciento, la derrota del candidato gubernamental ante el Frente de Todos disparó una fuerte devaluación y, por lo tanto, altos picos de inflación y una disparada en los alquileres o, directamente, la suspensión de muchas negociaciones.
En este contexto, el presidente de la Federación Nacional de Inquilinos, Gervasio Muñoz, declaró que “las inmobiliarias y los propietatios frenan las renovaciones de alquileres para especular con precios mayores”, a la vez que le exigían una audiencia al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Ante la inminente ola de desalojos y rescisiones de contratos que podría provocar la crisis que se desató a partir de la derrota de Juntos por el Cambio, la Federación exigió “fijar el valor del canon mensual al valor del 1 de agosto y prohibir las rescisiones de hecho por desacuerdos en los valores hasta la sanción de una Nueva Ley de Alquileres”.
Mientras llega la respuesta del ministro del Interior, Rogelio Frigerio y del secretario de Vivienda, Iván Kerr, los siete millones de inquilinos que existen en la Argentina vivirán en la misma incertidumbre que planteara alguna vez el inefable Esteban Bullrich.
